Christian Farías: Poder comunal y democracia participativa y protagónica

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Por lo general resulta difícil comprender y valorar adecuadamente las nuevas realidades concretas de la historia, si no conocemos los elementos del contexto que las determinan y regulan. De allí que sea una regla conocer las lógicas y las dinámicas del pasado para poder entender los fenómenos del presente.

Nada surge de la nada, ni los fenómenos o realidades son absolutamente blancos o negros, sino degradaciones de grises, mezclas, combinaciones y síntesis que se configuran como tejidos policromáticos a la manera del arcoíris. El ser humano y sus circunstancias constituimos siempre realidades dinámicas y nunca estáticas. No somos simples ni unidimensionales; sino complejos y multidimensionales.

Sobre esas premisas ontológicas o filosóficas, podemos ubicar de manera esquemática el tema que hemos elegido, dada su importancia y actualidad. En tal sentido, debemos advertir que hablar del Poder Comunal y la democracia participativa y protagónica, no es cualquier trivialidad ni pérdida de tiempo; sino todo lo contrario.

Se trata de un reclamo y un compromiso histórico, de naturaleza sociopolítica, ética, moral y constitucional; enraizado en nuestras tradiciones y proyectado como modelo alternativo para superar las limitaciones y debilidades del presente, al tiempo que vamos construyendo el futuro.

Comencemos, entonces, por decir que durante los 40 años de la antigua democracia formal-representativa, no hubo un Presidente patriota, digno y revolucionario, ni existía el Poder Popular ni el Poder Comunal. En ella, todo el poder político y el control social los tenían las corporaciones capitalistas y los partidos burocráticos y corruptos que les servían como instrumentos para la dominación política, ideológica y organizativa del pueblo.

El marginamiento del pueblo en la paz de su pobreza y su miseria, o su aplastamiento mortal cuando reclamaba sus derechos, fue la receta paradigmática y constante de la democracia formal representativa, en su relación vertical contra el pueblo.

Las cúpulas del Estado burgués, sus partidos políticos, la clase capitalista, el Alto Mando Militar, el Alto Clero de la Iglesia Católica y la burocracia sindicalera, perversa y corrupta de la antigua y desaparecida Central de Trabajadores de Venezuela (CTV) eran los factores de poder que actuaban contra el pueblo.

Ahora tenemos nuestra democracia participativa y protagónica, que ya alcanzó lo que para nosotros equivale a la mayoría de edad o adultez, o sea, los 21 años. Dos décadas de vida intensa y dinámica, transformadora y revolucionaria; en contraste radical con la vieja democracia formal representativa, que generó hambre, miseria y represión hasta reventar en dos acontecimientos históricos que marcaron su fin: la insurrección popular del 29F-1989 y la rebelión militar del 4F-1992.

Esos dos acontecimientos históricos anunciaron el advenimiento de la nueva democracia participativa y protagónica que hoy tenemos como forma absolutamente legitima de vida política, social, cultural, científica y espiritual.

El texto sagrado que hoy sustenta y cohesiona la vida pública de nuestra Patria es precisamente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV). Y no podemos olvidar que el sector apátrida de los capitalistas de FEDECÁMARAS quemó públicamente ese texto sagrado y dio el golpe de Estado contra el comandante Chávez aquel fatídico 11 de abril de 2002.

Es importante recordar que, inmediatamente, el día 13 de abril de 2002, el pueblo soberano de Caracas salió masivamente a la calle y se dirigió al Palacio de Miraflores a rescatar a su máximo dirigente y jefe constitucional del Estado venezolano, el comandante Hugo Chávez; y a reposicionar el texto sagrado de la República que había sido profanado por las fuerzas traidoras y apátridas; las cuales salieron huyendo como ratas aterrorizadas frente a ese pueblo valiente y digno.

La importancia de recordar estos hechos consiste en la necesidad de fortalecer nuestra conciencia histórica y no dejarnos manipular, engañar, confundir y derrotar en nuestra conciencia cotidiana y doméstica. Veamos brevemente, la diferencia entre estos dos niveles de la conciencia colectiva, inherente a nuestra vida socio-comunitaria.

Históricamente, somos un pueblo heroico que ha librado una profunda gesta revolucionaria exitosa en el rescate de nuestra mejor tradición histórica, que no es otra sino el pensamiento y la doctrina bolivariana de nuestros libertadores para ser definitivamente libres y soberanos.

