¡Hay que enterrarla, ya se murió! Es lo que se escucha de manera unísona, al ritmo del tambor, desde el comienzo de la marcha, que se inicia, exactamente, a las doce del mediodía de cada Martes de Carnaval, en medio del entusiasmo generalizado de la multitud que se concentra en el barrio San Millán, asentado a la entrada de la ciudad de Puerto Cabello, donde se celebrarán en esta oportunidad 147 años del tradicional Baile de la Hamaca.

 

Unos guías sostienen los garrotes de vera y son los responsables de dirigir el paso de  las personas, que aumenta en número en la medida que se intensifica el recorrido que se hace cada año, por diversos sectores, luego retornan al lugar de partida donde se cumple el entierro.

 

En San Millán de La Macolla, como le dicen sus habitantes más arraigados, la festividad comienza a la medianoche del Lunes de Carnaval. Se hace el compromiso por parte de los asistentes y exactamente, en la esquina de Los Templados se da el grito entre los asistentes “Ya se murió, ya se murió…”.

 

Durante la víspera, los días sábado y domingo, se hace el intenso trabajo de elaborar la hamaca.  Una festividad que culmina  al filo de la noche del Martes de Carnaval cuando se procede a “enterrarla”.

 

Los hombres que participan en el desfile visten camisas de distintos colores, otros están con parte del dorso descubierto y las mujeres con vestidos diseñados con amplios coloridos, dibujos de flores y los rostros de los presentes pintados de negro, azul, rojo y verde.

 

Baile de la Hamaca en Puerto Cabello. Ciudad VLC

 

Las camisas, con las cuales visten los participantes carecen de botones y por lo tanto deben sujetarlas a la altura de la cintura y de acuerdo a la tradición, quienes utilicen la respectiva vestimenta abotonada debe entregarla a los participantes de la festividad y es lanzada en medio del público asistente.

 

A la par, la mayoría de los adultos, jóvenes, tanto hombres y mujeres comparten diversas bebidas que estimulan las horas  de la prolongada caminata, que se hace en medio del radiante sol caribeño. Una de las bebidas preparadas en la localidad es la conocida como Pepa e’ Burra.

 

Número de visitantes aumenta cada año

La celebración de la noche del lunes se da inicio con la llegada de visitantes, amigos y habitantes de San Millán. Cada año aumenta el número de personas, que se calculan en unas dos mil. En vista del incremento de visitantes, los organizadores cierran el paso de vehículos para permitir con libertad el paso peatonal.

 

Dan comienzo a los preparativos para el velorio en la casa de Viviano Pitre, ya fallecido, descendiente de familiares nativos de la isla de Curazao.

 

La Hamaca está confeccionada con retazos de tela, los cuales son recubiertos con una sábana blanca, que es adornada con flores de varios colores y se cuelga sobre dos palos de vera, de unos tres metros de largo que es cargada por lo general por mujeres residentes de la zona.

 

Baile de la Hamaca en Puerto Cabello. Ciudad VLC

 

Al paso de los caminantes vibran los sonidos utilizando los cachos de ganado y el golpe de las veras que se unen al son de los tambores, la charrasca y el sonido que se hace con los platos de peltre y un instrumento del campo agrícola, como es la escardilla. Se intensifica lo sonoro cada vez que llegan a diversos espacios del recorrido y donde exhortan al entierro.

 

Una de las particularidades de la tragicomedia, que incluye danza, música y teatro es, de acuerdo a la tradición, el uso de «negro humo», un material en polvo que se obtiene en las inmediaciones de los muelles de Puerto Cabello, que mezclado con grasa, es utilizado en los rostros de hombres y mujeres participantes en la actividad.

 

Los tambores utilizados provienen del árbol del aguacate, según lo referente a la costumbre porteña, por ser de mejor sonoridad. Son procesados con cuero de chivo que es sujetado con un bejuco que sirve de  prensado y otro para sujetarlo.  Los cachos son procedentes del matadero que existía años atrás, en los espacios donde hoy está activa la sede del Cuerpo de Bomberos.

