La reciente beatificación de José Gregorio Hernández por parte del Vaticano este 2020, no sólo afecta el espectro católico nacional, sino sus implicaciones en el plano mítico-animista, socio-cultural y estético. El bien llamado médico de los pobres da para todos los gustos y colores.

Por ejemplo, para los sectores más conservadores y visibles del episcopado, significa una rara cabeza de turco para criticar al gobierno o la etiquetada dictadura castro-comunista. Sólo que escurriéndole el bulto al antiimperialismo, se omite que nuestro beato se ofreció a tomar las armas para combatir la invasión de potencias europeas al país en 1902.

Por otra parte, santificado por la vía más expedita el Papa Juan Pablo II [quizá más por su participación activa en el derribo del Muro de Berlín antes que por los milagros realizados], el nuestro esperó muchísimo más tiempo [sabrá Dios por qué]. Creemos que Pedro León Zapata da en el clavo: Es dificilísimo convertir en santo a un pro-hombre que opera de ultratumba.

 

 

Desde el punto de vista literario, tenemos el artículo de Rómulo Gallegos referido a las exequias fúnebres del ya declarado santo por el pueblo de Caracas y Venezuela, paralizado por su deceso en un ámbito cuasi feudal, pero pro capitalista en lo petrolero. Incluso, salvando las distancias, el cuento de Rafael Zárraga “Juan Topocho” nos habla de cómo en su pueblo de origen se construyó el mito de su extraña santidad animista.

En lo que toca al género de la biografía, hemos leído las del Doctor Natalio Domínguez Rivera (1953), Manuel Díaz Álvarez (1974) y María Matilde Suárez (2005), las cuales proporcionan ópticas diversas dentro de la apología al Beato de Venezuela: desde la apostólica hasta la sociológica. Destaca también la entrada dispensada en la enciclopédica “Rostros y personajes de Venezuela”, El Nacional, fascículo 17, pp. 202-204.

 

Nos queda por leer la biografía del sacerdote jesuita Javier Duplá, cuyo pdf está a disposición del público en la web de la UCAB, sólo que el link no abre hasta ahora. ¿Cosas de la oferta y la demanda, dada la beatificación? Quién sabe pero insistiremos hasta lograrlo.

Incluso en “Lecturas venezolanas” (1926), Mario Briceño Iragorry no sólo hace una micro-biografía sino que lo incluye como autor literario dentro de los místicos venezolanos [Los maitines, 1912]. Como se sabe, José Gregorio publicó relatos de corte religioso moralizante en “El Cojo Ilustrado” como el antes referido, así como también El Sr. Dr. Nicasio Guardia (1893), Visión de arte (1912) y En un vagón (1912). Además dejó inconcluso un ensayo titulado La verdadera enfermedad de Santa Teresa de Jesús (1907).

Otra referencia literaria que disgustó hasta al Cardenal José Humberto Quintero, fue “Las Celestiales” (1965) de Miguel Otero Silva con dibujos de Pedro León Zapata. Dice la copla que al Beato le toca con picante pero con respeto: “Hace milagros bonitos / San José Gregorio Hernández, / dando maridos chiquitos, / ¡pero con palomas grandes!”

En el comentario en prosa que le sigue a esta copla, tenemos la continuidad hiperbólica del texto humorístico que arremete contra la “limosna” y no contra el Santo de los venezolanos. Teniendo en cuenta la espera del afro-peruano Martín de Porres para acceder a la santidad, esto es de 323 años, se nos dice que “Si la Iglesia llega a emplear una paciencia similar con el doctor Hernández (…) es muy posible que Venezuela logre introducir su primer Santo en el Almanaque en el año 2342”. ¡MOS se peló por sólo 322 años!

En lo audiovisual, se cuenta con dos unitarios para la TV que pueden verse en internet: El Venerable [RCTV, 1990] escrito por Leonardo Padrón y protagonizado por Flavio Caballero; y José Gregorio Hernández, el Siervo de Dios [VV, 1990] escrito por Omer Quiaragua, Armando Rivero y Claudia Nazoa y protagonizado por el finado actor Mariano Álvarez. Varía el registro pero no el tenor apologético.

También se puede acceder por internet al documental El Santo Salvaje (2011) de John Petrizzelli que ofrece una visión multicultural y, si se quiere, ecuménica vinculante del catolicismo y el animismo, en torno al Beato múltiple de José Gregorio Hernández. El cine de ficción hace alusiones suyas en filmes como La Quema de Judas de Román Chalbaud y Lily de Abraham Pulido.

 

José Gregorio Hernández-NY-1917

En lo tocante a las artes plásticas, además de las caricaturas de Zapata y por supuesto las estampas religiosas, podemos citar la exposición [tildada de sacrílega por el catolicismo ultramontano y la godarria local] “Cada cual con su santo propio” de Carlos Zerpa (1980, Teatro de la Campana, Valencia); o el candor de tallistas populares como Viviano Vargas [un José Gregorio sin sombrero, con aureola dorada y sandalias expuesto aquí en 2006].

No podemos olvidar que la iconografía de José Gregorio, partiendo de una fotografía suya tomada en Nueva York el año 1917 [la clásica imagen con sombrero, traje y zapatos negros], se inicia con el trabajo del artesano religioso Ugo Bartoli por el favor de salud recibido, quien hizo su primera estatuilla que se reproduciría en serie como objeto / fetiche de culto religioso y consumo comercial.

Lo mismo pasaría con la foto del Che Guevara realizada por Korda, para beneplácito cultural kitsch portátil y mercachifle. No sabemos por qué los mentores de los mass media y del mercadeo de ultra-tumba se ofenden por su parecido con Cristo. Compárese las fotos de su cadáver en Bolivia con el Cristo muerto de Holbein o el de Mantegna.

 

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Excúsennos el párrafo digresión y continuemos con José Gregorio. Asimismo, recordamos una fotografía de Orlando Baquero, recogida en su libro Arqueología del aire [2007, p. 80] en la que una devota conversa de rodillas con su imagen blanca, tamaño natural y de perspectiva cenital en el santuario de Isnotú.

En la Bienal del Sur llevada a cabo en el Museo de Arte Valencia, nos divirtió y gustó una video-instalación de los colectivos Teatro 3 AC Y Delaonza films alusiva al santo por venir, una exploración en tono de comedia como mito místico, cultural y popular: El médico de los pobres se metamorfosea en grafitero, en Comandante de Santidad en la corte mestiza católico-animista, en el médico familiar y en motorizado.

¿Cuál es el José Gregorio de tu preferencia? He allí una de sus grandes virtudes, la de ser pro-hombre de la Venezuela mestiza y sincrética a Dios gracias.

 

José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC

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