Un equipo de científicos identificó una nueva especie de tortuga de caparazón blando  bautizada como Hutchemys walkerorum, que convivió con los dinosaurios.

El espécimen vivió en lo que actualmente es Dakota del Norte (Estados Unidos) hace unos 66,5 millones de años, lo que sitúa su existencia al final del período Cretácico, poco antes del evento de extinción masiva durante el período Cretácico superior.

 

Vivió en la misma época que el T. rex

Las especies más icónicas de la Era de los Dinosaurios durante el período Cretácico, como el Triceratops o el Tyrannosaurus rex, habrían convivido con esta esta criatura que podría estar entre las primeras de su genealogía.

«Hasta hace poco, no entendíamos muy bien a estas tortugas de caparazón blando. Sin embargo, estamos comenzando a obtener más información sobre este grupo extinto de tortugas y a comprender mejor su evolución, incluida la forma en que lidiaron con la extinción masiva», comentó Steven Jasinski, del Departamento de Ciencias Ambientales y de la Tierra en la Escuela de Artes y Ciencias de Penn University y autor principal del estudio que ha sido publicado en la revista Cretaceous Research.

 

Hallan los restos fósiles de una tortuga que convivió con los dinosaurios |  Cataluña | EL PAÍS

¿Cómo era esta tortuga prehistórica?

Aunque los fósiles, que consisten en un caparazón parcial, fueron descubiertos en 1975 por un equipo de campo de la Universidad Estatal de los Apalaches, no se han analizado y descrito adecuadamente hasta ahora.

El espécimen estuvo alojado en la Universidad Estatal de los Apalaches hasta 2013. Y la investigación del fósil comenzó seriamente en este momento.

El análisis filogenético de los restos ha revelado que esta tortuga pertenecía a un grupo de trioníquidos tempranos (tortugas de caparazón blando) en la subfamilia Kuhnemydinae, que son especies fósiles de Asia.

Estos hallazgos sugieren que la familia de los trioníquidos (que incluye 33 especies de tortugas y que prosperaron durante los períodos Cretácico y Paleógeno hace unos 80 a 50 millones de años), se originó en Asia antes de migrar a América del Norte en algún momento del Cretácico superior.

Así, Hutchemys walkerorum pertenece a un grupo particular de tortugas de caparazón blando llamadas plastomeninas. Son similares a las tortugas de caparazón blando que podemos ver hoy día, aunque el plastrón de las tortugas plastomeninas, los huesos que cubren el estómago y el área abdominal, está mejor suturado y es más grande y más robusto que en otras tortugas de caparazón blando.

 

 

Los miembros de este grupo aparecen por primera vez en el registro fósil durante el Cretácico superior y alcanzaron su máxima diversidad antes y después del límite Cretácico-Paleógeno.

 

 

Según el estudio, el espécimen del género Hutchemys walkerorum es una pieza evidente que podría mostrar un atisbo de las eras anteriores a los eventos de extinción de los dinosaurios.

«Con este estudio, obtenemos más información sobre los ganadores y los perdedores durante el cataclismo que puso fin a la Era de los dinosaurios. Los poderosos dinosaurios cayeron y la humilde tortuga sobrevivió», aclara Peter Dodson, coautor del trabajo.

El análisis de los autores también condujo a la formación de una nueva clasificación dentro de la familia Trionychidae: una subfamilia llamada Chitrainae que comprende todas las tortugas de caparazón blando modernas, incluyendo las tortugas gigantes de cabeza estrecha y de caparazón blando, como la tortuga gigante asiática de caparazón blando (Pelochelys cantorii) que se encuentra en el sur de Asia.

 

 

¿Cómo se le denomina a esta tortuga que convivió con los dinosaurios?

El nombre de Hutchemys walkerorum honra a Greg y Susan Walker que, como filántropos, les llevó a crear The Greg and Susan Walker Endowment Awards en 2006 para ofrecer recursos a los estudiantes de ciencias ambientales y de la Tierra para llevar a cabo proyectos de investigación independientes como parte de sus planes de estudios.

«El Greg and Susan Walker Endowment otorga apoyo a la investigación, generalmente para proyectos que cuestan hasta 5.000 dólares, en respuesta a las propuestas enviadas a la dotación a través del Departamento de Ciencias Ambientales y de la Tierra«, aclara el profesor Robert Giegengack.

 

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