Amanecí de Samba pésele a quien le pese es una crónica rebelde y disconforme con el despropósito del entorno. Por eso hay que cantar. JCDN.

Buscando empinar el ánimo este inicio de año, por demás tocado por lo tragicómico, he descubierto que las circunstancias afortunadas de mis afectos me han llevado a amanecer de samba y no de bala: que me perdone el poeta combativo que sigue siendo Víctor Valera Mora.

Todo se debe a mis amigos [familiares verdaderos] que me han auxiliado estos días, no en balde las peripecias de mi entorno micro y macro cefálico, si hablamos de la cabeza de Valencia y el país como depositario duplo de un estado mental integrado que oscila entre el Amor Loco y la disociación.

En mi conserjería que deviene –por fortuna- en período vacacional de una alegría rara, compulsiva y rebelde, me he reconciliado con la samba de viejos y nuevos conocidos que me ha provisto una magnífica cortina musical en este Apocalipsis de un cuarto de hora  [en falsete] con el que nos quieren reducir a la Nada.

Tenemos a Cartola, con su empecinamiento en superar a guitarrazos un contexto poco propicio, pleno de violencia en la penitenciaría de adentro y afuera. Sonreír para no llorar es artilugio mágico y válido a tales efectos [Preciso Me Encontrar], pues le da la cara a la crueldad del mundo [O mundo é um moinho] que guillotina o muele a los más desafortunados.

A pesar de la vana gloria de mandatarios sonsos, podemos cantar la samba de Chico, A pesar de você, como una poderosa contra. O que la poeta y cantante Ana Carolina Saavedra, me acompañe con su voz de amoroso portento los compases pícaros de Aguas de Março: Ella, jugando a ser Elis Regina y yo a impostar con la mía –bien ronca- a Tom Jobim. El bossa nova es un género musical que convoca a los que cantan bien y a los que desafinamos en un amor comunitario.

 

 

 

 

Para vapulear a la Villanía hasta el llanto histérico y la dentera, dispensen mi terquedad amatoria, no desmayemos ante la brutal crueldad del mundo.

Si el dueto entrañable y simpático de Elis Regina y Tom Jobim no les ha sacudido la depresión, siendo un clásico ansiolítico y optimista, les receto una pieza deliciosa que nos induce a amar la belleza escondida del mundo centrada en el paisaje y en nuestro prójimo: Samba da Utopia de Jonathan Silva que homenajea a Marielle Franco, la garota activista de los derechos humanos en Brasil, a quien sus asesinos no lograron exilarla de nuestra memoria enternecida.

 

 

Qué decir de Maria Rita, esa ráfaga de mulher –maravilla amazónica-, gozando su Coração a Batucar: Otra batucada para decirnos sí, diciéndole no al despropósito que pretende asediar el corazón valiente que permanece latente en nosotros. Descubrimos a esta preciosura de cantante en la suya. Quien no baile esta samba, es un cadáver insepulto [ya saben quiénes son los zombis, Bolsonaro y su grey conserva-duros que no paran de sufrir].

 

 

No importa este circo que nos arrebata el pan, para beneplácito de pocos y miseria del resto, la gran mayoría.

No importa que los burócratas sobrevivan en sus madrigueras, caiga quien caiga, pues serán cada vez más insoportables.

No importa que los mercaderes del templo y sus alrededores ejerzan la usura a risotada batiente.

Pues tenemos a nuestro alcance la Poesía, la Sabiduría, la Rebeldía y la Utopía de nuestra parte. Que nos digan locos o bañados en mosto, si nos amamos sin parar y así construir un continente liberado.

Amanecí de Samba pésele a quien le pese

 


 

 

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José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

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