acueducto del Torreón-Mariara
—¿Qué esperamos
congregados en el foro?
Es a los bárbaros que hoy
llegan…

 

Esperando a los bárbaros,
                                                 Constantino Cavafis

Escribo esta mirada crítica en torno al patrimonio local y sus alrededores en un momento histórico de suma tensión ante la amenaza real de una ocupación militar gringa de nuestro territorio. Resulta evidente que como antesala a la posible agresión, a través de la guerra cognitiva permanente por los diferentes medios, traten de acondicionar nuestras mentes con la aviesa intención de socavar nuestra moral, paralizarnos de miedo e iniciar una escalada hasta lograr el objetivo planteado.

No obstante la presencia amenazadora de buques, submarinos nucleares y miles de soldados norteamericanos apostados en Trinidad, frente a nuestras costas, el pueblo venezolano sigue en las calles, las plazas y los centros de abastecimiento en un ambiente de total normalidad.

A pesar de la intimidación ejercida continúan las celebraciones los fines de semana en los centros de diversión. Igualmente, la vida cultural no se detiene y todos los días hay la presentación de conciertos de música, estrenos de obras teatrales, inauguración de salones de arte, recitales de poesía, presentación de libros en las Filven de los diferentes estados y estrenos de películas de nuestra cinematografía.

 

DEL MISMO AUTOR: EDGAR CASTILLO SALAS: MI VIDA EN EL ARTE

 

Todo esto como si nada extraordinario estuviese ocurriendo, desafiando de esta manera la hostil realidad y marcando con nuestro ejemplo un precedente en el oscuro panorama mundial, como pueblo  que siempre ha estado en la vanguardia, marcando el camino hacia la victoria final.

En relación con el poema Esperando a los bárbaros de Constantino Cavafis (Alejandría, Egipto, 1863-1933), citado al comienzo del texto, pensamos que encaja perfectamente con la situación planteada, dado que describe una ciudad que se prepara para la llegada de invasores externos.

Costantino Cavafis-bárbaros

—¿Qué esperamos
congregados en el foro?
Es a los bárbaros que hoy
llegan…
 
—¿Por qué no acuden,
como siempre, los ilustres
oradores
a echar sus discursos y
decir sus cosas?
Porque hoy llegarán los
bárbaros y
les fastidian la elocuencia
y los discursos.
 
—¿Por qué empieza de
pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves
se han vuelto los rostros!)
—¿Por qué calles y plazas
aprisa se vacían
y todos vuelven a casa
compungidos?
Porque se hizo de noche y
los bárbaros no llegaron,
algunos han venido de las
fronteras
y contado que los
bárbaros no existen.
 
¿Y qué va a ser de
nosotros ahora sin
bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo,
era una solución.

 

 

Destacamos que el  término “bárbaro” tiene su origen en la Grecia antigua y puede tener varios significados, entre otros, se usaba para referirse despectivamente al “extranjero”, al “incivilizado”, a quien no hablara bien el griego, ni compartiera su lengua y su cultura, asociándolo con los vicios y la naturaleza salvaje que estos atribuían a sus enemigos.

También bárbaro era sinónimo de “balbuceador”. Hacía referencia al que hablaba de forma torpe, con repeticiones, de manera confusa. Se podría decir que tiene un origen onomatopéyico, representando el balbuceo que los griegos oían en los idiomas extranjeros: bla, bla. De allí el bar, bar, repetitivo, del término “barbaro”.

Los romanos lo utilizaron para referirse a los pueblos que entre los siglos III y VII invadieron sus territorios. A todos aquellos que no eran ciudadanos o no pertenecían a la cultura helénica, llámense persas, egipcios, judíos, sirios, galos y cartaginenses. El término fue cambiando y hoy día se refiere a todo aquello que represente lo fiero, cruel, criminal, inculto o enemigo de las instituciones

En este orden de ideas, la destrucción deliberada de bienes culturales conformados por los monumentos históricos, las obras de arte y los sitios arqueológicos, se considera un hecho propio de los bárbaros, un crimen de guerra y una forma de genocidio cultural que afecta la identidad, la memoria histórica y el sentido de pertenencia de un pueblo.

