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Dos decesos fundamentales nos han removido los sentimientos y más allá, en los últimos días, nos referimos a la muerte de la gran madre argentina Hebe de Bonafini y, por otro lado, la muerte del cantautor cubano Pablo Milanés.

Ambas personalidades ligadas a la política, con vidas de gran ajetreo público, ambos apasionados y polémicos, con voces que significaron el convertirse en luz para grandes grupos de la población, sobre todo en nuestra América Latina.

Polémicos en sus revisiones de la acción y ambos fieles a lo que consideraron debía ser el manejo de la actividad política en Argentina o Cuba.

Les seguíamos la pista a través de las redes noticiosas, en pro o en contra, pero se convirtieron en linternas de sucesos y actitudes para varias generaciones.

 

Hebe de Bonafini-La Palmera Luminosa-Laura Antillano

 

En el caso de Hebe de Bonafini hablamos de las famosas Madres de la Plaza Mayo, con el arrojo y la eficacia de una convocatoria que reunió al mundo entero en el conocimiento de lo que ocurría con el gobierno militar argentino y sus circunstancias negativas. En el caso de Pablo Milanés, en la mirada suya desde la Cuba conocida, y después en su enorme tarea docente, pero ya desde España, en la formación musical.

Nuestra generación creció conociendo la poesía de Nicolás Guillén cantada por Pablo Milanés, y por otra parte él en sí fue una de las figuras más famosas y reconocidas, al lado de Silvio Rodríguez, de lo que fue la Nueva Trova Latinoamericana. La sentimentalidad enunciativa de sus canciones nos acompañó en la adolescencia y más allá, y será imposible de borrar en la memoria.

 

Pablo Milanés-La Palmera Luminosa-Laura Antillano

 

Ahora sabemos que sus hijos son nueve y que conoció y convivió con nueve nietos, ya desde España, quienes aparecen como trovadores consecuentes siguiendo a este Pablo, abuelo y padre.

 

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Nuestra historia Latinoamericana conlleva sentimientos, acciones y reflexiones al respecto que nos aúnan en un solo territorio y acaso en un mismo modo de vivir la sentimentalidad que nos formó, a través de acontecimientos, situaciones, triunfos y derrotas que nos llevan a la fraternidad.

Las Abuelas de la Plaza Mayo, con sus pañuelos amarraditos, sus presencias en distintas protestas, y siempre en disposición valiente contra la dictadura militar argentina, se hicieron parte del escenario mundial con Hebe de Bonafini  a la cabeza, por unas cuantas décadas; a ella le correspondía ya el descanso eterno y no será olvidada.

E igualmente Pablo Milanés ha despertado una ola enorme de sentimientos con su deceso, haciéndonos recordar y refrescar el recuerdo de su voz, sobre todo entonando los versos del gran Nicolás Guillén, más los propios acordes y la voz del constante intérprete.

Nos queda decir a ambos: “¡Descansen en paz. No les olvidaremos!”.

 

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Laura Mercedes Antillano Armas (Caracas, Venezuela, 8 de agosto de 1950) es una escritora venezolana, que ha incursionado en los géneros de ensayo, poesía, cuento, novela y crítica literaria. También ha trabajado como titiritera, guionista de radio y televisión y promotora cultural.

Es licenciada en Letras Hispanoamericanas y Magister en Literatura Venezolana por la Universidad del Zulia (LUZ). Durante 25 años ejerció como profesora de Literatura en el pre-grado de la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo (UC). También coordinó el Postgrado en Literatura Venezolana de la UC (1995-1998), además de ejercer también como Directora de Cultura de la misma universidad (1999).

Es ganadora del Premio Nacional Cultura, mención Literatura, 2012-2014,​ Premio Bienal José Rafael Pocaterra mención Poesía con la obra “Migajas” (2004), Ascesis al Premio Miguel Otero Silva de la editorial Planeta de Venezuela con su novela “Solitaria solidaria” (1990), Premio de Cuento del diario El Nacional con su cuento “La luna no es de pan de horno” (1977), Premio Julio Garmendia de la Universidad Central de Venezuela (UCV) con el cuento “Caballero de Bizancio” (1975).

Entre su vasta obra publicada se incluyen, entre otros: La bella época (cuentos, 1969), La muerte del Monstruo Come Piedra (novela, 1971 y 1997), Un carro largo se llama tren (cuentos, 1975), Haticos Casa Nº 20 (cuentos, 1975), Los niños y la literatura (estudio, 1978), Maracaibo: Las paredes del sueño (textos, con fotografías de Julio Vengoechea, 1981), Perfume de gardenia (novela, 1982, 1984 y 1996), Dime si adentro de ti no oyes tu corazón partir (cuentos, 1983 y 1992), Cuentos de película (cuentos, 1985 y 1997), Literatura infantil e ideología (estudio, 1987), La luna no es pan de horno (cuentos, 1988), Solitaria Solidaria (novela, 1990 y 2001), ¿Cenan los tigres la noche de Navidad? (cuento infantil, 1990 y 2005), ¡Ay! Que aburrido es leer: El hábito lector y el cuento de la infancia (estudio, 1991), Jacobo ahora no se aburre (cuento infantil, ilustrado por Tony Boza, 1991), Tuna de mar (cuentos, 1991), Diana en la tierra wayúu (novela infantil, 1992), Una vaca querida (literatura infantil, 1996), Apuntes sobre literatura para niños y jóvenes (estudio, 1997), Las aguas tenían reflejos de plata (novela, 2002), Elogio a la comunidad (texto divulgativo, 2004), Poesía completa 1968-2005 (poesía, 2005), Emilio en busca del enmascarado de plata (novela para niños, 2005), La luna no es pan de horno y otros cuentos (antología de cuentos, 2005), La aventura de leer (estrategias de lectura, 2005), Libro de amigo (poesía, 2007), Crónicas de una mirada conmovida (crónicas periodísticas, 2011), Ellas (Semblanzas, artículos, entrevistas, 2013), Las alas de la lectura (estrategias de lectura, 2019), Me haré de aire (cuentos, 2021).

 

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