BARCA DE PAPEL (24): ANTONIO TRUJILLO

Barca de Papel (24): Antonio Trujillo se refiere a “Malvasía”, su poemario más reciente publicado por Acirema en el año 2017. JCDN.

El poeta y cronista Antonio Trujillo

Malvasía (Acirema, 2017) es el poemario más reciente del poeta y cronista Antonio Trujillo. Su decir poético, desde siempre enclavado en la sencillez, nos vuelve a conmover al punto de despertar la alegre y concentrada pulsión por la vida. En este caso, el mar es el motivo de este intenso trabajo escritural. Las uvas blancas son la materia prima de un milagroso y aromático vino. Nos complace el diseño del volumen y, sobre todo, la hermosa fotografía de Fina Gómez que obsequia la portada: Nos sugiere las embarcaciones desgastadas, podridas y bellas de Ledo Ivo en su natal Maceió.

La diafanidad e inmediatez del discurso, en la que prevalece la brevedad del verso, se asimila a objetos primarios como las aves, los árboles, las barcas de cedro y el paisaje boscoso y marino como si se tratase de un diálogo natural y, si se quiere, místico. La oralidad, elemento distintivo de la escritura polifónica y transgenérica de Trujillo, nos vincula con la lengua del pasado difuminado y la convulsiva actualidad.

LEE ESTOS DOS POEMAS DE ANTONIO TRUJILLO

La paisajística se convierte en locación propiciatoria para el ejercicio sagrado y auténtico de la memoria. Bien sea el catolicismo de catacumbas de la abuela que escarnece al Taita fascista, o la musicalidad que involucra la crónica y la microhistoria en el poema “El cautivo”. El oficio poético del Decir se emparenta con la orfebrería y la carpintería: Se amarran con la sirga la tradición y la renovación como si fuese un barco construido y calafateado por José y Jesús obreros.

Otro poema de Antonio Trujillo a manera de póster

“Cernícalo”, esa pequeña ave rapaz, se suma al Bestiario íntimo del poeta ávido del vuelo imaginativo y libertario, procurando astillar el entorno y recomponerlo en la luz reveladora de la zarza ardiendo que le procura el alimento, sea un saltamontes o un pequeño mamífero. La festividad costeña y tamborera de San Juan, sugiere sin ruido (valga la paradoja) el milagro de Caná: el mosto de malvasía ameniza una atmósfera celebratoria de un simpático cristianismo con substrato panteísta y mestizo.

El ars poética, brillante en la tradición lírica castellana y galaico portuguesa, se nos presenta varias veces importunando la cotidianidad con sus giros lúdicos. Desde “Malvasía”, poema eje del conjunto con su sazón marina y alumbrada de la Palabra, hasta la paisajística de ébano de “Trinidad” que reivindica el asombro de vivir: “la dicha y el mar / suenan en otra lengua”. En “Borburata”, el luminoso pelícano de madera está siempre dispuesto a “llevar / y traer palabras // islas // pájaros”: Vindicación de la poesía fundacional por vía de la enumeración originaria que recrea el mundo con el Verbo, tal como lo expone Juan en su evangelio, el más poético de los cuatro.

El poeta Antonio Trujillo en un Festival Internacional de Poesía

Tomar el pulso del elemento agua, en especial cuando el afluente se fusiona con el mar caribeño, no tiene nada que ver con una poética naif. Por el contrario, nos remite a una estética contingente y rigurosa que colinda con la obra plástica de Armando Reverón y Bárbaro Rivas. La muerte o tala del árbol se dirige al vacío de la página por construir, eso sí, sin que se note la pluralidad ni la asimetría del alma. La angustia que esto implica, constituye la simiente de la poesía que toca al entorno y propugna sin protocolo la dignidad de la humanidad en sus fortalezas y vicios. Sólo así nos podemos explicar que “Canción de Mar” se nos antoje un soneto en miniatura que “torne este valle en otro cielo”.

“Gallos” consiste en un ejemplar (en la acepción cervantina) ejercicio del Bestiario de Dios: elogio amoroso y vitalista de los animales delatores del amanecer maravilloso, la negación del Otro e incluso el despropósito de nuestro alrededor: “oye / lo sagrado // y tiene Dios / por alto // su cresta // en oscura / rama”.

“El profeta”, más allá de sus connotaciones veterotestamentarias, juega a la transubstanciación del objeto poético que implica o sugiere en el estado anímico una cruz de cedro: “Viene en el metal / de unos lirios // y lo sigo // cuando levanta las manos / grita: ¡soy una cruz!”. La fe de Job, plena de contradicciones y dolor, es encarnada y palpable con los sentidos y la Palabra, ello sin apelar a abstrusos razonamientos teológicos.

Otro poema sobre las aves de riña, posee un doble sentido que va de lo político a lo ontológico: “y el guerrillero canta / se pierde en las entrañas // del ave”. En este punto, recordamos a Salomón de la Selva en su novela “La Guerra de Sandino o el pueblo desnudo” con su bestiario de zopilotes, guerrilleros y marines disputándose la selva y la tierra sin dar cuartel.

A la manera de los salmos de David y de Cardenal, Trujillo pone a dialogar a ateos voluntaristas y teístas en la sabrosura del verso breve: “Euforia y Nietzsche / decir a Dios sus cosas (…) / después a lijar lo borrado // el derrumbe del hombre”. La poesía transparente del Decir, no le escurre el bulto a la problemática que es la epistemología y la filosofía que encienden las mentes y las vísceras del Hombre.

Un poemario de Antonio Trujillo publicado por Fundarte

El discurso autorizado, farisaico y vertical de Poder es trizado en tiritas por la inmediatez insurgente del poema: “Los cronistas del rey se pierden”, cosa verificable en la Historia y, por supuesto, en las crónicas como género alternativo (¿se olvidaron de las de Orlando Araujo?). Las Cortes poseen como función envilecida la de pervertir al Príncipe, si lo sabrá Maquiavelo o Mariátegui. No podemos perder de vista la lectura crítica y polémica del poema dedicado a San Pablo: una cosa es el modo de vida religioso y otra la institucionalidad católica con sus  Papas conservadores.

En resumidas cuentas, este libro de Antonio Trujillo deparará a los lectores una experiencia enriquecedora cara a cara con la Poesía de a de veritas.

En Valencia de San Simeón el estilita, miércoles 20 de febrero de 2019.

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José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

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