“Eres un patán” por María Alejandra Rendón Infante

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María Alejandra Rendón, autora de la columna Nos (Otras)

Hace unos días, las redes se plagaron -nuevamente- de la imagen de Bad Bunny, quien siempre logra ser convertido en el centro de atención. Esta figura, construida a imagen y semejanza de nuestra decadencia, hacía gala de la prepotencia que caracteriza a esos idiotas que se consideran genios y ¡De qué manera!

Se le vio paseando, junto a un grupo reducido de fans y su personal de seguridad. Todo iba bien hasta que fue registrado el momento en el que este arrojaba, sin mediar palabra, el celular de una fanática que se acercó para hacer una selfie, mientras este caminaba  por una calle en República Dominicana. La joven queda perpleja y humillada frente a quien consideraba su ídolo, al cual abordó segundos antes, en medio de una emoción que se esfumó, para captarlo en una gráfica que tendría para la posteridad como un grato recuerdo de la visita a su país. Su teléfono quedó entre unos arbustos mientras Benito decía que «había que respetar el espacio…», siendo que  “…acababa de comer».

Este hecho controversial, más allá de los matices propios de la farándula, trascendió a distintos espacios y niveles de discusión. Es necesario aclarar que no es la primera vez que esto sucede a una fans  del  popular Benito; ya en el pasado, en medio de un concierto, había arrojado, con humillante desdén, un teléfono al fondo del escenario, para luego continuar, como si nada, el concierto. Por lo visto este muchacho bobo, emborrachado por la fama, se ha venido acostumbrado a ridiculizar a quienes le siguen.

Respeto al incidente en Rep. Dominicana, no hubo rectificación ni reflexión alguna, por el contrario, el reguetonero expresó en su cuenta Twitter horas más tarde: «La persona que se acerque a saludarme, a decirme algo, o solo conocerme, siempre recibirá mi atención y respeto. Los que vengan a ponerme un cabrón teléfono en la cara, lo consideraré como lo que es, una falta de respeto y así mismo lo trataré yo». Con esta frase celebra su estupidez desmesurada, su arrogancia y su egocentrismo. Jamás se disculpó, algo común en personas agresivas. El bobo cree que actuó de manera correcta e incluso espera, por sus últimas declaraciones, que suceda lo contrario ¡Qué desfachatez!

Han sido millones de comentarios los que han aparecido por distintas redes para condenar los hechos, así como han surgido, por irracional que parezca, mensajes de respaldo al ¿cantante?

Varias personalidades del mundo de la farándula y connotados artistas han repudiado de manera firme lo que consideran un acto cruel, vil, absurdo e innecesario. Sus cuentas pierden seguidores y, al parecer, el incidente ha lesionado las millonarias arcas del ¿artista?

Paradójicamente, siendo que Benito expresó en el momento que había que respetar su “espacio”, no sucedió lo mismo en varias oportunidades anteriores en las que las fanáticas le besaron en espacios públicos o en el escenario. Sin sentirse invadido respondió a sus demandas, a su vez que se le observa a gusto en el material audiovisual que posteriormente Benito ha usado para aumentar su popularidad. Entonces no es un asunto de espacio, sino de lo que le sea útil o aprovechable  de sus fans, a quienes, desde sus canciones y el propio trato, considera cosas.

Por otro lado, resulta ridículo que una figura que emerge producto del poderoso marketing que lo impulsa y sostiene, a pesar de sus inexistentes talentos -como sucede con los «artistas» de hoy- pretenda caminar por la calle sin ser abordado. Quien vive de la fama y es ésta su único y singular atributo, no tiene sino el deber de convivir con ella, aceptarla como circunstancia ineludible. Si quiere espacio e intimidad, difícilmente sea posible conseguirlos paseando por un boulevard.

Volviendo a los hechos, algunos juristas dominicanos han advertido sobre el estado emocional y mental de la agraviada. Una joven que no planificó ser el centro de atención de los últimos días, que está siendo cuestionada por algo que no eligió y que, a partir del incidente, se niega a abandonar su casa tras una fuerte depresión que la obliga a no enfrentarse a posibles acciones de rechazo en la calle.  Este punto es importante porque expertos y expertas en materia de violencia de género, que analizan la posibilidad de que Benito enfrente responsabilidades penales, concuerdan con que éste tipo de actos parten  del hecho de tratarse de una mujer y dificultan que suceda lo mismo tratándose de los hombres. Por lo tanto es una clara forma de violencia de género.

 

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A mí modo de ver las cosas, me parece un acto misógino y de total desprecio por las razones que ya referí. Además de ocasionar un daño patrimonial, propinó un daño psicológico a quien hoy tiene dificultades para retomar su cotidianidad. Si se trataba de un espacio requerido y a defender, por la razón que fuere, existen las palabras y otros gestos respetuosos para solicitarlo. Pero, tratándose de quién amasa una enorme fortuna a partir de canciones que humillan y cosifican a las mujeres (y de quien, además, posee, de manera notoria, serias dificultades para hilar dos frases con sentido) ése acto deleznable, de alguna manera, es coherente con su temperamento violento confeso y  probado. Es decir, el respeto se solicita con respeto, no existe otra fórmula. Pero la fama y las Redes pueden convertir un acto de desprecio en un acto heroico. Existen idiotas alfa que hacen posible tal paradoja.

No hace falta aclarar que igual de despreciables que los propios hechos, son las defensas de estos por parte, afortunadamente, de una minoría que lo alienta a repetirlo con quien sea por considerarlo correcto. Un indiscutible acto de violencia debe tener sus consecuencias. No existen intocables, la fama no les hace inmunes a la justicia. Por el contrario, este tipo de personajes deben ser observados con detenimiento respecto al uso de la violencia,  no es la primera vez que él y otros reguetoneros protagonizan escenas parecidas. Es necesario dejar un precedente y es por ello que la familia de la joven ha entablado una demanda por perjuicio psicológico, solicitando una disculpa pública. Por su parte, el orate desaparece temporalmente de las redes y lo hace con un guiño más de su inocultable idiotez: “Me van a extrañar”. Al parecer, no soportó la presión ejercida por los internautas y, es posible, que no desee tener sus cuentas públicas en el futuro proceso legal que, según adelantan algunas fuentes, debe enfrentar en Rep. Dominicana.

Expreso mi solidaridad con la joven que sufrió los agravios, esperando que las disculpas lleguen, aunque se trate de un hecho que no debió suceder. Todo mi repudio a estos hechos que merecen ser castigados. No a la violencia en ninguna de sus formas.

 

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María Alejandra Rendón Infante (Carabobo, 1986) es docente, poeta, ensayista, actriz y promotora cultural. Licenciada en Educación, mención lengua y literatura, egresada de la Universidad de Carabobo, y Magister en Literatura Venezolana egresada de la misma casa de estudios. Forma parte del Frente Revolucionario Artístico Patria o Muerte (Frapom) y es fundadora del Colectivo Literario Letra Franca y de la Red Nacional de Escritores Socialistas de Venezuela.

PREMIOS

Bienal Nacional de Poesía Orlando Araujo en agosto de 2016 y el Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca 2019 en poesía.

PUBLICACIONES

Sótanos (2005), Otros altares (2007), Aunque no diga lo correcto (2017), Antología sin descanso (2018), Razón doméstica (2018) y En defensa propia (2020).

 

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