“Los 20 años del Sujeto Histórico de la Revolución Bolivariana (I)” por Christian Farías

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Este miércoles 13 de abril de 2022, en horas de la tarde, el presidente Nicolás Maduro presidió el gigantesco y extraordinario acto público de calle en Caracas, la ciudad capital de la República Bolivariana de Venezuela, con motivo de los 20 años del nacimiento de lo que muy bien hemos llamado EL SUJETO HISTÓRICO DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA-CHAVISTA, conformado por la unidad cívico-militar-religiosa, patriótica, popular y revolucionaria, anti-imperialista y socialista bolivariana del siglo XXI.

Podemos decir, con mucha objetividad y racionalidad política, que fue un extraordinario acto de demostración de fuerzas que reafirman, ante los ojos del mundo entero, la gran fortaleza social, política, organizativa, emocional, subjetiva y objetiva, de nuestro proceso revolucionario, precisamente porque existe un Sujeto Histórico que preside y determina el Proceso Histórico de nuestra revolución, en este Tiempo Histórico, lleno de un dinamismo intenso y original que hoy asombra y llama la atención del mundo entero.

De manera que se trata, nada más y nada menos, de mostrar y reconocer esas tres categorías fundamentales, imbricadas en un solo proceso, que dinamizan y explican la extraordinaria fortaleza de esta revolución, en la que nos ha tocado enfrentar todas las estrategias y tácticas contrarrevolucionarias, puestas en marcha por el imperialismo yanki y sus agentes internos; hoy derrotados, desesperados y aislados, sin pueblo y sin poder político-militar.

En tal sentido, es necesario destacar que durante todo el tiempo de los dos periodos presidenciales que lleva el camarada Nicolás Maduro, él, nuestro gobierno y nuestro país hemos estado asediados, atacados, calumniados y saboteados desde adentro y fuera del gobierno y del país. Bloqueados económicamente a nivel nacional e internacional; sometidos a una intensa guerra mediática y diplomática de aislamiento y condena internacional sobre falsas premisas de supuestas violaciones de los derechos humanos y el orden constitucional.

Particularmente, nuestro Presidente ha sido calumniado, profanado, dinamitado, atacado con drones mortales, con guerras mediáticas, guerras económicas internas y externas, guerras de sabotaje de los servicios de electricidad, gas, agua, transporte, salud hospitalaria, guerra al sistema educativo en primaria, secundaria y universitaria; guerra de saboteo y desmontaje de todas las estructuras de los sistemas de Misiones y Grandes Misiones, creadas por el comandante Chávez como avances concretos e históricos del socialismo en lo social.

En síntesis, es evidente e indudable, que durante estos 9 años de Nicolás en el mando supremo de la República, hemos estado sometidos a las calamidades y retrocesos generados por esa nueva guerra de IV y V Generación, no convencional y multifactorial, con jefes y centros de mando terroristas y criminales ocultos en sus propias cobardías y miserias irracionales; pero, con efectos muy visibles y dañinos para la población, la paz, el desarrollo y el bienestar de la República.

A manera de balance provisional, vale decir que todas las fuerzas del imperialismo yanki y sus lacayos internos de la oposición apátrida, con sus ataques bestiales, criminales y destructivos contra el país, el pueblo y el gobierno constitucional y legítimo del presidente Nicolás Maduro, no han podido destruir la revolución bolivariana, ni liquidar físicamente al máximo dirigente del país, ni con drones ni por un puñado de Dólares presidenciales desde la Casa Blanca de Washington, el Pentágono o el Comando Sur de USA.  .

Es necesario y muy importante valorar y explicar por qué los enemigos imperialistas de nuestra revolución, no lograron sus objetivos en todo este tiempo; y hoy, están en total y absoluta derrota táctica y estratégica. No tienen fuerzas de calle, ni liderazgos, ni votos, ni reconocimientos; sino desprestigio, aislamiento y un cúmulo de derrotas políticas, organizativas, éticas y morales, que los desacreditan y lo han reducido a la nada y al mayor rechazo de su triste historia llena de perversidades y todo tipo de maldad.

En contraposición a los enemigos de la Patria, debemos reconocer la fortaleza que ha demostrado nuestro pueblo organizado; y junto a él, el funcionamiento del gobierno bolivariano y la lealtad firme y digna de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en unidad cívico-militar perfecta y bajo el mando presidencial del camarada Nicolás Maduro, en su condición constitucional de Jefe de Estado y Comandante en Jefe de la FANB. Desde el 13 de abril del año 2002 hasta hoy, ésta ha sido, es y seguirá siendo la fórmula perfecta, orgánica, eficaz e indestructible de nuestro propio Sujeto Histórico.

