«Libros, buscaban libros (II)» por Vielsi Arias

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Vielsi Arias-columna-Ciudad Escrita-Festival Internacional de Teatro Progresista

Libros, buscaban libros… Pasearnos por una historia del libro en Venezuela y su circulación desde el continente europeo a nuestra geografía implica hacer referencia a tres momentos importantes para la historia de la edición en el país, así como a las iniciativas editoriales privadas, revistas, publicaciones institucionales y grupos literarios que contribuyeron con ella.

En este sentido  haré referencia a tres momentos particulares que, a mi juicio, contribuyen con el tejido de una historia de la lectura, el libro y la edición, así como algunos sellos fundamentales para la memoria cultural de Venezuela, hasta llegar a uno de los eventos literarios más significativos como lo es la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN).

El primer momento está referido a la ruta comercial de La Carrera de Indias (1569),  hecho determinante que contribuyó con la circulación del libro en América. La Carrera de Indias fue un monopolio comercial entre España y Las Indias que permitió traer y saquear objetos de gran valor, comercializar frutas, plantas, semillas, granos, animales y libros

Establecida con el objeto de proteger las cargas de las flotas (las cuales trasportaban en algunos casos objetos de valor) puesto que a veces eran asaltadas por piratas y corsarios, y para evitar inconvenientes, se crean esta rutas marítima; hacia 1820, se  instaura una ruta comercial más abierta que permite transportar mercancías al continente.

En América, la imprenta llegó primero a México (1536) y a Venezuela en 1808, hecho que incide en la vida social y política de la Capitanía. Muchos libros circulaban por solicitud de particulares, sin embargo, es importante considerar que para la época otros eran censurados y entraban por vía del contrabando.

Elis Labrador, en su texto “En el nombre del libro: hacia una historia fragmentada, un aporte” (s.f.), nos da cuenta del ingreso de libros destinados a distribuidores particulares y comerciantes americanos. Cita el documento que las cifras de solicitudes, para la época, giraban en torno a temas relacionados con la literatura, la religión, la historia y la ciencia. Los registros más numerosos de distribución de Cádiz a Nueva España corresponden a los libros: Diccionario de la Real Academia Española, Don Quijote de la Mancha, Año Chistiano y Prontuario de la teología moral, entre otros. Estas solicitudes nos develan el papel que jugó la lectura en los procesos sociales y políticos vividos para la época en el Continente.

La imprenta llega a Venezuela hacia en 1808 y funcionó a favor y en contra de la lucha emancipadora. Llega a la capital bajo aprobación de la Real Audiencia con el objeto de publicar La Gazeta de Caracas  (primera publicación impresa en Venezuela); comenzó a circular el 28 de octubre de 1808, luego que Mateo Gallagher y Jayme Lam (a solicitud del Gobernador Juan de las Casas) la trajeran a la Capitanía:

 

Apertura de la Imprenta

Mucho tiempo ha que la ciudad de Carácas echaba de menos el establecimiento de la Imprenta. Los socios D. Mateo Gallagher y D. Jayme Lamb esperan tener la dicha de realizar tan justos deseos, y piden al público, se sirva acoger favorablemente sus servicios.
Gazeta, 24 de octubre de 1808. N°1

 

Andrés Bello será el primer redactor de La Gazeta de Caracas. Esta contaba con secciones variadas de noticias, ventas, fuga de esclavos y servicios, entre otras. Hasta la fecha de su desaparición estaría sometida a los intereses de los gobiernos de turno. Así en un período funciona a favor de la causa independentista y en otros, en su contra.

Un segundo momento, y relevante para una historia del libro, fue la fundación de la Imprenta Nacional el 15 de  octubre de 1872, bajo el gobierno de Antonio Guzmán Blanco. Desde su fundación a la actualidad, a la Imprenta Nacional se le asigna la función de: “imprimir, publicar, difundir las decisiones jurídicos-políticas emanadas de los entes oficiales de la administración central del Estado venezolano”.

Así, el 31 de mayo de 1928, durante el gobierno de Juan Vicente Gómez, se crea la Ley de Imprenta Nacional y Gaceta Oficial, donde se establece que el Estado tendrá bajo su servicio una imprenta.

Un tercer momento corresponde a la edición de la revista El Cojo Ilustrado, publicada por primera vez el 1° de enero de 1892 hasta el año 1915. Este proyecto editorial de Jesús María Irigoyen se imprimía en un formato de ¼ (32×32 cm) en papel glasé. La iniciativa nació como un folleto de la fábrica de cigarros El Cojo con el propósito de publicitar el producto, al año de su publicación la empresa decide comprar una tipografía con el deseo de diversificar y promocionar su mercancía.

Tras el fallecimiento de Jesús María, su socio Herrera Irigoyen compra los activos y se plantea crear la revisa artístico cultural El Cojo Ilustrado. La revista era una publicación que condensaba contenidos de arte, literatura, historia y crónicas con la participación de importantes artistas del país.

