Christian Farías: El 6D: elección de la AN y plebiscito presidencial

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Esta semana de cierre de la campaña electoral de la Asamblea Nacional (AN) se llenó de nuevas y sorprendentes expectativas que seguramente han puesto en tensión a todas las fuerzas políticas de la República.

Por un lado, la oposición lanzó de nuevo su amenaza golpista encubierta con el gelatinoso manto del plebiscito presidencial, es decir, que el resultado electoral para elegir a los diputados y diputadas de la Asamblea Nacional, sea igualmente válido para decidir si el presidente de Venezuela sigue o no sigue en el Palacio de Miraflores.

Inmediatamente, Nicolás Maduro, con gran audacia estratégica, valentía política y autenticidad revolucionaria, aceptó el reto y dijo que sí; que si la oposición apátrida y golpista gana esta contienda electoral y pasa a controlar el Parlamento Nacional, él se va de la presidencia, entrega el mando y, en consecuencia, habrá que llamar a una nueva elección presidencial, tal como lo pauta nuestra Constitución.

Dada la inusual posibilidad de ese hipotético escenario, es importante examinar la coyuntura electoral, la correlación de fuerzas y los posibles resultados, dentro de los cuales se incluye ése que hipotéticamente ha anunciado la oposición.

¿Por qué y cuáles son las verdaderas intenciones que sustentan la propuesta de la oposición? Igualmente, ¿Por qué el presidente Maduro, muy lejos de rehuir la amenaza golpista, acepta el reto y pone ya su renuncia por adelantado? ¿Qué efectos tienen estos dos elementos en el pueblo elector? ¿En qué medida estos dos ingredientes contribuyen a la dinámica del proceso eleccionario? Para responder estas preguntas, es necesario referirnos, por lo menos, a dos elementos fundamentales de la coyuntura política interna.

El primero, corresponde a la consolidación definitiva del liderazgo nacional e internacional del presidente Nicolás Maduro, luego de haber derrotado al sector de la oposición que controla la actual y ya menguada y auto-destruida Asamblea Nacional. Esta solidez del liderazgo presidencial es fácilmente apreciable en el amplio terreno de lo político, lo militar, lo social, lo científico cultural, lo ético y lo moral. En tal sentido, el presidente Nicolás goza de total constitucionalidad y legitimidad incuestionables. Dos hechos, entre muchísimos más, ilustran claramente esta realidad.

El primero fue la convocatoria al Poder Constituyente para frenar el estallido de la guerra civil promovida por la oposición apátrida en clara obediencia al plan del imperialismo norteamericano para destruir nuestro país. El pueblo atendió a esa convocatoria del Presidente; y gracias a eso no estamos hoy en una guerra armada y autodestructiva.

El segundo acontecimiento es la declaratoria de la emergencia nacional médico-sanitaria, puesta en marcha por el Presidente, para enfrentar la pandemia del covid-19. En estos dos hechos trascendentales, queda claramente establecido el nivel de responsabilidad y compromiso, de capacidad de mando, de gerencia y de liderazgo de Nicolás Maduro Moros, a pesar y por encima de todo el sabotaje, asedio y ataques de los enemigos de la patria.

Esa es la verdadera realidad de la política social de su gobierno, en este caso, primero, garantizar la paz y la convivencia productiva del país; y segundo,  garantizar la eficacia en el cuidado de la salud médico-sanitaria de nuestro pueblo. El imperio necesita destruir esta realidad para reposicionar ideológica y políticamente su hegemonía en Venezuela.

El segundo elemento de la coyuntura interna se ubica en el terreno económico, dominado estructuralmente por los grandes monopolios, oligopolios y mafias del gran capital burgués pro-imperialista que, desde el golpe de Estado del 2002, han mantenido su estrategia y sus tácticas de ataque, saboteo y destrucción contra la actividad economía del Estado, del gobierno bolivariano y de los pequeños y medianos productores del campo y la ciudad.

El propósito de los monopolios, los oligopolios y las mafias es impedir la construcción y desarrollo del nuevo modelo económico nacional, independiente, soberano, al servicio del bienestar social de todo el pueblo, de la paz y la seguridad alimentaria del país, tal como lo contemplan la CRBV y los cinco objetivos históricos del Plan de la Patria.