Hoy es posible la visualización, la concreción práctica, real y concreta, así como la eficacia innegable de nuestro Sujeto Histórico. En ese sentido, es pertinente detenernos en dos elementos: uno, los hechos que lo anteceden y dos su valoración táctica y estratégica frente a la nueva coyuntura histórica que hoy está en marcha.

El primer antecedente es la insurrección popular del 27 de febrero de 1989, contra el paquete de medidas económicas neoliberales del presidente recién electo, Carlos Andrés Pérez II. Esa acción espontánea y huérfana de dirección política, táctica y estratégica, fue barrida a plomo y derrotada mortalmente. Pero, tiene dos méritos históricos fundamentales: uno, ser la primera respuesta, dada por generación espontánea, contra el inicio de la ofensiva económica del capitalismo neoliberal norteamericano; y dos, deslegitimar la continuidad del esquema de dominación política fundado con el Pacto de Punto en 1958. Con El Caracazo, ese pacto quedó enterrado y se abrió una nueva etapa histórica.  

Con esa acción, el pueblo de Caracas retoma la tradición patriótica y soberana del bravo pueblo de la Caracas colonial de 1810 y 1811, de donde emergió la generación de libertadores encabezada por el joven Simón Bolívar, desde la clandestina Sociedad Patriótica de Caracas, que dio inicio a la gran gesta de la independencia para liberarnos del dominio colonialista español. Por eso, El Caracazo es el primer antecedente del nuevo Sujeto histórico de este siglo.

El segundo antecedente surge el 4 de febrero de 1992, tres años después de El Caracazo, y es protagonizado por jóvenes militares dirigidos por el teniente coronel Hugo Chávez Frías, que se rebelaron para derrocar al gobierno de CAP y formar un nuevo gobierno patriótico y revolucionario para el rescate de la dignidad nacional, frente a la galopante corrupción y la deslegitimación del gobierno antipopular, criminal y entreguista del señor C.A.P.

Estos dos sujetos actuaron en tiempos distintos y sin unidad orgánica. Por esa razón, fracasaron, fueron derrotados; y por eso, no pudieron alcanzar la categoría de Sujeto Histórico. Pero, dejaron sus huellas profundas que dieron inicio a un nuevo Proceso Histórico que marca la ruta del nuevo Tiempo Histórico en la estructura socio-política, espiritual y emocional, de la sociedad venezolana.

En ese nuevo contexto de procesos y tiempos históricos, diferentes a la decadente y deslegitimada democracia formal representativa, surge la candidatura presidencial de Hugo Chávez y gana las elecciones de 1998 con la oferta y promesa de refundar la República y abrir nuevos caminos para el bienestar del pueblo venezolano. Efectivamente, después de ganar la presidencia, Chávez convoca al Poder Constituyente y logra la refundación de la República con base en una nueva Constitución.

Con esa primera acción estratégica victoriosa, el presidente Chávez avanza y se fortalece con la unificación del pueblo en torno a la construcción del nuevo destino de la patria; mientras la oposición realiza actos políticos en plazas públicas donde le meten fuego a ejemplares impresos de la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, CRBV y convocan a la desobediencia civil, la anarquía, la confusión y el caos.

En ese nuevo contexto histórico de la legalidad constitucional, negada y quemada por la oposición, el presidente Chávez pone en marcha una nueva Ley sobre la tenencia y posesión de la tierra para la producción alimentaria, reorienta el presupuesto nacional a favor de los pobres y marginales (aproximadamente por encima del 70% de la población), incorporación a sus estudios universitarios para los 500.000 jóvenes bachilleres sin cupo, heredados de la IV República y otras medidas que agudizan las contradicciones con el viejo poder del capitalismo y el imperialismo.

Ya para el año 2001. el avance de Chávez le plantea a las fuerzas retrógradas de FEDECÁMARAS, del Alto Clero, de la oposición apátrida y del imperialismo norteamericano, la necesidad de impedir que siguiera avanzando y, en consecuencia, la urgencia de sacarlo del poder por la vía más expedita del golpe de Estado que, efectivamente, logran consumar durante la media noche del 11 de abril de 2002.

Efectivamente, el día 12 aparece el empresario Pedro Carmona Estanga, presidente de  FEDECÁMARAS y máximo dirigente de la Coordinadora Democrática, auto proclamándose en Miraflores como el nuevo Presidente de Venezuela; y frente a un grupo de usurpadores y usurpadoras sin escrúpulos, deroga la CRBV y elimina todos los 4 poderes del Estado, auto proclamándose como dictador absoluto y restaurador del viejo poder burgués proyanqui.

Frente a ese súbito escenario de absoluto vacío de poderes públicos y total incertidumbre sembrada por los medios de información (TV-Radio-periódicos-Internet), en la mañana del día13 de abril de 2002, el pueblo de las barriadas y parroquias de Caracas, reacciona, sale a las calles y se lanza al rescate del Palacio de Miraflores y de su presidente único, legítimo y constitucional, Hugo Rafael Chávez Frías.

