“Más consenso, menos sesgo” por María Alejandra Rendón Infante

0
284
María Alejandra Rendón, autora de la columna Nos (Otras)-Un abrazo para Valencia
María Alejandra Rendón, autora de la columna Nos (Otras)

A pesar de que los “falsos consensos” nos refieren a un concepto amplio, aplicado desde varias ciencias, obtenemos, según la web, que: “En psicología, el efecto del falso consenso es un sesgo cognitivo por el que muchas personas tienden a sobreestimar el grado de acuerdo que los demás tienen con ellos. Las personas tienden a presuponer que sus propias opiniones, creencias, predilecciones, valores y hábitos están entre las más elegidas, apoyadas ampliamente por la mayoría. Esta creencia es un sesgo que exagera la confianza de los individuos en sus propias creencias, aun cuando éstas sean erróneas o minoritarias”.

De allí que las expectativas que se tienen respecto a los demás están relacionadas con el nivel de validación que tenga el resto sobre las exigencias e ideas muy propias. En palabras de Elena Flores García, psicóloga clínica, en su artículo ¿Están todos de acuerdo?, expresa: El falso consenso hace referencia  a la tendencia que tenemos de  pensar que los demás pensarían o harían  lo mismo que nosotros o viceversa.

Se refiere, también, a la tendencia de las personas “a ver sus propias elecciones  de comportamientos y juicios comunes y apropiados a las circunstancias existentes” (Ross, 1977)

Este tipo de sesgos pueden ser trasladados a diversos escenarios en los cuales los seres humanos se desenvuelven, es decir,  que resulta probable que, mediante los mismos, se normalicen conductas que solo son válidas para un reducido grupo o una individualidad. Al respecto, Flores se pregunta: ¿Acaso tenemos una excesiva confianza en nuestras creencias? O, más bien, ¿Tienes algo que ver con la autoestima?

Este concepto se le asocia con un “instinto de manada”, siendo que actuamos como, deducimos, actuaría el resto, basándonos, por supuesto,  en un falso consenso. Podría tenerse como ejemplo claro el consumo de alcohol en adolescentes, valorando ello como comportamiento propio de la edad y, por lo tanto, colectivo, por no decir que general. De esa manera se normaliza un patrón de comportamiento y de “decisiones” que son tomadas porque “lo aparentemente común “a todos” es un factor persuasivo. En temas como la sexualidad hay más falsos consensos todavía y aquí es posible desarrollarlos.

Existe el falso consenso de que “Insistir con alguien” o “chancear de manera excesiva” es la clave. Un sondeo estadístico quizá, es mi sospecha, echaría por tierra tal afirmación. Casi siempre ese “No”, claro y sin añadidura, es honesto y debería ser suficiente, pero, paradójicamente, no es así. Ya en un artículo anterior de Nos (otras), titulado “No es no”, se refería a los efectos y peligros asociados a ese  falso consenso, entre ellos: legitimación del acoso, del hostigamiento y el abuso.

Toda la sociedad debe internalizar que el consentimiento es el primer paso para las prácticas sexuales saludables y placenteras. Las dudas, las culpas, el no estar seguros o seguras, el sentimiento de amenaza o de control, son los ejemplos de que no se está ante una relación consentida, bien sea en un lazo de confianza u ocasional.

Un ejemplo común es el asimétrico relacionamiento sexo-afectivo con personas menores de edad y con demás victimas vulnerables. Suponer que la “no resistencia” es sinónimo de una elección consciente, significa burlar el complejo entramado de relaciones de poder y de sesgos al respecto. Siempre se tratará de una población vulnerable, sobre todo a nivel psicológico, y es la razón por la que casi todas las legislaciones protegen celosamente ese derecho.  No siempre participar forma parte del “decidir”. Es necesario comprender por vulnerabilidad cualquier condición que impida hacer de las decisiones un hecho consciente y voluntario, sin asimetrías, sin variables que condicionen ese hecho. Aplica, incluso, para la población de menores explotadas sexualmente. Muchos sesgos forman parte de la cultura y de los consensos morales que dan cabida a formas de encubiertas de abuso que no son asumidas como tal.

Siendo así ¿Qué es el consentimiento sexual?

