Christian Farías-opinión-nuestro Esequibo-referendo consultivo

El propósito de este artículo consiste en objetivar la relación dialéctica existente entre estos tres factores que hoy dinamizan la geopolítica del planeta Tierra: primero, los BRICS, como nuevo polo emergente del poder mundial; segundo, LA HEGEMONÍA IMPERIALISTA NORTEAMERICANA EN SU FASE DE DECADENCIA Y PÉRDIDA DE EFICACIA GLOBAL; tercero, VENEZUELA como país emergente y beligerante, independiente y soberano, asediado y atacado ferozmente; pero victorioso e indestructible.

La confrontación ha sido y seguirá siendo entre países desarrollados y países subdesarrollados, y de allí se derivan las confrontaciones entre civilización y barbarie, explotados y explotadores, independientes y dependientes, ricos y pobres, capitalistas imperiales y capitalistas no imperiales, el Norte y el Sur, Oriente y Occidente, socialismo o capitalismo, comunismo o fascismo, patriotas o apátridas, en fin, la eterna contradicción moral y ética ente el Bien y el Mal.

Comencemos, entonces, por los BRICS que son, sin duda alguna, el nuevo modelo de países potencias, con alto nivel de desarrollo económico, social, científico, tecnológico y cultural, en el contexto de la hegemonía del capitalismo de Estado, que mantiene relaciones estratégicas productivas con el capitalismo privado; y relaciones de protección social con los trabajadores del campo y la ciudad, que conforman la fuerza del pueblo como nación libre, independiente y soberana.

A partir de esa realidad histórica, es necesario reconocer que, en el mundo actual, no ha sido posible todavía que la clase obrera tome realmente el poder económico, político y militar de la sociedad y el Estado e instaure el socialismo del proletariado, como la nueva fuerza hegemónica de la sociedad.

Igualmente, el campesinado pobre y los grandes amos de las tierras no trascienden sus propiedades para la producción agrícola. En consecuencia, el desarrollo de la agroindustria capitalista en alianza con el Estado es la vía expedita para el desarrollo autosustentable de las naciones no imperiales ni hegemonistas.

El modelo de desarrollo de los cinco países fundadores de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), más los nuevos seis miembros que ingresarán el próximo año 2024: Irán, Argentina, Emiratos Árabes, Arabia Saudita, Etiopía y Egipto, se diferencian de los viejos y desgastados modelos del capitalismo salvaje, guerrerista y perverso de la civilización occidental.

Eso significa que del lado tradicional de la vieja Europa y su engendro más criminal, cínico y perverso, como lo son los Estados Unidos de Norteamérica, siguen atrapados en sus viejos modelos de dominación con base en el garrote, la violencia y la guerra destructiva; para luego ellos reconstruir y hacerse los dueños de todas las riquezas mineras y alimentarias del país destruido.

Es verdad que los BRICS siguen siendo capitalistas; pero, no salvajes ni criminales, porque el Estado y los gobiernos que lo administran, han sabido asumir y orientar sus modelos de desarrollo social capitalista moderno, desde perspectivas mucho más humanizadas e identificadas con las mejores tradiciones de soberanía, libertad, justicia e igualdad social con base en valores morales, éticos y estéticos.

En ese sentido, los BRICS están marcando una diferencia histórica fundamental. Por un lado, van dejando atrás los grandes males del mundo antiguo y del capitalismo moderno, contaminante, destructivo, explotador, generador de pobreza y miseria, conflictos y guerras.

Por otro lado, van construyendo nuevas relaciones económicas, tecnológicas, comerciales y geopolíticas, estratégicas y tácticas, en correspondencia con las expectativas del nuevo siglo XXI para que todas las naciones sean libres, soberanas y autogestionarias de sus propios modos de producción, de vida y desarrollo libre, independiente y soberano.

Igualmente, los BRICS representan y encarnan una visión geopolítica global, muy diferente a la que siempre ha tenido la vieja Europa, en su tradición milenaria llena de imperios opresores y criminales, desde las antiguas Roma y Grecia hasta la Inglaterra, madre y ahora aliada incondicional del nefasto imperio de Los Estados Unidos de Norteamérica.

