¿Por qué nadie está hablando de esta pedazo de historia? O por lo menos no mucha gente. En realidad, me topé con un fragmento del film en Instagram, donde solo ponían de fondo el nombre del mismo. No dudé en guardar el reel para luego buscarlo, y justo hoy lo recordé… me llevé cero decepción. El Club del Odio (Soft and quiet) es una historia original de la debutante directora Beth Araújo; y espero que no sea la primera y última muestra, porque es hora y media de genialidad pura. Y buscando un poco, encontré que Beth se arriesgó un poco tanto con el tema, como con la grabación en sí. Y resulta que, como era su primer rodaje, no contaba con el suficiente presupuesto, así que toda la película se rodó en tan solo 4 días; lo cual también se traduce en pocos ensayos, pocas tomas, en fin… era un riesgo total que resultó en una obra maestra (o por lo menos para mí).
Realmente la historia en sí es muy cortita (por eso no haré mis acostumbrados subtítulos), así que no sabría cómo hacer un adecuado review de ella, lo cual me da un poco de pena, siento que no le haría justicia. Pero lo intentaré.
La narrativa es, si se quiere, algo simple, pero con un mensaje que detona e incómoda, pasas todo el rato tratando de no hacer caras de desconcierto o sintiendo repulsión. Ese efecto lo quiso conseguir Beth ¡y valla que lo logró! Esta película bien podría ser el perfecto ejemplo de que, para hacer terror y suspenso del bueno, no hace falta que te persigan con un hacha por el bosque o galones de sangre (aunque también me guste ese tipo de terror). Cumple con lo que promete este género: alterarte, dejarte sin aliento, darte ansiedad, sorprenderte y sentir alivio con cualquier detalle insignificante.
A todas estas, deben estarse preguntado “¿pero de qué podría tratar para dejarnos así?” Se los dije, un mensaje detonante y que aún en nuestros días nos asecha: supremacía aria, llevada de una forma tan “simple” que raya en lo absurdo: acoso al mejor estilo de estudiantes de secundaria, pero que termina mal… muy mal. Lo sorprendente de todo esto es que no lo llevan a cabo unos estudiantes, sino mujeres “hechas y derechas” que quieren hacer valer su derecho de ser la mejor raza en el mundo. Los argumentos son tan vacíos y crudos al mismo tiempo, que te hacen cuestionar lo que está bien y mal, y es que así piensan estas personas.
Todo lo tratan de manejar para que no se vea que son racistas, que no odian a nadie, pero en el fondo solo tienen una idea fija en mente: odiar a cualquiera que no sea como ellos. La trama gira en torno a todo eso que vemos en las noticias sobre estos actos y pensamos: “No creo que sea real”, “¿Lo hicieron solo por eso?”, sí, repito: ellos piensan así y por eso actúan como actúan. Las mujeres que vemos en esta historia son tan banales que lo que dicen podría fácilmente pasar por envidia, y se crean este club solo para hablar de lo que “les robaron” los inmigrantes y negros a su raza, y cómo hacer para que los demás entiendan que ellas no están mal y que solo quieren que todo sea “normal y correcto”.
El detalle podría ser insignificante, pero el hecho de que haya sido una mujer la que haya dado vida a esta historia es espectacular, porque las ideas se entienden mejor entre ellas y lo que terminan haciendo… lo siento, pero realmente no creo que lo haya podido hacer un hombre con tanta frialdad y agilidad mental. De hecho, lo podemos ver plasmado dentro del film, uno de los personajes masculinos (son tres, de paso), sale huyendo de la escena antes de que empiece lo peor. Así de nocivas eran estas mujeres. Nada queda a la anticipación, como todo pasa tan rápido, no sabes qué va a ocurrir en el próximo giro de cámara.
¡Ese era otro detalle que me olvidé mencionar antes! La grabación pareciera que sigue solo unos pocos planos tras de los personajes, lo cual le agrega más sensación de incomodidad porque no puedes saber lo que ocurre al lado con otra persona; y lo peor ocurre mientras están enfocando a quien esta gritando o hablando, pero hay el suficiente contexto y ruido para darte cuenta de qué está sucediendo. Esos pequeños detalles, desesperan aún más (y despiertan un poco el morbo) porque no ves en sí qué pasa, pero lo sabes, y te sorprendes a ti misma o a ti mismo porque imaginaste la escena y te sientes más incómoda o incómodo porque quisiste darle imagen a eso tan terrible que ocurre.
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La trama juega mucho con tu mente a tal punto que, en un momento, estás ansiosa porque no quieres que nadie las consiga, y luego estás deseando que algo les salga mal y las descubran… y eso pasa todo el rato. Es agotador, en serio estuve con el corazón a mil y desesperada por lo que ocurría. Así que recomiendo verla con varias tazas de té o, si les gusta la adrenalina, con mucho café, pero bien cargado (así fue que la vi, me alteró más… amé). ¡Y ya!, me iré a respirar con calma, porque recién termino de verla y me puse a escribir sobre ella y me alteré otra vez; así que como siempre les digo: “Si no la han viso, véanla, y si ya la vieron, vuélvanla a ver, no tiene perdida de nada”.
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Isabel Londoño, egresó de la Universidad de Carabobo (UC) en el área psicosocial, tiene también estudios universitarios en turismo y sistemas.
Es una apasionada de la música y del Séptimo Arte desde que tiene memoria, siendo el cine y sus distintos géneros la pasión a la que ha dedicado más horas y análisis. Sus reseñas sobre clásicos o estrenos del cine aparecen ahora, cada viernes, en Ciudad Valencia desde “El Rincón Cinéfilo”.
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