Frente a ese pueblo, bravo y decidido, al “Rey” Carmona y toda su banda de ladrones y usurpadores, se les puso el mundo chiquitico y corrieron en desbandada como ratas y ratones que abandonan el barco frente a la gigantesca marea roja que cubría toda la superficie de la capital de la República, reclamando que regresaran al Presidente legítimo y constitucional, elegido democráticamente por la mayoría absoluta del pueblo venezolano.

Frente a esa decisión soberana y absoluta del pueblo de Caracas y el interior del país, los generales, oficiales y tropa de los cuarteles, seguidores de Chávez, respetuosos de la Constitución y la soberanía popular, optan por desconocer la línea de mando de los jefes militares golpistas y se lanzan también a las calles y hacia el palacio de Miraflores por el rescate del comandante Chávez, la restauración del orden constitucional y los poderes del Estado venezolano que el viejo Carmona había liquidado el día anterior.

Esa misma noche del día 13 para amanecer el 14 de abril, el comandante Chávez es rescatado de la isla La Orchila y restituido en el mando legítimo y constitucional que le otorgó el pueblo, civil y militar, a través del voto universal, directo y secreto, en ejercicio pleno de la democracia participativa y protagónica como derecho inalienable consagrado en nuestra CRBV.

Este acontecimiento inédito, sorprendente y espectacular; único, fecundo y proteico, de nuestra historia pasada y presente, consagró la irrupción histórica y el ulterior desarrollo sostenido a lo largo de estos 20 años, de lo que llamamos con absoluta propiedad EL SUJETO HISTÓRICO del proceso revolucionario bolivariano-chavista. Este concepto se traduce en la existencia práctica, real y concreta de la unidad cívico-militar-policial-religiosa de las fuerzas patrióticas, populares, revolucionarias, anti imperialistas y socialistas bolivarianas para enfrentar victoriosamente todas las adversidades que se nos presenten.

En tal sentido, debemos aprender a valorar, táctica y estratégicamente, el nuevo Sujeto histórico que somos. Desarrollar y preservar nuestra extraordinaria e inédita capacidad de resistencia victoriosa que hemos tenido, en condiciones muy adversas, frente a la crisis de hambre y desmejoramiento total del estado de bienestar social construido por el comandante Chávez durante el periodo 2004-2012.

Hoy, podemos decir que esa capacidad de resistencia, junto a la lealtad absoluta al proceso bolivariano, al legado del comandante Chávez y al liderazgo del presidente Nicolás Maduro; hoy, la Patria está firme, entera y en proceso de recuperación económica.

Es importante decir que durante este periodo de crisis, la dimensión cualitativa del proceso revolucionario bolivariano, ha sido mucho más importante, eficaz, contundente y trascendente que la dimensión cuantitativa. Esto quiere decir que, sencillamente, ha sido más determinante y decisivo la calidad de nuestra conducta, de nuestra gestión y de nuestra praxis para enfrentar las crisis y el avance de las obras del gobierno para el pueblo, que la cantidad de votos obtenidos en las diferentes elecciones realizadas para asegurar la legalidad y la legitimidad del gobierno nacional y demás poderes públicos.

 

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Lo dicho no significa que estamos subestimando la necesidad estratégica de los votos del pueblo, no. Se trata es de no seguir midiendo nuestra eficacia por la cantidad de votos que nos da el pueblo en cada elección; sino por la calidad de nuestra gestión de gobierno en todos los niveles y sectores de la administración pública. Hoy hay un nivel de desgaste y pérdida de prestigio institucional y apoyo popular como consecuencia de la ya muy visible y lamentable ostentación de dos males peligrosos como lo son el burocratismo insensible e ineficaz y la corrupción criminal y perversa. Ambos males destruyen el prestigio de las instituciones del Estado y del gobierno bolivariano, en todos los niveles; y generan rechazo, frustración, desesperanzas, dolores y odios en nuestro pueblo.

Para cerrar estas notas, digamos que el Sujeto histórico, el Proceso histórico y el Tiempo histórico son diferentes, pero indivisibles porque están correlacionados dialécticamente, se retroalimentan de manera crítica y auto crítica en contextos sistémicos y de alta complejidad. El sujeto realiza la acción consciente, real, concreta y necesaria, dentro de un proceso socio-político, dinámico de cambios o transformaciones del Tiempo presente que niega los males heredados del tiempo pasado y construye los bienes que reclama el mismo tiempo presente para tener un futuro mejor, donde reine el trabajo productivo para el bienestar colectivo, la unión, la paz y la solidaridad que generen la felicidad necesaria y legitima del pueblo y la nación.

….Continuará en la próxima entrega.

 

Christian Farías / Ciudad Valencia