Cada uno de los períodos vacacionales que establece el calendario laboral venezolano, sin contar los famosos puentes mediante los cuales prolongamos ingeniosamente los días de asueto, es ocasión para que tanto las autoridades como las instituciones privadas dirijan a los vacacionistas los más patéticos llamados para que protejan sus propias vidas a través de normas de prudencia y moderación. En casi todos estos llamados está presente la palabra de hoy, tragedia. “No permitas que tus vacaciones se conviertan en tragedia«, “No corras, evítales una tragedia a tu familia y al país”, se insiste y se habla del alzado trágico de la locura vacacional.
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El uso de estas palabras no puede ser más apropiado, puesto que son absolutamente serias, desde su origen: tragedia, nombre de la obra dramática de mayor grandiosidad, viene del latín tragoedia, derivado a su vez el griego tragodia, que significa literalmente “canto de macho cabrío”, porque proviene de tragos, macho cabrío, chivo y adéin, cantar, así llamado porque se entonaba en la antigua Grecia mientras se sacrificaba uno de estos animales a Dionysos, dios del vino, que en latín llevaba el nombre de Baco.
Quitando ahora un poco de seriedad al asunto, ¿no les parece que la mayor parte de las tragedias que se producen en nuestras temporadas vacacionales no provienen precisamente de tragos griegos sino de los venezolanísimos tragos “palitos”?
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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)
Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».
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