«El Poeta de la Salsa» por Ramón Toro

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El Poeta de la Salsa… Un joven panameño con sueños de triunfo, como es normal en todo ser humano, se abrió paso hacia la ciudad de Nueva York en busca de oportunidades y para complementar sus estudios de Derecho, más por voluntad de sus padres que de sí mismo.

Ese fue Rubén Blades, quien se inició en la compañía Fania como mensajero, en 1974, y ese mismo año fue reclutado por el percusionista y director Ray Barretto como cantante de su orquesta en vista de que notó el potencial del muchacho. Así fue su debut por la puerta grande, no obstante, Rubén buscaba insistentemente una alianza con el trombonista del Bronx Willie Colón, quien le dijo reiteradas veces que con la presencia de Héctor Lavoe no había cabida para otro vocalista.

Después de pasar por la orquesta de Barretto, Rubén fue integrado, en 1976, a las filas de Las Estrellas de Fania, el sueño de todo músico salsero en la década de los años ‘70, sin embargo, su nombre todavía no resaltaba, no hacía ruido, no se daba ese golpe en la mesa.

En 1977 se establece la anhelada unión de Rubén con Willie Colón, aunque ya el año anterior el cantante había sido invitado a una producción en la cual interpretaría un tema que le propuso a Willie y le gustó, “El Cazanguero”, y también participaría en los coros, ese disco fue “The Good, the Bad, the Ugly “.

Este tema no tuvo ningún impacto, de hecho fue una de las producciones de menos éxitos de Willie y Héctor Lavoe. Como decía antes, en 1977 se concreta la producción “Metiendo mano”, de la cual salen los éxitos “La mora”, autoría del cubano Eliseo Grenet, “Plantación adentro”, de don Tite Curet Alonso, puertorriqueño, y el más aclamado de todos: “Pablo Pueblo” del propio Rubén.

A partir de la sólida promoción del último tema mencionado comenzó a hablarse, en 1978, del “Poeta de la Salsa” calificativo que caló muy bien en toda la inmensa comunidad salsera y melómana internacional incluyendo a muchos no salseros que simpatizaron con el mensaje de las canciones y vieron con buenos ojos esto de “El poeta de la Salsa”.

En mi caso particular, recuerdo siendo adolescente mi simpatía y mi unión a ese club por dicho nombramiento que, a su vez, engalanaba a la Salsa, le proporcionaba investidura, jerarquía, cosa que se anteponía a ese criterio discriminativo que algunos manifiestan por esta música a pesar de que la bailan muy bien y compran discos.

Sin embargo, pocos años después, en la medida en que me fui metiendo en la investigación informal en esto de la música afro-caribeña, es cuando caigo en cuenta de un sinnúmero de temas, de otro autor, con excelente contenido social, románticos, históricos, religiosos, de protesta, entre otros aspectos de gran profundidad y contenido poético, pero nunca escuché a los locutores de radio, animadores de televisión ni periodistas hablando de un “Poeta de la Salsa”.

Mucho antes de 1978 sonaron temas como “Puro teatro”, cantado por la Lupe (1969), ”Tiemblas” en la voz de Tito Rodríguez (1969), “Barrunto” con Willie Colón y Héctor Lavoe (1970), “Anacaona” en la voz de Cheo Feliciano (1971), “Temes” por Vitín Avilés (1974), “Pueblo latino” cantado por Pete “El Conde” Rodríguez (1975), “La abolición” del mismo Pete Rodríguez (1975), “Testigo fui” con Ray Barretto y Tito Gómez (1975), ” Periódico de ayer” con Héctor Lavoe (1976), “Marejada feliz” con Roberto Roena y su Apollo Sound (1977). “De todas maneras rosas” (1977), “Mi música” (1977), “Profesión esperanza” (1977), “Las caras lindas” (1978) todos en la voz del “Sonero Mayor” Ismael Rivera, siendo el último tema del propio año 1978. Estos sólo son algunos, entre muchos otros grabados por diversas orquestas e intérpretes de varios países de Latinoamérica y los Estados Unidos, con un contenido realista y una notable carga poética de la pluma del maestro boricua Don Tite Curet Alonso, no obstante, a nadie se le pasó por la mente eso de “Poeta de la Salsa”.

Hoy puede parecer absurdo plantear esto, lo cual no consiste en una comparación de talentos o de genialidad entre dos notables cultores de la Salsa, aunque el Tite fue más allá al componer éxitos en el género del Bolero.

 

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Considero que mucho antes de 1978 ya había un indiscutible “Poeta de la Salsa”, quien por el hecho de no ser cantante no tuvo la misma visibilidad y popularidad, eso unido a la aún perversa práctica de no darle el crédito merecido a los compositores y los arreglistas.

El aporte hecho por este humilde compositor, Tite Curet Alonso, con más de 3.000 temas, se pierde de vista, un verdadero defensor de la cultura latina, su raza negra, su nacionalidad boricua libre de intervención, de los derechos indígenas, y cuestionador de todo aquello que oliera a maltrato, descuido o aberración de los sistemas políticos de turno.

Este poeta, quien siempre personificó la humildad y cuyos mensajes no desentonaron con su conducta, nació en el barrio Hoyos, del Municipio Guayama de Puerto Rico, el 12 de febrero de 1926 y partió “a la eterna rumba” el 5 de agosto del 2005.  

 

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Ramón Emilio Toro Martínez (Caracas-Venezuela, 1966) es licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, de la Universidad de Carabobo (UC) en 1993. Es también Productor Nacional Independiente y locutor con experiencia en el desarrollo de programas radiales sobre música afrocaribeña en la ciudad de Valencia, estado Carabobo: Ciento por ciento Natural, por Lago 91.5 FM; Letras y Notas, por Salsera 96.3 FM, y Óyelo que te conviene, por RNV Región Central 90.5 FM. Es autor del libro «Letras y Notas sobre la Música del Caribe» (2020), presentado en la FILVEN Caracas 2020 (Casona Cultural Aquiles Nazoa) como el único proyecto editorial independiente de ese año. 

 

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