Es por esto que los ataques perpetrados contra el patrimonio, repetimos, van más allá de su destrucción material; son ataques contra nuestra memoria histórica, nuestra dignidad como pueblos y contra toda la humanidad. En los conflictos armados, las  agresiones al patrimonio se manifiestan como arma de guerra de destrucción intencionada o memoricidio, daño colateral o saqueo, los cuales violan el derecho internacional:

La destrucción  de los Budas de Bamyan en Afganistán, por los talibanes, en 2001; del museo de Bagdad en Irak, que sufrió el saqueo masivo de sus obras tras la invasión norteamericana de 2003; o más recientemente la destrucción total del patrimonio de Gaza representado por sus mezquitas, iglesias, museos y sitios arqueológicos, se considera parte de la guerra simbólica.

Es necesario diferenciar entre lo que conocemos como vandalismo y lo que conocemos como iconoclasia, porque a menudo solemos confundir estos términos:

El vandalismo es el daño al patrimonio sin un propósito claro, más allá de la destrucción en sí misma, por rebeldía, diversión, frustración o irrespeto a las normas establecidas, pero sin una motivación ideológica definida, sin intención de provocar un cambio en la sociedad.

No así la iconoclasia o iconoclastia que es el acto de rechazar, destruir o desvalorizar imágenes, íconos y símbolos que representen figuras de poder, creencias religiosas o valores culturales.

El término proviene del griego eikon (imagen) y klasis (romper), lo que literalmente significa “romper imágenes”. En el devenir histórico el término ha adquirido diferentes significados y se ha manifestado en distintos ámbitos, especialmente en el religioso y el político.

Actualmente la iconoclasia va más allá de la destrucción física de imágenes, abarcando la crítica y rechazo a las representaciones y símbolos dominantes, así como la creación de nuevas narrativas que desafíen el sistema imperante, las estructuras sociales o las narrativas históricas.

Según el ICOM (Consejo Internacional de Museos), “la destrucción deliberada del patrimonio cultural es un ataque ilegal al pasado y al presente de la humanidad, ya que cada pueblo aporta su contribución a la cultura del mundo”. Para ello la Convención de La Haya de 1954 tiene previsto proteger el patrimonio cultural durante conflictos armados, y la Resolución 219 del Consejo de Seguridad de la ONU implementa las respectivas medidas.

Al respecto, recordamos que en 2007 nuestro fondo editorial publicó El museo II de Aquiles Ortiz (Venezuela, 1946), crítico de arte, ex director del MACMA, ex docente de la Escuela de Artes Visuales “Rafael Monasterios” de Maracay y miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA) y del ICOM, donde pudimos compartir con el autor, entre otras cosas, su preocupación por el saqueo sistemático de las obras de arte y tesoros arqueológicos de Asia, África y Latinoamérica, los cuales son adquiridos  por los grandes museos de Europa y Estados Unidos.

Esto llevó al polémico escritor a plantear, irónicamente:

 

Si llegasen a prosperar las observaciones y recomendaciones emanadas por la Unesco y el ICOM, las salas de los mal llamados “grandes museos” europeos y estadounidenses, se quedarían solo con “aire” en sus espacios, en pocos días…

 

Una vez hecho este breve recorrido por el ámbito patrimonial cultural, más allá de nuestras fronteras, queremos compartir nuestra preocupación relacionada con algunos hechos sucedidos con el patrimonio cultural del municipio Diego Ibarra, haciendo las veces de voceros del colectivo con el objeto de exhortar a las autoridades a realizar los correctivos necesarios.

Ateneo Mariara-oficina recaudadora de impuentos

En esta entrega nos abocaremos primeramente a tratar lo relacionado con la desaparición de un bien patrimonial cargado de historia, como lo fue, en su momento, el Antiguo Ateneo Municipal, obra ejecutada por la Fundación Pro-Mariara e inaugurada el 17 de abril de 1986 por el Concejo Municipal, durante la primera gestión del alcalde Jaime Oramas, según reza en la placa adosada a sus paredes externas.

Este monumento arquitectónico fue demolido arbitrariamente en la primera década de este siglo por la administración del entonces burgomaestre, siguiendo, tal vez, el consejo del dramaturgo nazi Hans Johst, quien en su obra teatral dedicada a Hitler, con motivo de su cumpleaños, utiliza la famosa frase, falsamente atribuida a Goebbels: “Cuando escucho la palabra cultura, saco la pistola”.

