“¿Coronavirus: Pandemia o Sindemia?”, por Ismael Noé

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De nuevo encontramos espacio y tribuna para reflexionar y aportar análisis en aras de perfeccionar nuestra lectura de los tiempos pandémicos. La aparición de la variante ómicron del virus que causa el Covid-19 ha causado revuelo en el mundo en los últimos días.

Ahora que el virus muta drásticamente causando serias alarmas y brotes de pánico, generalmente injustificados y basados en meras hipótesis atribuidas a la comunidad científica, insistimos en conciliar la supervivencia con la convivencia, la primera la catalogamos como inherente al ser humano, mientras que la segunda es aún una asignatura pendiente, por ello proponemos construir un nuevo contrato social cimentado sobre nuestra interdependencia constitutiva; un «pacto de cuidados».

Desde luego que nos oponemos a las múltiples y muchas veces disparatadas teorías negacionistas, que en nombre de un pretendido libre albedrío rechazan la vacunación anti Covid-19, como si de un asunto de objeción de conciencia se tratara.

En este sentido, también ha causado mucho daño la proclamación de un Dios “tapa agujeros”, a quien debemos invocar mediante rezos, vigilias, clamores y oraciones “para que se apiade de la humanidad y retire su castigo sobre ella” Bolsonaro dixit. En el caso de la COVID-19, Los poderes  económicos  han  utilizado  la  religión  para  seguir  avanzando:  el «Creer en Dios» predicado a los pobres de esa manera, convierte la religión en opio del pueblo (Marx).

 

Pero vamos al grano, para empezar a caracterizar adecuadamente deberíamos preguntarnos ¿Cuál es la naturaleza del coronavirus o de la pandemia del COVID-19?.

Al respecto, coincidimos con Josep F. Mària Serrano (S.J) quien arroja luces a considerar: “Sea donde fuese que se originase, la COVID-19 constituye una zoonosis: la mutación de un virus que afecta a un animal y que  pasa  a  afectar  a  otro animal. La afectación a los humanos a partir de los animales  (probablemente los  murciélagos)  se  hizo  activa  muy probablemente  por  la  acción  humana”.

“De hecho, el Programa de las Naciones Unidas por el Medioambiente (UNEP) señala principalmente las siguientes acciones humanas como orígenes de diversas zoonosis:  la deforestación y otros cambios de uso del suelo, el comercio ilegal y deficientemente regulado de  la  vida  salvaje,  la  agricultura y la producción ganadera intensificada,  la  resistencia  antimicrobiana  o  el cambio climático.

 

Por eso, algunos científicos  consideran  que  la  lucha contra la COVID-19 no puede limitar-se a restaurar la salud de los humanos, sino que debe extenderse a restaurar el equilibrio ecológico”.

Más allá del origen, la propagación de la pandemia es, a la vez, un fenómeno biológico y social. En primer lugar, el contagio se debe a la movilidad internacional de proporciones cada vez mayores de las poblaciones de distintos países. En segundo lugar, se ha extendido a una velocidad mayor porque ciertos gobiernos, cediendo a las presiones de determinados poderes económicos, han tomado medidas de confinamiento poco drásticas. En tercer lugar, los hábitos de relación social en ciertas áreas han hecho que se expanda más.

Y, finalmente, la eficacia de los sistemas públicos y privados de salud en una  zona o en otra han resultado en más o menos  muertos.  En cualquier caso, la proporción más alta ha correspondido  a los grupos sociales más vulnerables: por ejemplo, los afroamericanos en los EE.UU.

Se trata, por tanto, de una sindemia, en el sentido de que en ella convergen diversas causas:  naturales y sociales.

 

“¿Coronavirus: Pandemia o Sindemia?”, por Ismael Noé

 

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Ismael Noé / Ciudad Valencia