Tres hechos históricos evidencian este proceso de rescate: la insurrección civil popular del 27F-1989; la rebelión militar del 4F-1992 y finalmente la insurrección cívico-militar del 13 de abril de 2002, como contragolpe patriótico y revolucionario al golpe fascista y pro-yanqui del 11 de abril de 2002.

He allí los hechos de la historia de donde emergió la conciencia histórica que hoy tenemos y es nuestra principal arma, irreductible e indestructible, para la defensa de nuestra República. Por esa razón, debemos fortalecerla cada día más, con la lectura, la investigación, el análisis del acontecer político-social-cultural, el balance permanente de los logros y las nuevas necesidades, los debates críticos y auto-críticos para la Revisión, Rectificación y Reimpulso permanentes de nuestro proceso revolucionario que hoy dirige nuestro presidente Nicolás Maduro.

En paralelo a esa conciencia en la que se fundamenta nuestra vida social, política y cultural, tenemos también la conciencia de la vida cotidiana y doméstica en nuestros hogares, nuestras comunidades, centros de trabajo y vida íntima o privada.

Esta vida doméstica, personal o familiar de naturaleza fundamentalmente socio-cultural, depende y se nutre de los alimentos y el agua para mantenernos vivos y bien de salud; de los servicios públicos como electricidad, agua, gas, gasolina, transporte, telefonía, ornato y aseo, el comercio y la administración pública, la recreación y el turismo, entre muchos otros beneficios y garantías que conforman lo que se llama el estado de bienestar social, de felicidad en el amor y la paz colectiva de la nación.

De manera que la conciencia cotidiana está enlazada con la conciencia histórica en la vigencia y funcionamiento del estado de bienestar, consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Específicamente, en los cinco tipos de derechos que son: civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, establecidos, igualmente, en la Carta de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Por esa razón, son derechos universales, sagrados, inmediatos e inviolables

De manera que el cumplimiento, mantenimiento y mejoramiento permanente de esos cinco tipos de derechos, es lo que garantiza la vigencia del Estado de Bienestar Social. En consecuencia, su desconocimiento, desmejoramiento, atropello o saboteo, constituye un delito de lesa humanidad que debe ser denunciado y castigado con base en las leyes correspondientes.

De acuerdo con lo que hemos dicho, le corresponde al Soberano, al Bravo Pueblo Bolivariano de Venezuela y sus vanguardias naturales y directas que conforman el Poder Popular en cada comunidad, asumir de manera firme e irreductible la defensa de ese estado de bienestar social. Son las comunidades organizadas como PODER COMUNAL, las llamadas a protagonizar la defensa propia del bienestar colectivo en el presente para que haya buen futuro.

En tal sentido, el presidente Nicolás Maduro ha insistido en el fortalecimiento y protagonismo histórico del Poder Comunal. Ha llamado a la elección y renovación de todos los Consejos Comunales y Comunas del país, a la elección y conformación del Parlamento Comunal como órgano propio de las comunidades, en paralelo a la Asamblea Nacional que es el poder legislativo del Estado-Nación, ha introducido en la Asamblea Nacional la nueva Ley de la Ciudad Comunal y además, está promoviendo que la estructura de los CLAP mejore su eficacia a través del Sistema electrónico de la Página Patria, que él mismo administra de manera directa y eficaz con los bonos compensatorios o complementos del salario en el actual estado de guerra económica-

 

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De manera que esos son los retos que hoy tiene el Poder Comunal y sus vanguardias. Específicamente, es necesario señalar que a los hombres y mujeres militantes del PSUV y todas las demás organizaciones del Gran Polo Patriótico, que están al frente y en la dirección de las UBCH y los órganos del Poder Comunal, les corresponde la responsabilidad histórica, directa, ineludible e inaplazable de cumplir y hacer cumplir todas las políticas sociales que el presidente Maduro viene adelantando en beneficio del pueblo.

Ese y no otro es el primer deber ser de los militantes revolucionarios en sus comunidades, junto a los hombres y mujeres luchadores y luchadoras del pueblo. He allí la esencia y la razón histórica del Poder Comunal y nuestra Democracia Participativa y Protagónica.

 

Christian Farías / Ciudad VLC