En relación a las causas o las condiciones históricas inmediatas que generaron o contribuyeron a generar el surgimiento de los BRICS, es pertinente considerar uno de los elementos críticos que lo antecedieron, como lo fue la expansión del proceso frustrante y regresivo del neoliberalismo económico, puesto en marcha por Los Estados Unidos de Norteamérica, a partir de las últimas dos décadas (80-90) del viejo siglo XX, tal como lo expresa Ana Montes:

 

Recordemos que el modelo económico capitalista neoliberal, fue puesto en marcha desde el llamado Consenso de Washington contra el resto de las economías de todos los demás países del mundo. El Consenso de Washington fue el conjunto de fórmulas económicas neoliberales impulsadas por varios organismos financieros internacionales en los años ochenta y noventa. El economista británico John Williamson acuñó el término, inconscientemente, en un artículo de 1989 en el que revisaba las diez medidas económicas que profesaban el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Todas ellas, con sede en la capital de Estados Unidos, Washington D. C. Estas propuestas conformaron un decálogo del neoliberalismo, recetado para abordar la crisis económica de 1989 en Latinoamérica, sumida en una larga recesión conocida como la década perdida.(ver: elordenmundial.com/author/anamontes)

 

En tal sentido, podemos decir que la crisis mundial de las dos últimas décadas del siglo XX; pero de manera más sentida, dramática y paralizante en la así llamada “década perdida” (1990-2000), fueron resultado directo del nefasto Consenso de Washington.

Frente a esa tragedia macroeconómica para los países del Sur; pero, también de macro ganancias y expansión de las potencias imperiales del Norte, bajo la hegemonía norteamericana; surgieron los BRICS como nuevos países potencias; pero no imperialistas.

Cabe recordar, entonces, que en la década de los noventa, para algunos grupos de la izquierda radical de Venezuela, China y Rusia fueron vistas como nuevos imperios. De hecho, el PRV-RUPTURA asumió primero la consigna “Ni yanquis ni rusos, patria soberana”. Pocos años más tarde, durante el gobierno de Chávez, agregaron al “imperialismo chino”.

Hoy vemos claramente que no hay imperios ruso ni chino; sino una grande y poderosa alianza de cinco naciones potencias, ubicadas entre el Norte euroasiático (Rusia, China y parte de India) y el Sur afro-latinoamericano (Sudáfrica y Brasil, respectivamente). Ninguna de esas cinco potencias, muestran conductas y procedimientos imperialistas y hegemónicos con sus socios comerciales del mundo entero, especialmente con nuestra República Bolivariana de Venezuela.

Durante los 23 años de nuestro siglo XXI, el éxito de los BRICS representa  la negación dialéctica de los efectos nefastos y la correlación desigual de las fuerzas económicas, sociales, políticas y militares del lado imperialista neoliberal, encabezado por el imperio norteamericano.

En ese contexto cooperativo, de solidaridad y ayuda mutua, los BRICS han logrado, cada uno de ellos, sus propios crecimientos económicos hasta convertirse en países potencias; en provecho de ellos mismos y sus respectivos territorios, para beneficiar a sus propios pueblos sin dominar, explotar ni arruinar a otros pueblos o naciones hermanas.

En virtud de sus propios logros, los BRICS se han convertido en el nuevo bloque referencial de naciones más importantes para el desarrollo equilibrado y más equitativo del nuevo mundo global. Han generado un salto cuantitativo y cualitativo hacia una nueva etapa de su crecimiento y expansión internacional, en virtud de su naturaleza no imperialista; sino más bien cooperativista, de beneficios compartidos con base en el respeto mutuo y el buen entendimiento, apostando siempre a una relación de ganar-ganar, entre ellos y sus demás socios.

Por ejemplo, durante la segunda mitad del pasado siglo XX, la Venezuela adeco-copeyana inició sus relaciones comerciales con China. Durante estos 23 años del gobierno Bolivariano, esas viejas relaciones se han fortalecido orgánicamente, sin que China pretenda dominarnos y sin que nosotros nos subordinemos a sus supuestos designios de “potencia imperial”. La relación ha sido, es y seguirá siendo, con base en las premisas de la solidaridad, la cooperación y los beneficios mutuos, es decir, “ganar-ganar”.

En el contexto de su reciente reunión, el grupo BRICS original se convirtió en el nuevo BRICS+6 con la incorporación de Irán, Argentina, Emiratos árabes, Arabia Saudita, Etiopía y Egipto. Quedó pendiente procesar 40 solicitudes de ingreso para que reúnan las condiciones requeridas.

Eso es una clara señal, inequívoca y esperanzadora, del advenimiento de una nueva era histórica. El mundo global ya es irreversible; pero, las hegemonías imperiales deben y tienen que desaparecer. Las naciones y sus pueblos deben recuperar su independencia, su soberanía y su libertad para elegir y construir sus propios modelos o modos de producción económica y de vida social, política, científica, tecnológica, cultural, espiritual, moral, ética y estética.

Es obligatorio reconocer y decir a los cuatro vientos que, desde el estallido de la segunda guerra mundial o europea, la civilización occidental de hoy está fragmentada, desmoralizada, desgastada y destruida por las guerras que han sido, son y seguirán siendo propiciadas, iniciadas y sostenidas por el gran complejo industrial, militar y financiero del Pentágono y la Reserva Federal de Los Estados Unidos de Norteamérica.

