Quienes auspiciaron la migración hoy atacan con xenofobia. La guerra de Cuarta Generación a la que ha sido sometida Venezuela, desde hace un poco menos de 20 años, ha tenido como objetivos de ataques la economía, las instituciones, la población, el gentilicio, el territorio y, por supuesto, la dignidad de la Patria.


Un importante porcentaje de la población venezolana se ha visto obligado, inducido, a migrar a países vecinos: Colombia, Perú, Chile, Argentina y Ecuador. No es casual que los gobiernos de estos países sean los principales ejecutantes de los planes de Estados Unidos para derrocar la Revolución Bolivariana.

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La temática de la migración venezolana ha sido muy recurrente en los últimos cuatro años, en la mayoría de los medios informativos y de propaganda de la región y del mundo. El enfoque no apunta a la novedad de que el venezolano y la venezolana no tienen una tradición de pueblo migrante. El enfoque sigue siendo desestabilizador, al dibujar “que el pueblo huye de la dictadura”.

Los primeros cantos de xenofobia estuvieron en Cúcuta y en el Norte de Santander. Ni el abandonado pueblo cucuteño, ni las mafias de contrabandistas y narco paramilitares estarían dispuestos a recibir un número indeterminados de migrantes venezolanos

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Migración mal calculada

Si el pueblo ha estado bajo el asedio de una guerra económica que ha venido creciendo en intensidad desde hace un poco más de diez años, el migrante venezolano, por su parte, el que se ha quedado en América Latina, ha sido el blanco de un ataque orquestado de xenofobia, desde los propios gobiernos, y de los pueblos receptores. Ataques reproducidos por las fuerzas mediáticas y exponenciados por la explosión de las redes sociales.


Desde Colombia, Perú, Ecuador, Argentina y Chile, pueblos conocedores en profundidad de las “bondades” de los regímenes dictatoriales, sus gobiernos y sus medios repiten el libreto redactado en Washington: los venezolanos se escapan de la crisis humanitaria creada por la dictadura.

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Este quinteto de países, tal como ocurre con la oposición venezolana, se enreda en sus propias contradicciones. Alentaron, promovieron y facilitaron la oleada de venezolanos y venezolanas; tal vez convencidos de que el fin del régimen era inminente. Pero los cálculos no incluían la fuerza de dignidad del pueblo, ni incluían los alcances que tendría la alianza cívico-militar establecida en la Patria de Bolívar.


Entonces Colombia y los colombianos, Perú y los peruanos, Ecuador y los ecuatorianos, Chile y los chilenos y Argentina y los argentinos descubren que una masiva migración venezolana, que no tiene límite en cantidad ni tiempo, llevaría a agravar sus crisis de desempleos y de servicios en todos los órdenes.

Propaganda anti venezolana en Cúcuta

Los primeros cantos de xenofobia estuvieron en Cúcuta y en el Norte de Santander. Ni el abandonado pueblo cucuteño, ni las mafias de contrabandistas y narco paramilitares estarían dispuestos a recibir un número indeterminados de migrantes venezolanos aupados por una propaganda que los inducía a establecerse fuera de sus fronteras.

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En Cúcuta, particularmente en el 2017, se organizaron, se promovieron marchas y eventos contra los venezolanos. El drama de miseria de gran parte del Norte de Santander se vino a agravar con el cuadro de grupos de venezolanos durmiendo y viviendo en campos y canchas deportivas.

Julio Borges: Venezuela es el foco de inestabilidad

Justamente, a principios de 2017, el militante de derecha y prófugo de la justicia venezolana, Julio Borges, hizo desde Washington un “ataque” a la migración. Tal vez era un mensaje a los gobiernos de derecha de la región para que fuesen selectivos a la hora de darles ingreso a venezolanos y venezolanas.

los cálculos no incluían la fuerza de dignidad del pueblo, ni incluían los alcances que tendría la alianza cívico-militar establecida en la Patria de Bolívar


Borges sostuvo ante la mediática global que la migración venezolana se ha convertido en un “grave problema social y una enfermedad contagiosa para muchos países vecinos como: Brasil, Chile, Argentina, República Dominicana, Colombia o Panamá”.


Fue muy preciso al sostener que la migración venezolana “solo ha llevado crimen organizado, militarismo, paramilitarismo, tráfico de drogas y terrorismo” a estos países, por lo que pidió, frente a las cámaras y periodistas, que los gobiernos del hemisferio actuaran contra su propio país.


“Venezuela hoy es el foco de la inestabilidad y de todo lo que significa la degradación social, que puede ser una enfermedad contagiosa en toda América Latina”, cerró su intervención.

Xenofobia explosiva

El protagonismo de Perú contra Venezuela, se inicia con el mandato del “estadounidense” Pedro Pablo Kuczynski, quien hizo la tarea de reunir gobiernos dóciles a Washington y de allí se inicia el llamado Grupo de Lima, mejor conocido como Cartel de Lima.


Precisamente ha sido Perú el país del que se han reportado la mayor cantidad de hechos violentos contra los venezolanos migrantes. Ante la gravedad de las últimas denuncias y por las trabas puestas por el gobierno de Lima para impedir la repatriación voluntaria de venezolanos con el Plan Vuelta a la Patria, el gobierno del Presidente Nicolás Maduro expresó su repudio a los actos de xenofobia, agresión y persecución que han sufrido algunos migrantes venezolanos en suelo peruano.


El Ministerio de Relaciones Exteriores denunció que el gobierno de Martín Vizcarra, hoy destituido en medio de una crisis política, viola e incumple sus responsabilidades internacionales. Aseguró que promueven y permiten actos de segregación y xenofobia en contra de quienes han ejercido su legítimo derecho a la movilidad humana.


Perú, Colombia y Ecuador son tres de los países de la región que han recibido al mayor volumen de venezolanos que abandonaron el país en los últimos años, como consecuencia de la situación del país. Lima ha sido en las últimas semanas una ciudad donde en las calles se ven grafitis con la frase “Fuera venecos”.

Las redes promueven eventos sangrientos

Usuarios de internet viralizaron un video en el que se observa a integrantes del movimiento nacionalista de Perú “Etnocacerismo”, identificándose como oficiales del Ejército de ese país para anunciar supuestas medidas como el cierre de sus fronteras para evitar el ingreso de los venezolanos.

Las redes sociales han jugado papel vital en la reproducción exponencial de las acciones xenofóbicas contra los migrantes venezolanos


La situación para los venezolanos en Perú es cada día más difícil. La frontera está cerrada para quienes no tienen visa desde el pasado 15 de junio y el gobierno anunció controles más rigurosos e incluso posibles deportaciones.


Los eventos dejan al relieve preocupaciones que no son para desestimar. Se han visto imágenes, desde las redes sociales, de autoridades actuando contra ciudadanos venezolanos que presuntamente habían cometido delitos, pero también contra venezolanos en actividades económicas informales u otros en situación económica vulnerable o de calle.

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Las redes sociales han jugado papel vital en la reproducción exponencial de las acciones xenofóbicas contra los migrantes venezolanos. Es aquí, en estas redes, donde han aparecido ocurrencias que promueven, no sólo marchas y agresiones contra los venezolanos, sino que han llegado a evocar episodios sangrientos de la Alemania de los años 30 contra las comunidades judías.

William Hernández/Ciudad VLC

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