Del Medanal venimos-José David Capielo-EL 19 DE ABRIL-Simón Girán
José David Capielo autor de la columna Del Medanal Venimos

Vistos anteriormente el inicio y el final de este largo y frontal conflicto estudiantil en el Núcleo Maracay de la UCV (Facultades de Agronomía y Veterinaria) de 1974, echaremos un vistazo a lo que señalo como “intermedio” de toda esta lucha, que ubico entre la culminación de unas agitadas “vacaciones” (mediados de septiembre) y la posterior huelga de hambre aproximadamente un mes después, que tal señalé significó la culminación de esa lucha, casi al final de ese complicado año.

Debo insistir que representó una etapa de intervencionismo gubernamental severo a las universidades públicas, que conllevó, además de la represión permanente, a la aplicación de una reforma a la Ley de Universidades (1970) que “legalizaba” todo este atropello iniciado por COPEI y continuado por Acción Democrática desde 1974 al asumir Carlos Andrés Pérez su primer mandato. La lucha en todos estos años fue bastante exigente para los sectores universitarios revolucionarios consecuentes.

Al finalizar ese “receso docente” se dio el retorno de la inmensa mayoría del estudiantado y, como era la norma, debió convocarse a una nueva asamblea estudiantil plenaria de ambas facultades para decidir en forma democrática qué hacer. Nuevamente la asistencia fue masiva, por lo menos un 80% o más de estudiantes asistió a la convocatoria.

El clima seguía siendo tenso, ya que entre quienes adversaban el conflicto, aún estando en clara minoría, manteniendo gran hostilidad, se incluían los representantes formales de los centros de estudiantes (nosotros éramos abstencionistas). A ellos se sumaban quienes simplemente eran defensores de continuar sus estudios “sin ningún problema”.

La asistencia sobrepasaba al menos los 500 estudiantes y ante ellos propusimos, como COPELBO (ya hablamos que era el grupo estudiantil vanguardia en ese núcleo universitario, que estaba al frente de la gran mayoría de las luchas entre 1972-74), realizar una “toma” al Instituto de Producción Animal de Agronomía UCV como medida de presión, sabiendo que era un punto neurálgico y las autoridades debían acceder a la búsqueda de alguna solución.

Se repetía la historia, la aprobatoria fue por mayoría determinante, al menos 300 o más estudiantes votaron a favor de la propuesta y en la toma como tal hicieron presencia no más de 150 estudiantes permanentes, más algunos otros que nos acompañaban solo en las horas del día. Luego del tercer día todo se complicó, ya que las autoridades mandaron a retirar a todo el personal obrero y técnico de las instalaciones y nos dejaron a cargo la responsabilidad de lo que pasara en esos espacios, donde había animales de diferentes especies y de alto valor genético y económico. Esto nos colocó en un gran aprieto ante toda la colectividad universitaria.

Estuvimos unas dos semanas cumpliendo activamente todas las labores de cuidado, alimentación y aseo de los animales y sus corrales, en los que llamamos unas “pasantías en conflicto”. Posteriormente las autoridades tomaron otra medida de presión, al negarse a recibir la producción de leche y huevos, que desde estas instalaciones debía ser enviada a diferentes destinos. Su plan era que se dañaran esos alimentos y responsabilizarnos como estudiantes tomistas.

Resolvimos en contrapartida, con la mayoría de los estudiantes presentes, repartir en forma gratuita esa cantidad de leche y huevos ya acumulada, entre los sectores populares de Maracay que se acercaran hasta las instalaciones universitarias ocupadas. El primer día del reparto, recuerdo, fue bastante exitoso como jornada solidaria al regalar los alimentos. Tuvimos una mediana asistencia y dimos incluso una declaración a la prensa reivindicando tal acción y denunciando a las autoridades en su actitud intransigente.

Ya para el segundo y tercer día la asistencia popular fue en incremento, hasta el punto no solo de agotar la existencia que teníamos de alimentos, sino que debimos responder ante una protesta popular en el referido reparto donde la inmensa cantidad de personas que asistieron y no se les pudo entregar los alimentos reclamaron en forma enardecida, que le diéramos “su leche y sus huevos”.

Ante esto debimos realizar una asamblea, megáfono en mano, con los vecinos presentes y explicarles que era una cantidad limitada de estos productos que quisimos compartir, pero que todo se había acabado y, por ende, no podíamos satisfacer sus necesidades.

Afortunadamente todo se calmó y pudimos dar continuidad a la toma como tal, ya en una situación bastante difícil. Lejos de nosotros presionar a las autoridades, éstas habían logrado no solo presionarnos a todos, sino tratar de desprestigiarnos ante la colectividad maracayera. No pasaron más de dos noches cuando se presentó unas de las autoridades de menor jerarquía (director de escuela de Agronomía) a conversar con nosotros, supuestamente en plan conciliatorio. Le reiteramos que fuesen consideradas nuestras solicitudes y dieran alguna solución al conflicto.

 

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La visita del enviado de las autoridades no representó ninguna vía de convenimiento. Al día siguiente comenzaron a llegar las primeras notificaciones de expulsiones y amonestaciones para los estudiantes de Agronomía y Veterinaria, que ellos ya habían identificado e inculpado como “cabecillas” y/o participantes en el conflicto. Estimamos que dicha visita se hizo para ratificar a las autoridades los líderes involucrados y el “peso” de las sanciones a establecer.

Evaluamos las medidas “disciplinarias” aplicadas. Veinte expulsiones, diez para los líderes de Agronomía, donde me incluyeron (un año cronológico que significaba perder tres semestres, 8°,9° y 10°, en mi caso), diez expulsiones para los dirigentes de Veterinaria por dos años y más de un centenar de “amonestaciones” para estudiantes de ambas facultades, donde se les advertía que de continuar en el conflicto serían igualmente expulsados.

Fue una medida certera que no sorprendió a nadie. La misma creó indudablemente un “reflujo” en esta lucha, a través de la represión e intimidación utilizada. No teníamos intención de rendirnos, así que decidimos mantenernos consecuentes en este escenario nada favorable. Debimos organizar otra asamblea estudiantil plenaria para decidir los pasos a seguir.

 

 

“…ha emergido una nueva metodología de conocimiento de lo social que se apoya en la experiencia de lo vivido, en la subjetividad como forma de conocimiento, tan válido como los números, los modelos, las curvas o cualquier otro instrumento estadístico”. (Profesor Víctor Córdova. UCV, 2003)

 

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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.

 

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