En el presente artículo trataremos de entender la conexión de las ánimas, con un árbol muy conocido en nuestra región, llamado la Ceiba, y como esta se ha convertido en la principal herramienta donde se evidencia la presencia de dichos espíritus.

Para esto, el profesor de geografía e historia José David López, Miembro Correspondiente de la Academia de Historia del estado Carabobo, miembro de la Sociedad Bolivariana del estado Aragua y profesor ordinario del área de investigación de la Universidad Pedagógica de Maracay, nos dará luces de cómo entender dicho comportamiento sobrenatural basado en ciertos hechos históricos.

 

El Ánima, en la doctrina católica significa, el alma de una persona, especialmente la de los difuntos que están en el purgatorio, y que cuando son vistas en el plano terrenal, son consideradas ánimas en pena, porque no han alcanzado la gloria.

El motivo de sus apariciones, algunos aseguran, que es por las circunstancias en las que murieron. No necesariamente tuvo que ser violenta, el punto erradica que esa ánima no descansará en paz, porque no encuentra la gloria del descanso eterno.

Curiosamente este tipo de eventuales sucesos paranormales se escuchan en los diferentes pueblos y ciudades de todos los países, y nosotros no somos la excepción.

 

Tras una entrevista realizada en la plaza Bolívar de Maracay, en el estado Aragua, el profesor comenta que su experiencia en el campo de observación de la geografía, comenzó cuando en 1995 trabajaba en algunos pueblos de la región llanera del país, donde en reiteradas ocasiones escuchó los comentarios de ciertas personas, diciendo que en los árboles de ceiba se veían ánimas.

Esto lo motivó realizar varios estudios para conocer el método de enjuiciamiento y fusilamiento durante aquel período de guerra independentista de Venezuela, y descubre que desde 1814 comenzó a ser muy común dejar colgados o ahorcados a personas a las orillas de los caminos en árboles de Ceiba.

Dichos cuerpos eran abandonados en las trochas, con el propósito de sembrar miedo en el ejército enemigo que pasara por allí.

Posteriormente entre el año 2001 y 2002, el profesor José David López, realiza un recorrido por el antiguo camino de Caracas a la Victoria, sendero cruzado por el ejército del General José Félix Rivas durante la recordada batalla de La Victoria el 12 de febrero de 1814.

Del mismo modo, realiza otro recorrido en el camino de Taguanes a Campo de Carabobo, y lo primero que observa en ambos trayectos, es su geografía, clima, y las poblaciones.

 

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Pero curiosamente la vegetación observada, coincide con los estudios realizados por el profesor Ramón Tovar, sobre la vegetación venezolana, y cómo la presencia de los árboles desaparece a determinada altitud, característica propia en toda la geografía del planeta tierra, sin embargo en estos caminos ciertamente desaparecen gran cantidad de árboles, pero se mantienen abundantemente los árboles de ceiba.

Es importante mencionar que cuando llegaron los españoles a estas tierras, lo primero que se percatan es la existencia de ciertos caminos o senderos.

Estas trochas que surcaban las montañas, fueron realizadas por nuestros aborígenes en tiempos precolombinos, y esas mismas trochas fueron tomadas por los españoles, modernizándolas para aquel momento, y que sirvió como desarrollo para las poblaciones que se levantaron a sus alrededores, promoviendo la economía y por supuesto la comunicación.

Con la llegada de los españoles estos caminos fueron fortalecidos, convirtiéndose así en las súper carreteras de aquel momento, que por supuesto muchos de estos caminos permanecen en los actuales momentos.

Estos árboles de ceiba, que se levantan a las orillas de los antiguos caminos, son árboles muy robustos que sin duda alguna soportan el peso de un hombre, y quizás esto, sea la razón del porqué los ahorcados eran guindados en árboles de ceiba.

 

Finalmente el profesor llega a la conclusión que, curiosamente la presencia de los espíritus o ánimas en los árboles de ceiba, puede ser debido a que en esos caminos predominaban estos árboles, (donde actualmente se evidencia) y que por esta razón, la ceiba era el instrumento más idóneo para exponer públicamente el cuerpo ahorcado de una persona, y de esta manera imponer el miedo y el terror al ejército enemigo.

200 años después, aún permanece en la memoria de los pueblos, y en las diferentes regiones del país leyendas de las diferentes apariciones de espíritus en dichos senderos, pero especialmente en los árboles de ceiba.

 

Aunque no hay forma de cómo explicar aquellos hechos paranormales de apariciones de espíritus, el profesor José David López asegura que los que creen que el ser humano es cuerpo, alma y espíritu, este último por diferentes razones permanece en medio de los vivos en cada momento, y que de una u otra manera intentan manifestarse a través de cualquier acción que por lo general suele ser perturbadora.

 

Diego Trejo / Ciudad Valencia