Lamentablemente, la cultura casi siempre ha sido vista como prescindible, desdeñable y hasta peligrosa por la mayoría de los gobernantes, muestra de ello es el hecho de haber convertido recientemente este importante ícono cultural en una oficina recaudadora de impuestos, ante el asombro y la impotencia del sector cultural que hace vida en Mariara.

Para resarcir el daño patrimonial cometido sugerimos que en los espacios que hacen las veces de estacionamiento se erija una edificación donde funcione nuevamente este ente cultural.

Es importante destacar que ese espacio sirvió para la presentación de variadas actividades culturales, políticas y sociales, graduaciones, sesiones solemnes, encuentros corales, festivales de música, presentaciones del  Teatro de la Tercera Edad y de agrupaciones dancísticas de larga trayectoria, como Danzas Mariara y Danzas Natanahel. Además de exposiciones de arte, presentación de libros y Encuentros con reconocidos poetas nacionales e internacionales.

En la década de los noventa, por esta suerte de ágora ateniense, pasaron los destacados poetas Rafael Cadenas, Eugenio Montejo, Reynaldo Pérez Só, Luis Alberto Crespo, Alejandro Oliveros, Adhely Rivero, Carlos Osorio y Harry Almela, entre otros.

Asimismo por su auditorio desfilaron músicos como Otilio Galíndez, compositor, cantante y poeta, Premio Nacional de Cultura 2001, mención música; Wilfredo Carrizales, poeta, narrador, traductor, sinólogo y agregado cultural de la embajada de Venezuela en China; Keshava Bhat, políglota (hablaba 17 idiomas), doctor en botánica y biología, considerado el padre del naturismo tropical; y Héctor Espinoza, docente universitario y budista zen.

Finalmente, resulta oportuno mencionar una anécdota personal que viene a mi memoria, relacionada con las preguntas realizadas hace algún tiempo, por quien suscribe, a los estudiantes de pregrado de la cátedra de Historia del Arte, especulando acerca de la importancia del patrimonio cultural local en nuestro imaginario colectivo.

La actividad consistía en plantearles qué pasaría si alguno de ellos al ausentarse del país durante cierto tiempo, al retornar  se enterara por sus propios medios que los monumentos públicos de la ciudad, como la Catedral, plaza Bolívar, Centro de Artes Vivas Alexis Mujica CAVAM, Museo Casa de La Estrella, Museo de Historia Casa Páez, Casa Pocaterra, Museo de arte Valencia MUVA, Palacio de Los Iturriza o Quinta La Isabela, hubiesen desaparecido.

Entonces, dábamos por sentado que lo embargaría un sentimiento de extrañamiento, de destierro, al no poder reconocer a su amada ciudad, porque el patrimonio cultural que la identificaba había desaparecido y ahora tan solo quedaba su nombre.

Todo su imaginario había sido borrado, y la ciudad tal como otrora la conoció ya no existía, ahora solo era un vago recuerdo en su memoria…

(Continuará). ¡Saludos, Poetas!

 

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Mohamed Abí Hassan-taller de cine-Edgar Narváez

Mohamed Abí Hassan (El Tigre, 1956). Poeta, artista visual y editor independiente. Licenciado en Educación, Mención Artes Plásticas (cum laude), por la Universidad de Carabobo (UC). Ha ejercido la docencia en la UC y en la Universidad Arturo Michelena. Ha sido colaborador en las revistas Poesía y La Tuna de Oro (UC). Primer Premio II Bienal de Literatura Gustavo Pereira, Mención Poesía 2013; Primer Premio IV Bienal de Literatura José Vicente Abreu, Mención Poesía 2016; Primer Premio Concurso Nacional del II Festival 3.0 de Historias Comunales Ramón Tovar (2022).

Formó parte de la Comisión Rectoral del Encuentro Internacional de Poesía de la UC. Coordinó el Taller de Formación de Cronistas Comunales en Mariara, estado Carabobo, auspiciado por el Minci, la Revista Nacional de Cultura y el Centro Nacional de Historia. Actualmente se desempeña como facilitador de talleres de iniciación en la creación literaria, así como talleres sobre patrimonio histórico.

 

Ciudad Valencia / RN