El origen de ese nefasto imperio y toda su doctrina (subordinada y atada a la hegemonía unipolar imperialista norteamericana), marcha hacia una nueva configuración, radicalmente distinta al viejo modelo de la nefasta y criminal Doctrina Monroe (USA 1823), que ya tiene doscientos años muy manchados de sangre latinoamericana, asiática, africana y europea.

Para tener una visión resumida de lo que son y lo que representan los BRICS, reproduzco a continuación y en extenso, la nota de Prensa Presidencial de la República Bolivariana de Venezuela, en la cual se expone claramente el vínculo y las razones por las cuales nuestro gobierno Bolivariano ha solicitado también nuestra incorporación a esta fuerza alternativa frente a la decadencia y la amenaza imperial de Estados Unidos, en su empeño de seguir siendo el imperio hegemónico y destructivo de Nuestra América y del mundo. He aquí la nota de Prensa Presidencial de la República Bolivariana de Venezuela:

 

Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) son un grupo de países emergentes que se han caracterizado a lo largo de su historia por ser naciones de rápido crecimiento económico, razón por la cual son considerados como relevantes para el panorama mundial. El nacimiento del grupo BRICS fue acuñado en 2001 por el economista británico y jefe de Investigación Económica Global del Banco de Inversiones Goldman Sachs, Jim O’Neill, aunque en sus orígenes la “S” final que corresponde a Sudáfrica, no estaba incluida.
El acrónimo sirvió para reunir bajo una misma organización a diversos países que compartían una visión en común, el surgimiento de mercados emergentes con un gran potencial de crecimiento. Estos países cuentan con más del 25% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y reúnen el 20% de la inversión en todo el mundo, con una variación anual de tendencia ascendente.
Es en 2006 cuando se realiza la primera reunión del grupo donde acuerdan ampliar la cooperación multilateral entre ellos y para 2008 emiten un comunicado conjunto sobre la posición del grupo en temas de actualidad global. Para junio de 2009 se realiza la primera Cumbre BRIC (Ekaterimburgo, Rusia), espacio que permitió la emisión de un comunicado en el cual se establecieron los objetivos y valores que busca consolidar el bloque.
Dentro de los objetivos establecidos durante su creación, los BRIC acordaron promover el cumplimiento del derecho internacional, rechazando las políticas que limiten la soberanía de los Estados miembros. Igualmente, establecieron la creación de un sistema mundial más equilibrado y justo en las relaciones económicas mundiales, además de una reforma del sistema financiero actual que beneficie a los países del Sur Global.
En el año 2010, Sudáfrica se incorpora al grupo, sumándole la “S” a los BRICS, es a partir de esa incorporación que se comienza a celebrar cumbres anuales para fomentar la cooperación multilateral. Este año fue creado un mecanismo de cooperación interbancaria con el cual se buscaba fortalecer y desarrollar las relaciones comerciales entre los miembros de los BRICS, ya que permitía que sus bancos se otorgaran créditos entre sí en monedas locales.
Con esto se buscaba reducir la dependencia del dólar estadounidense, los costos comerciales y aumentaban los flujos comerciales y de inversión. En las diferentes cumbres celebradas desde su creación, se han alcanzado importantes acuerdos en diferentes áreas, entre los que destacan la posición común ante los conflictos en Libia, Siria y Afganistán, el acuerdo sobre las reformas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), entre otros asuntos económicos y financieros comunes.
Asimismo, se ha logrado abordar y debatir alianzas en áreas como energía, agricultura, utilización de espacio, salud, educación y turismo. De igual manera, los acuerdos alcanzados en el desarrollo de las cumbres, así como también la firme decisión de desarrollar economías emergentes, son los principios que permitieron la firma de un tratado para la creación del Nuevo Banco de Desarrollo en 2014.
La constante búsqueda de nuevas prácticas políticas, económicas y sociales son los retos que constituyen el replanteamiento de nuevos horizontes dentro de la cooperación de los BRICS.

 

 

LEE TAMBIÉN: La Carta de Jamaica, Bolívar y la independencia de nuestra América

 

Con estos datos, es evidente que el grupo BRICS es una organización integradora de Estados o países con altísimos niveles de crecimiento poblacional y desarrollo económico, productivo, tecnológico, industrial, financiero y comercial, sustentados en modelos estructurales, sistémicos, dialecticos, complejos y alejados de los modelos o paradigmas del viejo capitalismo altamente centralizado por el capital nacional privado y los grandes monopolios de USA y la vieja Europa.

 

Christian Farías / Ciudad Valencia