Michelle Bachelet

En 1972, en la ONU, Allende dijo: “resulta tanto más doloroso tener que venir a esta tribuna a denunciar que mi país es víctima de una grave agresión. El imperialismo y su crueldad tienen un largo y ominoso historial en América Latina, somos víctimas de una nueva manifestación del imperialismo. Más sutil, más artera, y terriblemente eficaz, para impedir el ejercicio de nuestros derechos de Estado soberano. Esta asfixia financiera de proyecciones brutales, se ha traducido en una severa limitación de nuestras posibilidades de abastecimiento”.

Pocos le escucharon.

Un año después, 1973, bombardearon La Moneda. Asumió la presidencia Pinochet. Inició la más cruenta de las dictaduras.

Dos años después, 1975, senadores del Congreso de EEUU demostraron que la CIA participó en el golpe de Estado. Concluyeron que derrocaron un gobierno democrático para instaurar una dictadura.

Medio siglo después, 2019, resulta tanto más doloroso tener que denunciar que mi país, Venezuela, es víctima de la misma grave agresión.

Vivimos una situación económica y política, que sin llegar a ser una crisis humanitaria, se caracteriza por la dificultad para adquirir medicinas y algunos alimentos, así como el aumento acelerado de los precios. Las causas son las medidas coercitivas unilaterales e ilegales del imperialismo y los ataques a nuestra moneda que a la fecha nos han ocasionado pérdidas por más de 110 mil millones de dólares, equivalentes a 30 años de comida y medicinas para nuestro pueblo.

Al igual que en Chile, hemos sido víctimas de actos fascistas y terroristas. Recientemente sufrimos un blackout criminal que dejó sin electricidad, agua, combustible y comunicación a los 30 millones de venezolanos durante 4 días. Apagón similar al sufrido por el pueblo chileno el 14 de agosto de 1973. No es casualidad.

Señora Alta Comisionada para los DDHH de la ONU, los venezolanos no necesitamos ayuda humanitaria. Requerimos que el imperialismo levante el bloqueo financiero y comercial, cese el ataque a nuestra moneda y detenga los actos terroristas contra nuestro pueblo.

Reclamamos justicia.

Reconocer que estas acciones y manifestaciones del imperialismo son crímenes de lesa humanidad, sería un paso importante para la estabilidad y la paz mundial.

A respecto, la ONU tiene, desde hace décadas, una gran deuda.

 

 

 

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Pascualina Curcio 

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