Oriente y Occidente, las dos caras del mundo: un concepto que comprendemos muy fácilmente, pero no es tan fácil de explicar si se tiene en cuenta que nuestro planeta es un globo que está constantemente girando sobre su eje; de manera que si a ver vamos, bien puede decirse que lo que hoy es oriental a medianoche pasa a ser occidental y viceversa.
Pero en vez de sumergirnos en cosas tan profundas, pasemos humildemente a tratar de explicar el origen de las palabras con que denominamos los dos hemisferios o mitades de esta atribulada bola de conflictos.
Occidente, al decir de la Academia: “Punto cardinal del horizonte por donde se pone el Sol en los días equinocciales”, viene del latín occidens, participio activo del verbo occidere, caer, cuyo participio pasado es occasus, de donde proviene el castellano ocaso, “puesta del Sol o de otro astro”, que es también el otro nombre del punto cardinal. Otras acepciones de occidere son sucumbir, morir, declinar y estar perdido.
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En cuanto a Oriente, del latín oriens, es participio activo del verbo contrario, oriri, “levantarse, salir”. De este verbo, que también significa nacer, producirse y empezar, se deriva el sustantivo origen. De Oriente viene, por supuesto, el importante verbo orientar.
A propósito, ¿no estará más bien desorientado aquel que pretenda declararse imparcial en la eterna pugna entre Oriente y Occidente diciendo “ni Oriente ni Occidente, sino todo lo contrario”?
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Tomado del libro “La palabra de hoy / Programa radial” (Cenal, 2014)
Autor: Aníbal Nazoa González (Caracas, 12 de septiembre de 1928 – Ibíd., 18 de agosto de 2001) poeta, periodista y humorista, considerado «uno de los escritores venezolanos que mejor retrató el siglo XX».
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