La ONU derrotó aspiraciones injerencistas al legitimar la voz soberana del pueblo.

“No estamos solos”. Esta frase pronunciada por el Presidente de la República, Nicolás Maduro, demostró como el multilateralismo derrotó las operaciones criminales que perseguía la instalación de un “gobierno paralelo” al servicio del hegemón norteamericano.

  • En febrero de 2019, la Secretaría General de la ONU ratificó a Maduro como “única autoridad legítima” de Venezuela al ser reconocido por los Estados miembros de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, suscribiendo así la decisión soberana expresada por 6.248.864 electores en los comicios presidenciales del 20 de mayo de 2018.

 

Esta acción se tradujo en el fracaso de la activación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), invocado por el autoproclamado Juan Guaidó en septiembre como “parte de una sola estrategia para conquistar el cambio”, reseña CNN en Español.

“El reconocimiento al Gobierno Bolivariano es un triunfo para la paz y el derecho internacional, pues elimina la posibilidad de que un gobierno títere creado por EE.UU. y sus satélites sea usado para invocar una acción militar contra el pueblo venezolano”, subrayó el embajador de Venezuela ante la ONU, Samuel Moncada, en diciembre de 2019.

De esta manera, la Asamblea General, integrada por 193 Estados miembros, sentenció cualquier maniobra entreguista que pretendiera relegar a “gobierno alterno” al democráticamente electo. Fue una estocada para las aspiraciones de los golpistas, mientras que para quienes “estamos en la lucha” significó “una victoria en esta segunda liberación de nuestra Patria”.

 

 

  • Y es que el aval de la comunidad internacional al “liderazgo” de Juan Guaidó era la base de su interinato, así como la principal proclama de Estados Unidos (EE.UU.) y gobiernos aliados para justificar una intervención extranjera disfrazada de “transición pacífica”, quebrantando los fundamentos básicos del derecho internacional.

A mediados de 2019, el aparente respaldo al militante de Voluntad Popular (VP) se reducía a 43 gobiernos, de los cuales 14 pertenecían a la región y 28 a la Unión Europea (UE). Esta cifra apenas representa 22,16% de los países miembros de la ONU, razón por la cual no podía considerarse como “comunidad internacional”.

El reconocimiento a la “presidencia encargada” fue de carácter político, dado que la mayoría de estas naciones no se arriesgó a un nombramiento diplomático oficial para evitar consecuencias jurídicas (retirada de privilegios e inmunidades o expulsión de representantes diplomáticos, bajo el principio de reciprocidad), refiere un trabajo especial del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores .

En la ONU tampoco se materializó sus aspiraciones. Después de que la solicitud de Guaidó de impulsar “mecanismos de apoyo” para enfrentar la supuesta crisis humanitaria recibiera como respuesta que debía ser aprobada por la administración de Nicolás Maduro, la Asamblea General confirmó las credenciales de la representación diplomática asignada por el Gobierno Bolivariano, aun cuando Washington presionó para derogarlas.

 

 

  • “Ha llegado la hora de que la ONU reconozca a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela y acepte su representante en esta organización. Maduro debe irse”, exigió el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, en el Consejo de Seguridad en abril de 2019, citado por el periódico El Universal.

A la sede de la ONU, ubicada en Nueva York, no ingresó la delegación de Guaidó como representante de Venezuela, cuya vocería durante el 74° período de sesiones de la Asamblea General ejerció la vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez, quien denunció la existencia de un terrorismo económico “para aplicar doctrinas de cambio de régimen y robar los recursos de las naciones”.

 

 

  • Así pues, el “gobierno fantasma” debió conformarse con acreditaciones facilitadas por sus aliados latinoamericanos, accediendo en calidad de asesores o expertos de misiones diplomáticas de otros países.

El fracaso de esta estrategia “desesperada”, descrita así por el canciller de la República, Jorge Arreaza, se sumó a la declaración del secretario general de la ONU, António Guterres, que desmentía un presunto encuentro con Juan Guaidó, anunciado previamente con bombos y platillos.

A pesar de “tanta infamia y tanta mentira”, Venezuela ganó un lugar en el Consejo de Derechos Humanos al capitalizar 105 votos a favor en la elección del 14 de octubre. En tanto, Maduro lo calificó de “triunfo histórico” frente a “chantajes imperiales contra los gobiernos del mundo”, el autoproclamado aseguró que era una “mancha” para la ONU.

En apego al principio de garantizar el cumplimiento del derecho internacional, el reconocimiento pleno de la ONU a la Presidencia de Nicolás Maduro, vigente para el período 2019-2025, selló la paz en medio de operaciones injerencistas que atentan contra la soberanía y la institucionalidad de Venezuela.

En el 75° período de sesiones de la Asamblea General, que inició el pasado 15 de septiembre, nuevamente la representación del Gobierno legítimo y constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, en voz de su presidente Nicolás Maduro, defenderá la verdad de todo un país, así como el derecho de los pueblos que se niegan a someterse a los designios de poderes hegemónicos.

“Venezuela forma parte de una voz digna, rebelde y humilde que recuerda al mundo que los pueblos sí pueden”, sentenció Maduro en vísperas del debate que se realizará mediante videoconferencia, producto de la pandemia por COVID-19.

 

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Ciudad VLC / VTV