Si en las elecciones parlamentarias del 2015, esas mafias impusieron la escasez de productos y las colas inmensas en los supermercados, de donde surgió su infeliz y demagógica oferta electoral de que esa era la última cola; ahora, han impuesto la escalada implacable del alza de los precios de todos los productos y bienes de consumo diario de la población, junto al alza del dólar no oficial, pulverizando con ello el valor del salario real de los trabajadores y la capacidad adquisitiva del ingreso familiar.

De manera que ahora, a diferencia del 2015, el centro del ataque económico es el salario, debilitado día a día por el incremento abusivo de los precios bajo el tutelaje del dólar ilegal. A eso se suman todas las formas de sabotaje de los servicios de electricidad, transporte, gas doméstico, agua, telefonía, salud, educación, etc.  Con todo eso se busca someter al pueblo a la pobreza extrema, el caos, la desesperación, la violencia y la guerra civil.

En virtud de que ese objetivo no lo han podido lograr, ni lo lograrán, todo ese ataque económico debe convertirse ahora en un inmenso descontento contra el gobierno de Maduro, traducido en votos a favor de ellos y en contra del chavismo. De manera que esa supuesta votación mayoritaria sería al mismo tiempo un rechazo a la continuidad del mandato presidencial; y por esa razón, adquiere el valor de un plebiscito que posibilita la salida no traumática de Maduro del palacio de Miraflores. Obedeciendo esa lógica, lanzan la idea de darle al resultado electoral del Parlamento, validez plebiscitaria contra el máximo líder del proceso revolucionario bolivariano.

Frente a ese panorama y haciendo gala de la mayor valentía y confianza en su pueblo, el Presidente acepta el reto y ha expresado públicamente que si la oposición apátrida, golpista y fascista, gana efectivamente la elección de la nueva Asamblea Nacional, él renuncia a la presidencia y se retira para su casa.

Por el contrario, si el bloque de la alianza PSUV—GRAN POLO PATRIÓTICO gana la elección, entonces él sigue en Miraflores en mejores condiciones y mayor fuerza para enfrentar y derrotar definitivamente la guerra económica, restituir el salario de los trabajadores, fortalecer de nuevo la capacidad adquisitiva de las familias y el estado de bienestar social de nuestro pueblo sobre la base del nuevo modelo económico productivo en construcción.

Todo esto indica que así como el Presidente ha hecho su trabajo de proteger la revolución y beneficiar al pueblo, por encima de las miles de dificultades, saboteos y ataques directos del enemigo; ahora le toca a la burocracia y a la maquinaria política electoral del PSUV y el POLO PATRIÓTICO, demostrar la calidad de su trabajo y su eficacia para garantizar la victoria necesaria en esta coyuntura histórica.

Si en la oposición están motivados a salir para votar porque ya Maduro aceptó irse si ellos ganan; de este lado nuestro, la motivación y la fuerza de pueblo debe ser muchísimo mayor para derrotar a toda la oposición, reafirmar y relegitimar a Nicolás en la jefatura del Estado, del gobierno y del partido.

 

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Con ello estaríamos rindiendo el mejor tributo al comandante Chávez porque fue él quien confió la continuidad de su obra en las manos de Nicolas; y efectivamente, Nicolas ha llevado palo parejo del imperio, incluyendo los atentados frustrados contra su vida y la vulgar y criminal cotización de su cabeza en miles de dólares por parte del defenestrado Donald Trump de la presidencia de Estados Unidos.

Para nosotros, si ya Nicolás derrotó y puso en la nada política, organizativa, moral y ética a la exdirigencia de la actual Asamblea Nacional, igualmente pondrá en su sitio a los nuevos agentes de la maldad que pretenden apoderarse de la AN para proseguir el plan golpista, apátrida y criminal contra la República y el proceso revolucionario bolivariano chavista.

Es la hora de otra gran batalla y nuestro comandante eterno nos mira con sus ojitos de pez, de pájaro, de viento y de horizontes eternos para guiarnos en el combate. Vamos juntos y de la mano con nuestro hermano Nicolás a decirle a Chávez: “Aquí estamos todos y nadie se rinde, tú eres el padre de este hermoso proceso que en nuestras manos no se ha perdido ni se perderá. La nueva Asamblea Nacional es nuestra como nuestra es toda la patria irredenta y bravía que sabe alzar su voz y empuñar sus manos cuando el llanto de sus hijos lo reclama”.

¡Nosotros venceremos!

 

Christian Farías / Ciudad VLC