Entrado el siglo XX, las políticas de censura de la dictadura gomecista van a afectar la producción editorial en Venezuela. Muchos escritores que vivieron su juventud durante el régimen serán victimas de aislamiento y persecución. Decía Picón Salas  que “el siglo XX en Venezuela empezaba después de la muerte de Gómez”,  refiriéndose a los días aciagos que vivió el país y la literatura durante el régimen de Gómez. Luego de su muerte surgirán iniciativas editoriales como necesidad de registrar la dinámica cultural que creció silenciosa durante la dictadura.

 

Iniciativas editoriales en Venezuela desde el siglo XX a la actualidad

A mediados del siglo XX nacen en Venezuela varias iniciativas que vienen a dinamizar la producción intelectual y contribuyen con la construcción de un pensamiento latinoamericano a través de la publicación de distintos temas relacionados con la cultura del país, filosofía, historia y literatura venezolana y del mundo y la preservación de una memoria latinoamericana, colocando a disposición de los lectores una diversidad de títulos y colecciones, me refiero (entre otros) a: Fundación Eugenio Mendoza (1950),  Monte Ávila (1968), Hermanos Vadell (1973), Biblioteca Ayacucho (1974), Ediciones EKARÉ (1978), Fundación Bigott (1981), Playco editores (1991) y más recientemente la Fundación Editorial El perro y la rana (2006), un sello editorial del estado venezolano que hasta la fecha ha editado más de 4.500 títulos disponibles en “la biblioteca más ligera del mundo” y que nace bajo el principio de democratizar el acceso al libro, la formación y la promoción de la lectura.

De la mano de este proyecto editorial germina la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN), continuando la tradición de pequeñas ferias de libros que se realizaban en Caracas, celebrada por primera vez en el año 2005, bajo el auspicio del Centro Nacional del  Libro (CENAL) solo en la ciudad de Caracas con invitados nacionales e internacionales. Dos años más tarde, la feria comienza a recorrer el país con un lema, acompañada de las novedades editoriales del sistema de publicación del estado venezolano a través de capítulos con homenajeados regionales e invitados nacionales.

La FILVEN es considerada uno de los eventos literarios más importantes del país que reúne a libreros, editores, librerías, lectores, escritoras, instituciones públicas y privadas, universidades, artesanos, músicos, dramaturgos, promotores de lectura, niños y niñas, jóvenes, docentes, investigadores e intelectuales. En definitiva, a todo un público lector en búsqueda de libros.

Luego de dos años de encierro por la pandemia de Covid-19, la Feria del libro retoma su curso y vuelve a recorrer el país. El próximo 9 de junio llega a nuestra ciudad de Valencia, la de Carabobo, hasta el domingo 12, con una diversa programación literaria que comprende los espacios del Museo de Arte Valencia (MUVA), El Centro de Artes Vivas Alexis Mujica (CAVAM), el Centro Cultural Nelson Mandela, el Museo Casa Páez y La Casa de la Estrella; escenarios para esta fiesta de la palabra.

En esta edición 17°, bajo el lema “Leer independiza”, homenajeamos al maestro Reynaldo Pérez Só y a la Revista Poesía. Nos acompañan Monte Ávila, Fundarte, Hermanos Vadell, Editorial Trinchera, Editorial El perro y la rana, Fondo editorial IPASMÉ, Fondo editorial Últimas Noticias, Fondo Editorial Batalla de Carabobo (CEBAC), River Ediciones, Departamento de Publicaciones de la Universidad de Carabobo, Rubiano Ediciones, Nelara Editores, Librería La Alegría, Libreros del Puente Fuerzas Armadas (Caracas), Libro Livre, Giros y libreros independientes de Valencia.

Entre las autoras que nos visitan se encuentran Isabel Rivero de Armas, Laura Antillano, María Alejandra Rendón, Azul Urdaneta, Miríh Berbín, Danibia Abreu y Ana Lucía Herrera.

¡Quedan todos invitados a buscar libros!

Fuentes:
Labrador, E. (s.f.). En el nombre del libro: hacia una historia fragmentada, un aporte. Archivo personal del autor.
Servicio Autónomo de Imprenta Nacional y Gaceta Oficial. Historia. http://www.imprentanacional.gob.ve/institucion/historia.php
García, C. (s.f.) La carrera de Indias. Revista Nova et Vetera.
https://www.urosario.edu.co/Revista-Nova-Et-Vetera/Vol-1-Ed-1/Cultura/la-carrera-de-indias/
Museo del libro venezolano. Gazeta de Caracas.
https://museodellibrovenezolano.libroria.com/gazeta-de-caracas/

 

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Vielsi Arias Peraza (Valencia-Venezuela, 1982) es licenciada en Educación, mención Artes Plásticas, de la Universidad de Carabobo (UC) en 2005. Participó en los talleres del Ateneo de Valencia y de la Dirección de Cultura de la UC (2003). Es miembro de la Red Nacional de Promotores de la Lectura por el estado Carabobo. Es autora del poemario Transeúnte (Editorial el perro y la rana, 2005) y de La Luna es mi pueblo. Memorias del pintor Cristóbal Ruiz (Editorial el perro y la rana, 2008).

 

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