“Con Chile hasta la victoria” por Laura Antillano

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La fecha es propicia para que a nuestra memoria se arrime, y ocupe todo lugar, el recuerdo de Chile.

Sí, del Chile de la Unidad Popular. Allá fuimos a parar al lado de nuestros hermanos (Pablo y Lucía), Maricsa, la esposa de él, y Claudia bebé, la hija de Lucía. Y hago estos reconocimientos familiares porque en este momento, es un hecho, solo sobrevivimos hoy mi sobrina Claudia y yo, los demás han fallecido.

Revisaba hoy las notas del poeta, mi querido amigo, Jaime Quezada, quien también sobrevivió, y a quien tengo cercano a mí, con frecuencia, a través de sus libros y recuerdos.

Jaime publicó con relación a aquella circunstancia del Golpe de Pinochet un libro titulado El año de la ira. Diario de un poeta chileno en Chile, septiembre 1973 / septiembre 1974.

Tal título ya dice mucho y, en efecto, solo releer sus páginas me pone la carne de gallina, recordándome minutos, escenas, circunstancias, que haría mejor en olvidar.

Alude el poeta a la represión como escenario consuetudinario, a la soledad que esto implica, a la persecución hasta de niños y adultos mayores, y a tantas cosas más que ya no vivimos, pero podemos imaginar.

Ese Chile oscuro por tantos años no nos hizo olvidar al Chile bonito de las clases con Antonio Skármeta y Luis Domínguez sobre Literatura, ni a las merienda de la Once, o el Once, como los chilenos le llaman a una merienda obligatoria a mediados de la tarde.

No olvidaremos nunca tampoco al presidente Allende, presente cada tarde y saludando desde su balcón, como si fuera lo más natural del mundo tal circunstancia.

Tampoco olvidaré a los niños de las escuelas, que fueron mis alumnos, haciendo títeres y montando un teatrino. O las veladas de fin de semana del entonces llamado Parque Lenin.

No olvidaré las enormes movilizaciones de apoyo a Unidad Popular, las reuniones del Taller Literario del cual Jaime y yo éramos alumnos, pero tampoco, lamentablemente, podré borrar la espantosa noticia de la muerte de Pablo Neruda, cuyo acontecimiento venimos a conocer leyendo la reseña que hace Jaime Quezada en su libro de la Ira, acerca de un artículo que le llegó a través de la Revista Imagen, publicada en Venezuela.

 

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Difícil olvidar también el allanamiento del apartamento donde vivíamos, por los milicos uniformados, muy elegantes y bastante armados, donde, en medio de nuestro estupor, uno de ellos le llamo la atención a otro, porque se sirvió agua en un vaso frente a la nevera, y le señaló si estaba loco para beber agua que nosotros bebíamos…

No olvidaré que los vecinos “momios” (o pro golpe de Pinochet) nos quitaron el felpudo de nuestra puerta (la alfombrita) para delatar ante los milicos que allí vivía gente que apostaba por la Unidad Popular.

No olvidaré nuestra absoluta desolación saliendo de Chile, dejando a mi hermano y amigos aún presos en manos de los milicos, y, como relató Jaime en su libro, viendo en la tele escenas deportivas de militares saltando a caballo y practicando tiro al blanco, con la frase en pantalla de: “Tenga confianza en Chile”.

Que no se repita el oprobio y que Chile recupere realmente y para siempre su sentido de la alegría y la solidaridad.

 

***

 

Laura Mercedes Antillano Armas (Caracas, Venezuela, 8 de agosto de 1950) es una escritora venezolana, que ha incursionado en los géneros de ensayo, poesía, cuento, novela y crítica literaria. También ha trabajado como titiritera, guionista de radio y televisión y promotora cultural.

Es licenciada en Letras Hispanoamericanas y Magister en Literatura Venezolana por la Universidad del Zulia (LUZ). Durante 25 años ejerció como profesora de Literatura en el pre-grado de la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo (UC). También coordinó el Postgrado en Literatura Venezolana de la UC (1995-1998), además de ejercer también como Directora de Cultura de la misma universidad (1999).

Es ganadora del Premio Nacional Cultura, mención Literatura, 2012-2014,​ Premio Bienal José Rafael Pocaterra mención Poesía con la obra “Migajas” (2004), Ascesis al Premio Miguel Otero Silva de la editorial Planeta de Venezuela con su novela “Solitaria solidaria” (1990), Premio de Cuento del diario El Nacional con su cuento “La luna no es de pan de horno” (1977), Premio Julio Garmendia de la Universidad Central de Venezuela (UCV) con el cuento “Caballero de Bizancio” (1975).

Entre su vasta obra publicada se incluyen, entre otros: La bella época (cuentos, 1969), La muerte del Monstruo Come Piedra (novela, 1971 y 1997), Un carro largo se llama tren (cuentos, 1975), Haticos Casa Nº 20 (cuentos, 1975), Los niños y la literatura (estudio, 1978), Maracaibo: Las paredes del sueño (textos, con fotografías de Julio Vengoechea, 1981), Perfume de gardenia (novela, 1982, 1984 y 1996), Dime si adentro de ti no oyes tu corazón partir (cuentos, 1983 y 1992), Cuentos de película (cuentos, 1985 y 1997), Literatura infantil e ideología (estudio, 1987), La luna no es pan de horno (cuentos, 1988), Solitaria Solidaria (novela, 1990 y 2001), ¿Cenan los tigres la noche de Navidad? (cuento infantil, 1990 y 2005), ¡Ay! Que aburrido es leer: El hábito lector y el cuento de la infancia (estudio, 1991), Jacobo ahora no se aburre (cuento infantil, ilustrado por Tony Boza, 1991), Tuna de mar (cuentos, 1991), Diana en la tierra wayúu (novela infantil, 1992), Una vaca querida (literatura infantil, 1996), Apuntes sobre literatura para niños y jóvenes (estudio, 1997), Las aguas tenían reflejos de plata (novela, 2002), Elogio a la comunidad (texto divulgativo, 2004), Poesía completa 1968-2005 (poesía, 2005), Emilio en busca del enmascarado de plata (novela para niños, 2005), La luna no es pan de horno y otros cuentos (antología de cuentos, 2005), La aventura de leer (estrategias de lectura, 2005), Libro de amigo (poesía, 2007), Crónicas de una mirada conmovida (crónicas periodísticas, 2011), Ellas (Semblanzas, artículos, entrevistas, 2013), Las alas de la lectura (estrategias de lectura, 2019), Me haré de aire (cuentos, 2021).

 

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