“Ecuador se alza con la Revolución Ciudadana” por Fernando Guevara

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Muy por debajo de la mesa han pasado los resultados electorales del Ecuador. Los grandes medios, como usualmente lo hacen, han invisibilizado el triunfo de la Revolución Ciudadana de Rafael Correa en el país meridional y lo hacen porque no pueden asimilar que luego de casi una década de ataques incesantes y descarados contra el expresidente progresista y sus aliados estos hayan recuperado un espacio político que, más que perdido por falta de apoyo, ha sido soslayado por ese ataque que la derecha, la prensa y, sobre todo, los traidores ha dado.

Aunque el proceso ecuatoriano no era presidencial, los comicios del pasado domingo [05/02/23] se convirtieron en una medición para el gobierno derechista de Guillermo Lasso y resultaron para este en una amarga derrota que lo pone de espaldas al país.

En las elecciones ecuatorianas se estaban eligiendo gobiernos regionales, las llamadas prefecturas y alcaldes, además de un referendo constitucional impulsado por el gobierno.

Muestra del regreso del correísmo es que este movimiento se alzó en siete regiones, así como en las alcaldías de Quito y Guayaquil, las más importantes del país. En esta ultima derrotando a la nefasta derechista Cynthia Viteri, del Partido Social Cristiano, infamemente recordada por su odio contra los venezolanos y su desdichada gestión durante la pandemia del COVID-19. Aun recordamos las dantescas escenas que nos dejó Guayaquil con cadáveres abandonados en las calles producto de la ineficiencia de esta dama al frente del gobierno local.

Rafael Correa, el expresidente líder de la Revolución Ciudadana, se encuentra sometido a un proceso judicial amañado que ha buscado su aniquilación política, primero por parte de su sucesor, Lenin Moreno, quien llega al poder de la mano de Correa, y luego por Lasso, empresario devenido en político, cuyo capital electoral ya se había debilitado y se ha venido definitivamente al piso luego del proceso comicial de este domingo. Correa no ha podido regresar al Ecuador, porque, como decíamos, un proceso judicial viciado lo ha condenado a ocho años de prisión por cohecho, según por recibir sobornos de la constructora brasileña Odebrech mientras era presidente.

No obstante, a pesar de esta situación, el pueblo ecuatoriano sigue teniendo a Correa como uno de sus más afianzados líderes, hecho que se ha reforzado con las pasadas elecciones, en las cuales su movimiento de izquierda se consolida como la primera fuerza ecuatoriana, ampliando el círculo de éxitos de políticos progresistas en el continente que se ha venido produciendo en los últimos años.

La contundencia de la victoria de la Revolución Ciudadana es tal, que se llevaron el favor de los votos en un tercio de las regiones, precisamente en las más pobladas del país, además de arrebatar el poder en Quito y Guayaquil, como decíamos, bastiones de la social democracia en las ultimas tres décadas, que incluso no habían podido ser ganadas por el correísmo cuando el Rafael Correa ejercía la primera magistratura, lo que da a esta victoria electoral una importancia capital en las aspiraciones de este movimiento de hacerse de nuevo con la presidencia de la nación.

La derrota de Guillermo Lasso se ve también ampliada cuando las propuestas de reforma constitucional, sometidas a consulta, que apoyaba el presidente en ejercicio, fueron negadas una por una dando al traste con las aspiraciones del actual presidente e indicándole que su gestión es rechazada por la población ecuatoriana. Al punto de que el presidente Lasso, desesperado por oxigenar su gestión, ha llamado a un proceso de unión nacional y el mismo ha sido también rechazado por la mayoría de los sectores políticos, en especial por el expresidente Correa, que se alza hoy como el ganador tras bambalinas de este proceso.

 

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En este sentido, uno de los problemas más acuciantes de Ecuador es el de la seguridad, y la reforma de Lasso, que pretendía atacar este flagelo, proponiendo la extradición de nacionales, fue negada, aplastando la propuesta del gobierno y prácticamente aniquilando cualquier aspiración de este sector hacia las presidenciales del 2025.

En sentido contrario se afianza la posibilidad de que Rafael Correa pueda aspirar nuevamente a la presidencia dentro de dos años. Estas elecciones dan un espaldarazo a esta posibilidad.

Los otros derrotados de este proceso son, en primer lugar, la prensa, que como vocera de los más elevados y recalcitrantes grupos de poder, no pudo influir en el sentimiento de los votantes, pues el electorado no se hizo eco de las campañas sucias de las que fueron victimas los candidatos de la Revolución  Ciudadana; en segundo lugar, las encuestadoras, que quedaron desnudas al ver como sus “predicciones” fallaron desastrosamente, dejando en evidencia que estos métodos políticos de manipular y amañar la opinión pública no son más creídos por la ciudadanía, que en definitiva forma su opinión directamente, a pesar de estas manipulaciones y de la proliferación de las fake news, novedosa forma de hacer política que se ha apoderado del mundo.

En definitiva, el progresismo ha logrado un importante paso en Ecuador, vistas las presidenciales en dos años. Este impulso debe mantenerse con miras a que Ecuador retome la senda que en su momento dejó Rafael Correa y cuyo paso firme se siente en Latinoamérica.

 

Fernando Guevara / Ciudad Valencia