Puse rumbo al horizonte
y por nada me detuve
ansioso por llegar
donde las olas salpican las nubes
J. M. Serrat
Muñoversos… La metáfora del horizonte como el lugar al que nunca llegamos, pero que existe como justificación de nuestro andar por el mundo, para que lo soñemos, está en la poesía escrita y cantada del mundo. Es el atardecer, ese esplendor de colores naranja, morado y rosa, también punto de encuentro de las miradas de románticos, místicos, caminadores furtivos.
El atardecer como representación de la adultez en la vida da cuenta de esa noche de la que venimos y a la que vamos como bien lo anunciaba nuestro querido Vicente Gerbasi: Los pasos en el polvo, el fuego de la sangre, el sudor de la frente, la mano sobre el hombro, el llanto en la memoria, todo queda cerrado por anillos de sombra.
La memoria leve debe asirse de la luminosidad de lo vivido y sumar recuerdos en un momento de la vida en el que la experiencia del tiempo se vivencia y redimensiona en una premura y avidez olvidada, en una gratitud a prueba del fuego por lo cotidiano. Recuerdo y olvido hacen sus giros recursivos, a veces brisa fresca, a veces torbellino en un entorno que poco se detiene a mirar en los ojos del ayer.
El recuerdo
Tiempo de verano y vacaciones,
de ese arroyo cristalino en las povedas;
de los juegos de mañana, tarde y noche con amigos;
de mi madre, que me espera en casa con la comida
de todos los días; su estupendo cocido.
Nunca me cansé de él.
Ahora ya no siendo niño,
me gusta tenerlo dentro,
porque me hace más feliz
el recuerdo.
(Luis Gómez Otero)
Se cree que la etapa propicia para la aproximación a la poesía es la infancia, para la creación poética la adolescencia, la juventud. Y sí, es cierto que grandes poetas fueron creadores de valiosos textos literarios en su juventud: Whitman, Lorca, Cruz Salmerón Acosta, Bécquer, Emily Dickinson, María Emilia Cornejo, Miyó Vestrini, por mencionar algunos.
Pero también es cierto que el adulto mayor tiene el tiempo, la disposición y un sinnúmero de valiosas experiencias de vida que contar, por qué no, en forma de poema. Es el caso que hace unas semanas me encontré con una antología muy especial, se trata de una antología de textos escritos por adultos mayores de un taller de poesía, que se dieron el permiso de publicar por primera vez.
Muñoversos. Breve muestra poética del Taller Susurradores de Versos es un compilado de textos de la Asociación Envejecer en Muñoveros y su proyecto que impulsa acciones de apoyo comunitario en espacios rurales, entre estas acciones, un taller de lectura y escritura creativa denominado Susurradores de versos.
Gente aferrada a su tierra
y expulsada de ella,
a su pesar.
Gente que retorna,
gente que no vuelve.
(Marisa Cristóbal Arribas)
Esta publicación estuvo a cargo y fue impulsada por Petalurgia.com, un espacio web independiente bajo la dirección de María Gabriela Llovera, donde muchos poetas venezolanos hemos encontrado una contención afectivo-estética-editorial invaluable.
Como una de las estrategias metodológicas del taller se valieron de la fotografía detonante, imágenes del paisaje natural y circundante que los participantes del taller seleccionaron para tender un puente en la escritura entre la foto, el poema y sus miradas.
La aldaba
Con arrugas del tiempo,
manchas rojizas del antiguo color,
tacto húmedo de pretéritas lluvias
ahí está la puerta.
pegada a ella,
la aldaba…
La gran casa despierta,
se abre con un chirrido,
lamentándose se ser abierta.
Allí estoy yo,
con mi maleta,
sonriente y llorosa a la vez.
(Elisa Ballester Gil)
De los textos: Gerardo Ávila Gil, Elisa Ballester Gil, Carmen C-Soriguer Escofet, Feli Casado Gregoris, Marisa Cristóbal Arribas, Vicente Cabrero Lobo, María Curros Repullés, Eladio García Encinas, Ainhoa García Ortiz, Luis Gómez Otero, Fernando Martínez Román, Miguel Montero Fernández, Beatriz Sarasketa Ibáñez, Magdalena Sanz Gómez. De las fotografías: María Gabriela Llovera.
Y lo demás, lo demás es invitarlos a que lean Muñoversos y revisen toda la propuesta editorial que, a libre descarga, nos ofrece Petalurgia.
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Simonny Azul Urdaneta Castro (Valencia, 1978): Poeta, investigadora, actriz y promotora de lectura. Licenciada en Educación, mención Lengua y Literatura y Magister en Lectura y Escritura en la Universidad de Carabobo. Profesora Titular de pre y postgrado en la Universidad de Carabobo. Facilitadora de Talleres Literarios. Integró de la Red Nacional de Escritores; pertenece al Word Poetry Movement, Venezuela; OMEP y a la Mesa de Mujeres, Diversidad y estudios de la vida cotidiana. Publicaciones: En literatura: Los cuentos de hadas no hablan de sexo (1997, 2000), Mi calle de una acera (2002), Líbrame (2005), Como una costumbre (2010), Piedra de Rayo (2015), Halo y otros poemas (2022), Boca de Aroa (2023). Sus textos poéticos han sido traducidos al inglés, italiano, portugués y árabe. En investigación: Cómo hacer de un bebé un lector (2022). Artículos arbitrados y capítulos de libros en la línea de formación de lectores, literatura hispanoamericana y género. Premios: Bienal “José Rafael Pocaterra” (2008), Premio Concurso Nacional de Poesía Festival Mundial de Poesía (2014), entre otros. Orden José Félix Rivas (1997) y Orden Arturo Michelena (2012) por su trayectoria artística.
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