Ángel Omar García González-Historia y memoria-4F-Hugo Chávez-rebelión militar
Ángel Omar García González: autor de la columna de Ciudad Valencia "Historia y Memoria"

Amigas y amigos constructores de sueños, forjadores de esperanzas: La batalla de San Feliz, ocurrida el 11 de abril de 1817, en la que el general Manuel Carlos Piar logró derrotar las fuerzas realistas comandadas por el general Miguel de la Torre, puede ser considerada el mayor triunfo militar que hasta ese momento había alcanzado el ejército patriota, situación que permitió dominar la rebelde provincia de Guayana, redireccionar el curso de la guerra, crear las condiciones que condujeron a la consolidación de la autoridad política y militar del Libertador y la reinstitucionalización del Estado, todo ello teniendo como base de operaciones la estratégica provincia.

 

Ventajas geográficas

El control geopolítico de la provincia de Guayana le otorgó al bando patriota unas condiciones muy favorables que hasta entonces no habían sido alcanzadas: por una parte, la presencia imponente del río Orinoco garantizaba cierta seguridad y estabilidad militar, pues la barrera natural que impone hacía imposible ataques sorpresivos y permitía una mejor organización militar. La navegabilidad del río hacia el este permitía una rápida y fácil comunicación con la zona nororiental del territorio y con la isla de Margarita, donde existían importantes bastiones republicanos, también posibilitaba establecer contactos diplomáticos, sobre todo con el Caribe inglés, además de concretar transacciones comerciales para el abastecimiento de armas y pertrechos.

Hacía el oeste, la navegabilidad de sus afluentes permitía una fácil comunicación con los llanos occidentales y el territorio neogranadino, un aspecto de suma importancia para el diseño de las acciones militares que vendrían a continuación. También hizo posible que Bolívar entrara en contacto directo con el general José Antonio Páez, un personaje a quien finalmente pudo conocer, en enero de 1818. Todo lo anterior estuvo facilitado por el control marítimo que la armada patriota, comandada por Luis Brion, ejercía sobre el imponente río.

Por otra parte, la provincia de Guayana era una zona rica en ganadería: vacuna y caballar, lo que garantizaba alimentos para las tropas y caballos para la guerra. Esta provincia destacaba desde el siglo XVIII por su potencialidad económica y las ventajas comparativas que ofrecía para la actividad comercial.

Según Mario Sanoja e Iraida Vargas: “El producto de los cueros y del sebo que se obtenía del ganado beneficiado en las misiones ascendía, anualmente, a 18 mil o 20 mil pesos. El total de cabezas de ganado existente en las misiones para 1774 se estimaba en más de cien mil, lo cual representaba un capital estimado de aproximadamente 300 mil a 350 mil pesos. Ya para 1811, los rebaños de ganado vacuno se calculaban en 200 mil reses, aparte de unas 80 mil cabezas de ganado caballar y mular, hecho que revestía gran importancia tanto para el comercio trasatlántico como para el abastecimiento de los vecinos de Santo Tomé de Guayana”.

 

Guayana nos ha dado gran reputación

Luego de haber dominado Nueva Granada en 1816, el general Pablo Morillo emprendió acciones contra Venezuela y desde Apure, en febrero de 1817, tomó otra serie de medidas para restablecer el orden en estos territorios. Al general Miguel de la Torre le encargó el control de la provincia de Guayana, a donde éste llegaría a finales de marzo, comenzando un progresivo desplazamiento por el territorio. Quizás el mejor y mayor conocimiento que del territorio y su gente poseía Manuel Piar, además de las labores de espionaje que emprendió, hizo posible que pudiera anticipar los movimientos enemigos, escoger el lugar del enfrentamiento y distribuir mejor el ejército.

Así, los patriotas no solo poseían ventaja numérica en el combate: unos 2.200 combatientes republicanos contra 1.180 monárquicos; también lograron una mejor organización en el campo de batalla: 1.800 hombres entre fusileros, flecheros y lanceros, y la caballería de 400 jinetes, distribuidos de la siguiente forma: Los fusileros y lanceros en la primera línea, los lanceros en la segunda y la caballería a los laterales. La derrota fue tan contundente que La Torre solo pudo retirarse con 5 oficiales y 100 efectivos de tropa.

Tras este resultado, consciente Bolívar de la importancia del triunfo obtenido y reconociendo los méritos de Piar, lo ascendió, el 12 de mayo, al grado de General en Jefe. Tras la victoria, el Jefe Supremo amplió su perspectiva de triunfo y su optimismo se hizo tan elocuente que, en carta fechada en agosto al Marqués del Toro afirmaba: “Esta provincia es un punto capital, muy propio para ser defendido y más aún para ofender… Además poseemos ganados y caballos: y como en el día la lucha se reduce a mantener el territorio y a prolongar la campaña, el que logre esta ventaja será el vencedor”.

Semanas más tarde, en septiembre, con el mismo arrebato de optimismo escribía al general Páez: “La posesión de esta importante Provincia nos ha dado una gran reputación, y ha aumentado extraordinariamente nuestra opinión entre los extranjeros, principalmente entre los ingleses… La facilidad, pues, de la conducción por el río, de cuanto necesitamos, asegura nuestros sucesos futuros y nos hace ver como cierta la absoluta independencia de Venezuela”.

 

LEE TAMBIÉN: «LAS CARRETERAS Y LA IDENTIDAD NACIONAL»

 

El punto de inflexión

El triunfo en la batalla de San Félix resultó definitivo para el curso de la guerra, no solo le otorgó el control de una importante porción del territorio rica en recursos y de gran importancia geoestratégica; también permitió que Bolívar avanzara en la consolidación de su autoridad política y militar, la cual logrará luego de la instalación del Congreso de Angostura en febrero de 1819. San Félix fue el punto de inflexión que marcó el curso de la guerra de independencia.

 

***

 

Ángel Omar García González (1969): Licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales, y Magister en Historia de Venezuela, ambos por la Universidad de Carabobo, institución donde se desempeña como profesor en el Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Educación. En 2021 fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Alternativo por la Columna Historia Insurgente del Semanario Kikirikí. Ganador del Concurso de Ensayo Histórico Bicentenario Batalla de Carabobo, convocado por el Centro de Estudios Simón Bolívar en 2021, con la obra “Cuatro etapas de una batalla”. Es coautor de los libros “Carabobo en Tiempos de la Junta Revolucionaria 1945-1948” y “La Venezuela Perenne. Ensayos sobre aportes de venezolanos en dos siglos”.

 

Ciudad Valencia