Esta semana culminó el ciclo de talleres de la primera etapa de la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla, un proyecto del Movimiento Poético Mundial capítulo Venezuela, promovido por el Ministerio del Poder Popular para la Educación y la Vicepresidencia de Comunicación, Cultura y Turismo.
El proyecto se desarrolla, ahora, en 16 estados del país en 151 liceos de educación básica, con 139 facilitadores (poetas) que acompañan a más de mil jóvenes, entre 13 y 16 años de edad, que forman parte de este movimiento.
La escuela tiene como eje fundamental formar lectores y despertar la sensibilidad creadora a través de la lectura de autores venezolanos y latinoamericanos. El método de los talleres se basa en la propuesta de Juan Antonio Calzadilla del “texto maestro”, planteada en su libro “Crear con la palabra, módulos para talleres de escritura y lectura”.
Nos dice Juan Antonio Calzadilla que un texto maestro es un poema que invita a un lector a escribir. Parte de la premisa de que “la literatura es inducida por literatura”. En este sentido, todo poeta ha sido influido por otros, cuya obra despertó la sensibilidad por el oficio. Por consiguiente, la lectura de textos maestros inducirá a los jóvenes hacia una búsqueda personal.
La Escuela Nacional de Poesía es un proyecto que transformó la vida de muchos jóvenes que han atravesado por circunstancias personales, familiares, duelos, y a los que ahora la poesía les permite ver la vida de otra forma.
Jesús Paredes, un estudiante del estado Trujillo nos dice: “la poesía se puede tomar como una manera de desahogo de la vida, diría, que tiene el escritor, puede tener un mal momento en su vida y toma esa rama para expresar lo que siente”.
Abraham Gómez de 16 años, del estado Trujillo, también nos comenta: “Sí lo creo, debido a la forma expresiva que nos permite”.
Daniela García, una joven trujillana, expresó: “Ayuda a expresar y conocer nuestros sentimientos, mejora la calidad de vida y la salud mental”.
La poesía es un oficio que se interpone a la muerte y que muchos jóvenes pueden percibir como una forma de autoconocimiento, de conectarse a la vida y consigo mismo. En este sentido, la escuela cambió la cotidianidad de adolescentes a los que ahora la poesía les permite abrazar certidumbres.
Joussette Rivodó, facilitadora del estado Mérida, nos expresó lo siguiente: “Ha sido una experiencia profunda en diversos sentidos… las circunstancias, a veces adversas… son chispas para uno reinventarse y continuar”.
Luz del Mar Higuera nos dice, por su parte: “Ha sido una gran actividad el hecho de estar con estudiantes que inician el bachillerato, los cuales han pasado por momentos en su vida familiar que me hacen reiventar la visión del mundo. Puedes llegar a descubrirlos en la palabra y ellos sienten que es un puente que los puede unir a la familia”
Xavier Rodríguez, facilitador del estado Mérida, expresó: “Me considero afortunado haber trabajado con este grupo donde la mayoría de los jóvenes tiene esa inclinación hacia las artes, creo que experiencias como estas deben replicarse en todos los espacios educativos del país”.
Para Joussette Rivodó, facilitadora del estado Mérida, la poesía es “un territorio permanentemente presente, una práctica de vida” a la que incursionó cuando era niña a través de cuentos… y fue su experiencia como madre, “desde el dolor de la separación y la práctica por el cuidado corresponsable de la vida” que se revela como palabra acompañante, transformadora…
Indudablemente, la poesía es el instrumento que tiene el poeta de darle respuestas a las preguntas del espíritu. Todo cuanto le ocurre a la vida le ocurre también a la poesía. Acercar a los jóvenes a la literatura contribuye a tener una vida más amable.
Para Migle González, facilitadora de Mérida, «la poesía “ha sido una compañera de muchas etapas de la vida” que le ha permitido “establecer diálogos con el interior y el universo”. Es una forma de mantener con vida el pasado que somos.
La Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla continuará, en una segunda etapa, en todos los estados del país, junto al inicio del año escolar con el compromiso de ampliar nuevos espacios para el cultivo de la palabra.
Finalmente queremos compartir dos textos del estudiante Christian Dávila, del liceo Tulio Febres Cordero del estado Mérida:
Me levanté
Reclamé a la soledad porqué me despertó
Oigo tocar la puerta y con la calma de un león
acechando una gacela la abro.
Una mujer de rostro deprimido por el peso de los
siglos y cuerpo de arcilla mancillada.
Abre su boca.
De aquel infierno celeste solo oí una voz que recuerda
a los años muertos exclamar.
“plácidamente permítaseme dormir”.
La prosa de los vientos
Soy lo que la marea canta en la prosa de los vientos.
Soy la pobreza malvivida e inocente, nunca juzgada por
los justos.
La mujer deprimida por los siglos
es la jueza que mancillaré por sus veredictos nada benedictos
a mi sentencia anti-poeta rezagado en los prolijos
caminos de la vida. Soldada sempiterna a mis entrañas
vive la prosa áurea de las brozas volantes
del bosque, está cautivo en mis aludes de suicida
candente y decadente.
Las venas abiertas de los hombres tristes de rostros
paquidérmicos carcomen mi psique.
Empecemos por presentarnos a ti anti-poeta, seudohumano
Contra-anarquista, soy la brisa que no ves al despertar
y vive nadie, porque nadie quiere leer las verdades
de la prosa de los vientos, por terror a volverse parte de ella.
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Vielsi Arias Peraza, Valencia, Venezuela (1982), docente egresada de la Universidad de Carabobo (UC) Mención Artes Plásticas. Ha publicado Transeúnte (2005), colección Cada día un Libro, editorial El Perro y la Rana; Los Difuntos (2010), editorial Fundarte, galardonado con Mención Honorífica Premio Nacional Estefanía Mosca; Los Difuntos (2011), reedición del sistema de imprentas regionales de Carabobo; La Luna es mi pueblo (2012), editorial El Perro y la Rana; Luto de los árboles (2021). Ha publicado también en distintas revistas nacionales literarias y académicas como: Cubile, A plena Voz, Revista Estudios Culturales UC, entre otras. Actualmente coordina la Plataforma del Libro y la Lectura del Ministerio de la Cultura en el estado Carabobo.
Ciudad Valencia / Foto de la autora por Luis Felipe Hernández
