Luis Salvador Feo La Cruz: Mi voto y un pronóstico

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Mi voto y un pronóstico… Al finalizar esta semana habremos elegido una nueva Asamblea Nacional que sustituirá al parlamento destructor de Julio Borges y Juan Guaidó, ¡una pelusa!

Votaré por el PSUV.  Hasta hace poco podía pensar en oprimir el botón a favor de cualquier tarjeta del Gran Polo Patriótico, pero no, lo haré por el principal partido de gobierno, el que creó Chávez.  Ante las dificultades, hay que cerrar filas, de cualquier modo.

Para mí, el escenario es, en esencia, el mismo desde 2002, el año del golpe de Estado y el sabotaje petrolero: La oposición, comandada por el gobierno de los EE.UU., era dirigida en el terreno por el embajador Charles Shapiro, quien había sustituido a Donna Hrinak desde el 19 de marzo, ¿se acuerdan?

Los partidos tradicionales, AD, Copei, Proyecto Venezuela, Convergencia, etc., desfalleciendo, habían sido reemplazados por Fedecamaras, CTV, el primer Primero Justicia (que venía de ser una ONG financiada por Pdvsa), la gente del petróleo, los medios de comunicación privados y otras expresiones de la élite que dominó el país durante varias décadas del siglo XX.  Desde finales de 2001 habían desatado una campaña salvaje e inclemente para derrocar al presidente Chávez…

 

paro petrolero-2002

Hoy en día, y desde 2013, el mandatario demonizado y agredido es Nicolás Maduro, el leal escolta, dirigente, diputado y canciller con quien contó, en ese orden de funciones, el líder de la Revolución Bolivariana.

Antes, la embajada estadounidense funcionaba en Caracas, ahora está en Bogotá. Otra gran diferencia es que ya no es un embajador quien dirige al antichavismo: en estos años lo hizo el propio presidente Trump, asistido por Almagro desde la OEA.  La dirigencia opositora, cuadrada con Washington, estuvo en Venezuela hasta hace relativamente poco; hoy está dispersa entre los EE.UU., España, Colombia y otros tantos países cuyos gobiernos han sido aliados de Washington en el plan contra nuestro país.

En estas dos décadas, del chavismo se han desprendido varias individualidades y agrupaciones, y se le han adherido otras.  Hoy, el Partido Comunista de Venezuela y algunos exmilitantes del PSUV, PPT, Tupamaro… crearon la APR.

Su campaña ha estado caracterizada por una extraña y muy reciente agresividad contra el gobierno de Maduro y el PSUV.  No dirigen comentarios contra la oposición proyanki (la abstencionista) ni contra la que ha inscrito candidaturas; por el contrario, con esta última, vemos que coinciden en múltiples y distintos espacios comunicacionales.

 

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La oposición antichavista va dividida a estos comicios, entre los que participan y los que no; y los que participan no inscribieron candidaturas unitarias.  Cuando estuvieron juntos, en 2015, obtuvieron más de siete millones setecientos mil votos, el 56,21%, y la mayoría de curules en la AN.

En 2018, siguiendo órdenes del norte, los reunidos en el llamado G-4 decidieron no presentar candidato presidencial, la abstención alcanzó el 53,97% y la suma de todos los opositores que participaron en esas elecciones totalizó más de dos millones ochocientos mil sufragios, el 31,29%, mientras que el presidente Maduro alcanzó el 67,84% de las papeletas válidas, de las cuales el 57,31% fueron contabilizadas en la casilla del PSUV y el 3,93% en la de Somos Venezuela (61,24% entre los dos).

 

Un pronóstico…

Revisando cifras, todo apunta a que el próximo domingo la abstención superará el 55%.

Será ese día cuando se verifique cuánto se ha desgastado la base popular de apoyo del Gobierno Nacional y el GPP.  La verdad es que han sido brutales los ataques prodigados por los enemigos desde el exterior contra nuestro pueblo, con la complicidad de muchos cipayos y otros delincuentes fronteras adentro, y han impedido resolver problemas que afectan la cotidianidad de todos: servicios públicos, gasolina, gas, salarios, inversiones indispensables, inflación…

Esta será una nueva e importantísima prueba para la maquinaria del partido de Chávez que en su último proceso, hace dos años, contó con el voto de cinco millones y medio de personas. Siendo conservadores, y guiándonos por los resultados previos y las encuestas más serias, es probable que para el 6-D la oposición de derecha sume entre el 30 y el 35% de los votos; la APR, entre el 7 y el 10%, y el Gran Polo supere el 50%; aunque, claro, hay que sacar el out 27…

 

Luis Salvador Feo La Cruz / Ciudad VLC