La fiesta de San Juan Bautista constituye una de las manifestaciones más importantes dentro del calendario de festividades nacionales venezolanas. Es por ello que dedicaré tres entregas a esta manifestación.
En esta primera entrega abordaré un acontecimiento significativo en el “Ciclo festivo alrededor de la devoción y culto a San Juan Bautista”, que ocurre al finalizar el mes de mayo, el día 31, y con la llegada del mes de junio del día 1; cuando a la media noche la Cruz cede su puesto a San Juan”, conocido como “La despedida de la Cruz” y “La aparición de San Juan”.
En la penumbra, la tenue luz de las velas baña en místico sortilegio el altar, que profusamente revestido con flores y frutos de la madre tierra, ofrendados a la Cruz de Mayo Bendita, sirve de magnífico escenario para que luzca esplendorosa, destacándose en su vistoso y multicolor atuendo, en el punto más prominente de la composición devocional, en ese agónico instante de su despedida.
Al caer la media noche, la expectante atmósfera, que presagia el momento esperado por todos los allí presentes, súbitamente se transforma, cuando el sonoro rugir de los tambores estremece el ambiente, haciendo sentir su primer repique; ipso facto, todo se ilumina, estallando la algarabía en contagiosa alegría: ¡Apareció San Juan!
Al toque del Sangueo ceremonial, al unísono, el colectivo en canto responsorial entona «El ave María», “¡Ave María, Juan, Ave María!”, y de inmediato el Santo toma debida posesión del altar, desplazando a la Cruz, pues ya ha fenecido mayo, el mes de su reinado. En sacra adoración, los devotos dedican recitativos en rogativas de salutación y agradecimiento, en versos interpretados a capella, denominados «Sirenas».
Este primer «Velorio» a San Juan recibe de sus practicantes y portadores patrimoniales varias denominaciones: “La despedida o tumbe de la Cruz» (hasta la media noche), «La aparición de San Juan», «La entrada del mes» (después de la media noche)…, marcando el inicio del recorrido festivo con la llegada de junio, el esperado mes dedicado al precursor de la venida del Mesías, el que instituyó el Sacramento del bautismo, precisamente bautizando a su primo-hermano Jesús en el río Jordán: “En el río del Jordán Mil maravillas se han visto, Cristo bautizó a San Juan y San Juan bautizando a Cristo».
Este acontecimiento trascendental y estas características de Juan el Bautista, unidos a su martirio al ser decapitado por Herodes Antipas (Tetrarca de Perea y Galilea desde el año 4 a. C), a solicitud de su sobrina Salomé, debido a intrigas forjadas por su esposa Herodías; quizás contribuyeron a que la Iglesia Católica sólo conmemore dos cumpleaños: El nacimientos de San Juan el 24 de junio y el de Jesús el 24 de diciembre.
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Estas dos fechas coinciden con los Solsticios de Verano e Invierno, es decir, con los dos puntos críticos en el curso aparente del sol cuando alcanza respectivamente la mayor y menor altura al mediodía, por la caída de sus rayos perpendiculares, de acuerdo a los grados de inclinación de la tierra, según el hemisferio donde nos encontremos ubicados; determinando la sucesión estacional e incidiendo en los Ciclos Agrícolas.
A San Juan Bautista se le rinde tributo en muchos países del hemisferio occidental, tanto en Europa (Suecia, Portugal, Irlanda, Italia, Alemania, España) como en Hispanoamérica (Brasil, República Dominicana, Cuba) de diferentes maneras y particularidades; en Europa han sobrevivido rituales y prácticas medievales, con dos elementos ancestrales fundamentales: El agua y El fuego, mediante el baño purificatorio, en los cursos de agua, en ríos y mares, así como en procesiones de antorchas y encendido de hogueras nocturnas a la media noche del 23 de junio (Víspera), saltando sobre ellas, individualmente o en parejas, en la creencia de “sacar» los malos agüeros.
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Euclides Rojas es licenciado en Pedagogía Alternativa, mención Desarrollo Cultural, por la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), también es promotor y animador sociocultural, además de productor nacional independiente y locutor. Es asimismo fundador, director y productor de la agrupación “Budare y Leña”, así como director operativo y especialista en Gestión Cultural de la plataforma Pensamiento, Patrimonio y Memoria del Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Entre otras organizaciones culturales, está vinculado con la Red de Patrimonio y Diversidad Cultural, la Red de Organizaciones Afro-venezolanas, y con los Portadores de Organizaciones de San Juan Bautista de Valencia (PORSANJUVAL).
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