José Ramón Rodríguez-opinión-Hugo Chávez-siembra

La impronta de Hugo Chávez, como líder nacional y continental, sigue siendo una verdad a pesar de los cambios ocurridos luego de su desaparición física. La elección de Chávez a la presidencia sucede en un periodo histórico favorable a los proyectos nacionalistas y democráticos en la lucha contra la dominación neoliberal y la hegemonía norteamericana en la región.

La coyuntura planteada fue una fase de nueva centralidad de lo político y la validez de nuevas propuestas que permitieran un umbral de protagonismo y potencial de los trabajadores y el movimiento popular en sus más variadas expresiones.

Hugo Chávez tuvo la osadía de poner en el tapete internacional un tema espinoso y crucial, el viraje hacia una política de resistencia e integración de la Nación Latinoamericana, soplaban nuevos vientos en el mundo y linealmente el pensamiento Bolivariano fue un huracán que reactivó todas las memorias fragmentadas, ante la imposición acelerada de la globalización como un natural mecanismo de seguir los mecanismos de la dependencia.

Un proyecto político en diálogo permanente con el pueblo y en confrontación sistemática con el gobierno de Estados Únicos, pues a la larga o a la corta todo proceso anti-imperial entra en contradicciones con el Gran Hermano Caín del Norte.

Venezuela Potencia a través  de la renta petrolera para posicionar organismos regionales de intereses comunes, la masificación de las misiones sociales ante la embestida política económica de la burguesía venezolana y el capital extranjero.

Foros, encuentros internacionales, movilizaciones, debates de propuestas y programas de luchas, declarar el socialismo del siglo XXI, soberanía seguridad y defensa, sin entrar en mayores indicadores es el Chávez que la mayoría recuerda y, sobre todo, aquella intervención en el Poliedro de Caracas del 2007 cuando hablaba del PSUV:

 

«Una maquinaria que debe crear espacios para el debate permanente, que debe aceptar distintas corrientes dentro de ella misma –dije corrientes, no dije sectas ni fracciones caudillescas».

 

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Luego agregaría: «Una organización que consulte permanentemente a las bases populares, a las multitudes para que nunca pierda el impulso, el nervio y el palpitar del corazón del pueblo».

Cuando Chávez enfatiza, en el acto de juramentación de los Propulsores, en abril del 2007: «Aquí se viene sin chatarrería de ningún tipo… aquí todos somos iguales», invocaba al mejor de los legados políticos superando la división entre dirigentes y dirigidos para mandar obedeciendo al pueblo soberano.

Hasta la victoria siempre, compañero Presidente Chávez.

 

José Ramón Rodríguez (Entre luces y sombras) / Ciudad Valencia