 

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Nathaly Bustamante ex directora del Ministerio del Poder Popular para la Cultura en el estado Carabobo, destaca que se trata de una tradición centenaria, que se ha fortalecido cada año y que suma a millares de personas que asisten al final de los carnavales al Baile de La Hamaca.

 

Las primeras familias

Hernán Villanueva, director e integrante del Grupo de Tambores de San Millán y miembro de la Fundación Baile de La Hamaca, recuerda que las primeras familias que dieron inicio a la manifestación cultural fueron los Pitre, Dwuentd, Escorihuela, Quinindongo, Foronieis, entre otras, originarias de Curazao y que se establecieron en el sector.

 

Manifestó que fundaron el primer barrio en Puerto Cabello y tenían como lengua el papiamento. Se establecieron en vista del comercio, sin dejar a un lado el contrabando, que existía con la vecina isla y los productos llegaban por Playa Blanca, a unas cuadras del lugar donde residían.

 

Dijo que el Baile de la Hamaca es Patrimonio Histórico de Carabobo y el Caribe y señaló, que “apenas existen en el continente dos manifestaciones mortuorias, como son Joselito Carnaval, en Barranquilla (Colombia) y El Baile de La Hamaca en Puerto Cabello”.

 

Sobre la tradición, comentó que se une una amplia representación cultural, como son la danza, el baile, teatro y la música para resaltar a una persona muy querida de la comunidad y donde las mujeres lloran desconsoladamente y los hombres entran en celos.

 

Sobre el velorio explicó sobre el uso de sábanas blancas, porque son las que indican que una persona está muerta, porque cuando son de colores diversos, representan a una persona herida o enferma.

 

“Todos los participantes en la festividad se integran”, agregó, tras informar que la referida manifestación cultural se ha llevado representativamente a países como Vietnam  Alemania, Jamaica, Cuba, Curazao, República Dominicana, Colombia, Argentina, entre otros países latinoamericanos.

 

Orígenes del Baile de la Hamaca

Para el escritor e historiador porteño, Asdrúbal González, el origen del Baile de La Hamaca no es de Curazao, por cuanto, las investigaciones realizadas determinan que no es una manifestación originaria del África sino de Holanda y de la Península Ibérica “y tiene que ver con el Entierro de la Sardina, con la que se anuncia el fin de los carnavales en España”.

 

A través de Curazao llega a Puerto Cabello, donde se arraiga, afirmó González, quien cada año asiste a la celebración del baile.

 

Representa la fertilidad

Según Antonio Saraullo, porteño y promotor cultural, la manifestación representa la presencia de una persona masculina, la fertilidad y quien fue conquistador de varias mujeres “orgullo de nuestro sincretismo religioso, porque está el enlace negroide y europeo”.

 

Edgar Castillo, habitante de San Millán dijo que se trata de una tradición ancestral “que nunca va a morir, porque cada año se suman niños, niñas y jóvenes”. Refirió que el barrio lleva el nombre de un santo, como es San Millán de La Macolla.

 

El baile se desarrolla siempre con pasos hacia adelante y no hacia atrás. El recorrido y regreso a San Millán, hasta la Casa del Tambor, se realiza por vías diferentes, porque se  tiene la creencia espiritual, que la hamaca recoge las malas energías y una vez que culmina la fiesta de carnaval son acumuladas hasta que se lleva hacia su elevación.

 

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El baile que se considera la dramatización del arrebato de celos que sufre un negro en un entierro, cuando descubre la infidelidad de su mujer precisamente con el muerto, se ha extendido, en años más recientes, a las poblaciones de Diego Ibarra y San Joaquín en el mismo estado Carabobo.

 

Siguen la misma costumbre donde se reza, se toma café, licor, se cuentan chistes, se tocan tambores y las mujeres lloran.

 

Este año, como es tradicional, habrá la festividad que reúne a centenares de personas, muchas de ellas procedentes de otras regiones del país y del extranjero.

 

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Ciudad VLC/Gabinete de Cultura

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