La crisis económica generada por la pandemia no ha dejado intacta a la economía estadounidense y por eso Trump abre la licitación para la invasión militar a Venezuela en medio de la pandemia.

Sin adentrarnos en argumentos económicos, la preocupación a corto plazo de esta superpotencia es cómo recuperar su primacía económica tan pronto comience a ceder el virus, sobre todo tomando en cuenta que China ha iniciado primero ese proceso.

La caída en los precios del petróleo previa a la crisis actual, ha hecho que la extracción por fracking no sea rentable y esta es la que garantiza el petróleo a los Estados Unidos, por lo que vuelve a serles fundamental encontrar fuentes de extracción tradicional del petróleo.

Por otra parte, la mayoría de los metales que cotizan en la bolsa han tenido fuertes caídas en estos últimos días, salvo el oro y el paladio, que incluso han tenido grandes subidas, convirtiéndose en una especie de refugio económico.

 

Como ya es sabido, Venezuela posee significativas reservas de oro y las mayores reservas de petróleo del mundo.

Los alimentos en general han experimentado igual considerables alzas en la bolsa, por obvias razones, y Venezuela –como toda la región– ofrece las incontables fortalezas para su producción.

Por último, la economía del capitalismo mundial, cuyo centro son los Estados Unidos, ha venido en un franco proceso de “financiarización”. Las últimas crisis financieras globales y las estadounidenses en particular, se han superado gracias al dinero que mueve el narcotráfico.

 

Para ampliar sus mercados y disminuir los costos de transporte, apropiarse del Lago de Maracaibo y del resto de la gran Costa Caribe venezolana sería estratégico y esto facilitaría la recuperación rápida del sector financiero de la economía capitalista mundial.

Por todo esto, el Estado norteamericano tomó hoy la decisión de concretar la intervención militar en Venezuela, pero los altos costos que ella implicaría, la falta de consenso en Colombia y Brasil que han impedido hasta ahora la concreción de una guerra regular contra la Revolución bolivariana, y el despliegue y avance en la legitimidad internacional que Rusia y China han logrado en la lucha contra esta pandemia, le han llevado a “abrir la licitación” para una invasión tercerizada.

 

La apuesta es a que grupos paramilitares colombianos y/o contratistas militares privadas (CMP) que tienen su asiento en los países que comparten frontera con Venezuela, particularmente en Colombia, realicen esta acción a cambio de esos primeros 55 millones de dólares.

“El relanzamiento de la Doctrina Monroe implica la creación y fortalecimiento de ejércitos irregulares para desestabilizar la región y garantizar la continuidad del despojo de nuestras riquezas”

 

Obviamente este no será el pago único. Las CMP y los grupos paramilitares colombianos, obtendrán muchas más ganancias al fortalecer las rutas del narco, apoderarse de las concesiones de explotación o custodia de estas, así como prestar servicios a las bases militares estadounidenses que posteriormente se instalarían en el país.

Además del codiciado negocio de la “reconstrucción” de los países que quedan arruinados tras las guerras.

 

Sin embargo, la recompensa ofrecida incluye a los militares venezolanos desertores y opositores del Gobierno venezolano, Hugo Carvajal, a quien España prometió hace unos días extraditar a Estados Unidos si logra recapturarlo, y Cliver Alcalá Cordones, justo dos días después de que fracasara la operación militar contra la Revolución en la que se hallaba comprometido.

El mayor general retirado de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), Cliver Alcalá Cordones, sabe lo que significa que hayan ofrecido 10 millones por su persona. Por eso su reacción inmediata fue llamar a una de las emisoras colombianas para comenzar a hablar, visiblemente asustado.

 

Dejó claro que las instituciones colombianas estaban enteradas de la operación (aunque luego trató de retractarse), que Juan Guaidó firmó un contrato con asesores estadounidenses en dicho territorio, y hasta le advirtió públicamente a este último, que posee copia del contrato con su firma.

Curiosamente, hasta el momento, aunque los menciona como implicados, el documento del Departamento de Estado no incluye recompensa por ningún militar activo, tal vez porque aún continúan apostando a fracturar a la FANB.

 

Obviamente estas nuevas resoluciones agudizarán la presión económica que ya vienen ejerciendo las medidas coercitivas unilaterales que ha tomado Estados Unidos contra Venezuela a partir de la “Orden Ejecutiva” dictada por Barack Obama.

En artículos anteriores hemos insistido, y volvemos a hacerlo, en la amenaza que representan las empresas trasnacionales y multinacionales que contratan servicios de CMP y financian grupos paramilitares en la frontera colombo-venezolana, como la OXY, Drummond, Glencore, BHP Billington y Anglo American, entre otras.

 

A pesar de estas y otras medidas, Venezuela continúa teniendo fortalezas innegables en este contexto.

 

La lealtad de las FANB a la Constitución y el Ejecutivo, la lucha que finalmente se ha asumido frontalmente contra la invasión del paramilitarismo colombiano sobre el territorio nacional, el hecho de que estos grupos hayan ido perdiendo el  control en los territorios venezolanos fronterizos, la legitimidad del chavismo que persiste  sobre todo en la gran Caracas y mantiene una gran  capacidad de movilización popular.

El fortalecimiento de las Comunas. Y la increíble fortaleza de contar con más de tres millones de milicianos y milicianas dispuestas al combate por la defensa de la Patria.

 

“Con aciertos y desacierto, las fuerzas antiimperialistas del mundo vuelven a tener una trinchera en Venezuela”

 

El relanzamiento de la Doctrina Monroe implica la creación y fortalecimiento de ejércitos irregulares para desestabilizar la región y garantizar la continuidad del despojo de nuestras riquezas.

Desde hace décadas que las instituciones del Estado norteamericano sostienen dichos ejércitos con los capitales del narcotráfico y además participan del negocio de la legitimación de capitales para blanquear los presupuestos de sus operaciones clandestinas.

Todo esto significa que la Casa Blanca aupará el fortalecimiento del tráfico de drogas, aumentará la legitimación de capitales y, como consecuencia, promoverá la corrupción de los Estados de Nuestra América, como lo ha hecho en Colombia.

 

«La iInvasión militar a Venezuela es un gran negocio»

 

En el caso de Venezuela, esta nueva agresión la convoca a fortalecer los equipos de contrainteligencia estatales y populares; deben abrirse canales de comunicación de fácil acceso para que la información fluya desde las comunidades hasta los cuerpos de inteligencia del Estado.

Las Comunas deben consolidar el control sobre sus propios territorios, desde la visión de la defensa integral de la Patria, que incluye el desarrollo de la soberanía agroalimentaria, la educación, la cultura y la seguridad desde la óptica de la lucha no armada y la inteligencia social.

El pueblo debe continuar incorporándose a la Milicia Bolivariana y conformar en cada comunidad las Unidades Populares de Defensa Integral. Por lo que recomendamos la lectura del Manual que comenzamos a publicar hace unos meses, para enfrentar la invasión paramilitar desde las comunidades.

 

La respuesta a esta y otras amenazas debe ser siempre la unidad, no solo nacional. Con aciertos y desacierto, las fuerzas antiimperialistas del mundo vuelven a tener una trinchera en Venezuela.

En momentos en que le capitalismo se sumerge de nuevo en una gran crisis mundial, no dar un paso al frente, es perder una gran oportunidad histórica; en nuestro caso, la de acabar con el imperio del capital, que es la causa primera de esta pandemia.

Por: María Fernanda Barreto (Analista internacional y escritora)

 

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Ciudad VLC / Correo del Alba

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