“José Martí, símbolo de vanguardia permanente” por Laura Antillano

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Laura Antillano-La Palmera Luminosa-Maigualida Espinoza

Una de las presencias más extraordinarias de nuestra historia Latinoamericana fue, sin lugar a dudas, la del prócer cubano José Martí.

Todas las circunstancias que nos relatan su historia, cada uno de los pasos que llevó a cabo en su vida pública son de una significación profunda, en cuanto al reconocimiento en él de una conciencia clara, pensante, determinada en su concepción de la emancipación y la  necesaria independencia de nuestros pueblos latinoamericanos.

Su historia, su vida, su literatura, su entrega, su vínculo con la Independencia y la historia de Cuba,  es un cielo lleno de circunstancias y sentidos que nos arropa a los latinoamericanos por múltiples razones.

El que Cuba decidiera dedicar el año completo a su celebración nos resulta un acierto en todo el sentido de la palabra.

 

josé martí-pintura

Confieso que personalmente mi vínculo como lectora con Martí nació el día en que mi padre me regalo un libro que resultó ser una edición especial de todos los ejemplares de La Edad de Oro, el periódico que creó el prócer, especialmente dedicado a los niños latinoamericanos. El que aún en nuestros días considero imprescindible para que las generaciones nacientes de latinoamericanos entiendan desde  temprana edad, lo que significa  la conjunción de elementos históricos y en general culturales, que nos dieran una explicación poética, científica, sentimental y hasta filosófica de quienes somos naciendo en estos territorios, y abarcando las culturas del mundo, en serena convivencia.

La figura y la obra de José Martí  para mí personalmente, constituye un bastión importantísimo en el camino de los pasos que vamos dando, desde esa construcción que se inicia en la niñez y es un camino de encuentros hilvanados entre lo real y lo soñado, lo vivido a través de la palabra que relata y explica, pero que paralelamente se conecta a la ilusión, los sueños, el misterio y la aventura.

 

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Es por ello que al escribir mi novela “Solitaria Solidaria”, José Martí pasó a ser un personaje en ella, en el afán primordial de darle un lugar dentro del mundo de la reconstrucción y el ensueño personal, como un voto de aplauso definitivo, en lo personal, como un grano de arena o una ola del mar, en el inmenso tesoro de aportes que todos los latinoamericanos debieran considerar a la hora de celebrar una figura con la fuerza inteligente y amorosa, de todo lo que ese intelectual, poeta, luchador, dejó como regalo a todos nosotros y a las generaciones venideras. ¡Salve, José Martí!

Celebramos todas  las actividades que por estos días se llevan a cabo en su honor. Y ojalá las escuelas, desde nivel primario, consideraren el dar a conocer el alcance de su importancia  a nuestros niños venezolanos.

 

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Laura Mercedes Antillano Armas (Caracas, Venezuela, 8 de agosto de 1950) es una escritora venezolana, que ha incursionado en los géneros de ensayo, poesía, cuento, novela y crítica literaria. También ha trabajado como titiritera, guionista de radio y televisión y promotora cultural.

Es licenciada en Letras Hispanoamericanas y Magister en Literatura Venezolana por la Universidad del Zulia (LUZ). Durante 25 años ejerció como profesora de Literatura en el pre-grado de la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo (UC). También coordinó el Postgrado en Literatura Venezolana de la UC (1995-1998), además de ejercer también como Directora de Cultura de la misma universidad (1999).

Es ganadora del Premio Nacional Cultura, mención Literatura, 2012-2014,​ Premio Bienal José Rafael Pocaterra mención Poesía con la obra “Migajas” (2004), Ascesis al Premio Miguel Otero Silva de la editorial Planeta de Venezuela con su novela “Solitaria solidaria” (1990), Premio de Cuento del diario El Nacional con su cuento “La luna no es de pan de horno” (1977), Premio Julio Garmendia de la Universidad Central de Venezuela (UCV) con el cuento “Caballero de Bizancio” (1975).

Entre su vasta obra publicada se incluyen, entre otros: La bella época (cuentos, 1969), La muerte del Monstruo Come Piedra (novela, 1971 y 1997), Un carro largo se llama tren (cuentos, 1975), Haticos Casa Nº 20 (cuentos, 1975), Los niños y la literatura (estudio, 1978), Maracaibo: Las paredes del sueño (textos, con fotografías de Julio Vengoechea, 1981), Perfume de gardenia (novela, 1982, 1984 y 1996), Dime si adentro de ti no oyes tu corazón partir (cuentos, 1983 y 1992), Cuentos de película (cuentos, 1985 y 1997), Literatura infantil e ideología (estudio, 1987), La luna no es pan de horno (cuentos, 1988), Solitaria Solidaria (novela, 1990 y 2001), ¿Cenan los tigres la noche de Navidad? (cuento infantil, 1990 y 2005), ¡Ay! Que aburrido es leer: El hábito lector y el cuento de la infancia (estudio, 1991), Jacobo ahora no se aburre (cuento infantil, ilustrado por Tony Boza, 1991), Tuna de mar (cuentos, 1991), Diana en la tierra wayúu (novela infantil, 1992), Una vaca querida (literatura infantil, 1996), Apuntes sobre literatura para niños y jóvenes (estudio, 1997), Las aguas tenían reflejos de plata (novela, 2002), Elogio a la comunidad (texto divulgativo, 2004), Poesía completa 1968-2005 (poesía, 2005), Emilio en busca del enmascarado de plata (novela para niños, 2005), La luna no es pan de horno y otros cuentos (antología de cuentos, 2005), La aventura de leer (estrategias de lectura, 2005), Libro de amigo (poesía, 2007), Crónicas de una mirada conmovida (crónicas periodísticas, 2011), Ellas (Semblanzas, artículos, entrevistas, 2013), Las alas de la lectura (estrategias de lectura, 2019), Me haré de aire (cuentos, 2021).

 

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