El gato
El gato no tiene muchas habilidades sociales al no ser un animal social. Su lenguaje corporal básico con los otros gatos nuevos es mayormente defensivo y desconfiado. Necesitan un largo protocolo para confiar en el otro gato y aceptarlo cerca, superando la distancia crítica corporal.

Pueden elegir si se acercan o no al otro gato, si se pelean o huyen.  Muestran este lenguaje defensivo e intolerante y tardan un tiempo, si lo consiguen, en aceptar la presencia del otro gato, sobre todo si es adulto, y sobre todo, si son de carácter territorial, miedoso, inseguro o poco sociable.

 

Los territorios en los que viven los gatos están completamente marcados con las feromonas de los gatos que viven allí. Estas feromonas, territoriales, sociales, sexuales, es la primera comunicación entre los gatos, es la comunicación química.

Contiene información suficiente para que cualquier gato que las huela sepa el sexo del otro gato, su estado de ánimo y de salud, hace cuánto tiempo que pasó por allí y que dejó estas feromonas, si está en celo y en qué fase está.

 

Si aún oliendo estas feromonas que indican el territorio de otro gato deciden avanzar, se lo van a encontrar tarde o temprano, y aquí comienza el protocolo entre ellos, que depende de su carácter:

  • Si uno de los dos (o los dos) es muy territorial y con un carácter seguro, tenderá a ir directo a agredir al otro gato para echarlo. Puede haber una pelea muy fuerte pero siempre acaba cuando uno de los gatos huye del territorio.
  • Si son territoriales pero no quieren conflicto, empiezan con un lenguaje ofensivo/defensivo para intentar echar al otro gato a base de amenazas (lenguaje corporal). Puede haber una persecución hasta echar al otro gato o puede acabar en una pelea si el otro gato se enfrenta igualmente. Lo normal es que quieran evitar el conflicto.
  • Si ambos tienen miedo y no quieren conflicto, comienzan con un lenguaje corporal defensivo y con señales de calma y de distracción. Esto puede acabar en persecución o con alguno de los dos huyendo, o acercándose mediante señales de calma. Es menos intenso que los primeros casos.
  • Si ambos son muy sociables o uno de ellos, aún así serán cautelosos, y tendrán un lenguaje corporal de señales de calma y también provocativo, para comprobar si el otro gato viene de buenas o les quiere agredir.
  • Si uno de ellos es muy miedoso, se muestra a la defensiva, puede convertirse en objeto de persecución o acoso, pero si no hay más recursos en la zona lo pasará muy mal, siendo atacado frecuentemente. Se genera a veces una cadena, un gato ataca a otro y este ataca a otro más.

 

Los gatos mayores o los más sociables suelen ayudar a mantener el orden de una forma muy neutra y equilibrada, pero no siempre existe esta figura y no siempre se involucran.

 

 

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Ciudad Valencia / Terapia Felina