La definición legal de consentimiento sexual cambia dependiendo de dónde estemos ubicados y ubicadas, pero el principio siempre es el mismo. El consentimiento sexual es un acuerdo entre personas para tener sexo o participar de una práctica sexual en conjunto. Tienes el derecho a escoger qué hacer, con quién y cómo: dar tu consentimiento pleno requiere tanto de la comunicación de tus expectativas, límites y deseos a tu(s) pareja(s) sexual(es), como de su entendimiento y reconocimiento de estas preferencias.

 

Debe ser, entonces:

  • Recíproco: La otra persona también quiere tener sexo o participar de una práctica sexual contigo.
  • Voluntario: Has decidido tener sexo o participar de una práctica sexual sin presión externa, expectativas o culpa. Entiendes lo que está sucediendo y tu juicio no está incapacitado por el uso de alcohol o drogas.
  • Informado: Entiendes los términos y límites de tener sexo o participar de una práctica sexual. Si en cualquier momento los términos de la situación cambian (digamos que tu pareja se quita el condón durante la relación sexual sin decírtelo), entonces tu consentimiento original se invalida.
  • Continuo: No existe tal cosa como un consentimiento general, incluso si ya has tenido sexo o participado de alguna práctica sexual con una pareja anteriormente. Acceder a participar de una práctica sexual no significa que accedes a repetirla en el futuro o que accedes a otras prácticas sexuales. El consentimiento es necesario para cada práctica específica.
  • No debe existir presiones o insistencias, forma alguna de chantaje, culpa, manipulación o coerción.

 

¿Cómo doy mi consentimiento sexual?

La manera más clara de dar tu consentimiento es directa y verbalmente. Si bien puede parecer desalentador tener que dar consentimiento cada vez que tengas sexo o vayas a participar de una práctica sexual, no es necesario que sea una discusión larga. Estas son algunas maneras como puedes dar tu consentimiento:

  • Di sí o usa una frase alternativa como «Sí quiero» o «Probémoslo». Haz comentarios positivos si te sientes a gusto, usando frases afirmativas como «Eso se siente bien» o «Sigue». Es necesario conversar sobre de lo que no se está dispuesto o dispuesta a hacer, repetir o de aquello que resulte incómodo o riesgoso. Complacer a expensas de sufrimiento personal no es una práctica saludable, de hecho, responde más al falso consenso de “la complacencia”, como sinónimo de placer- contenido en los estereotipos de género- que al consentimiento propiamente.
  • Asegúrate de que la otra persona participa de manera entusiasta y voluntaria en todo momento y ante cualquier práctica no ejecutada que quiera ser añadida.
  • Existen prácticas sexuales no conducentes al coito (Besos, caricias, tocamientos, sexo oral, etc.) que perfectamente pueden ser elegidas sin necesidad de lo segundo. También en ello debe existir consentimiento.
  • Las señales o síntomas de dolor e incomodidad que generen rechazo, deben ser dadas de forma clara y sin culpas. Nuestro cuerpo debe ser respetado por uno mismo y por los demás. Si ante ello existe presión o acusación alguna, es una clara bandera roja sobre la fórmula de consenso.
  • ¿Puedo cambiar de parecer después de haber dado mi consentimiento?
  • ¡Claro que sí! Puedes cambiar de parecer en cualquier momento. No tienes la obligación de seguir participando de ningún acto que sea incómodo, doloroso o desagradable. También está bien perder la motivación de hacer algo.
  • ¿Qué pasa si mi pareja sexual  trata de hacerme cambiar de parecer?
  • Nunca debes hacer algo solo porque alguien más quiera que lo hagas. Si la idea de alguna práctica sexual o pareja te causa ansiedad, incomodidad o inseguridad, di no
  • ¿Qué pasa si mi pareja se ofende cuando diga «no»?
  • Decir «no» es la expresión de un límite personal, no un rechazo a otra persona. Es un límite que te ayuda a mantener tu autonomía corporal y es la línea que separa la seguridad del peligro.

El consentimiento nunca debe darse por sentado por tu comportamiento anterior, la ropa que lleves o a dónde vayas. El consentimiento siempre se debe comunicar con claridad, no debe haber margen de duda ni misterios. El silencio no es consentimiento, un “no sé” no es tampoco lo es. Y no es importante únicamente la primera vez que estés con alguien. Las parejas que ya tuvieron relaciones sexuales o incluso las que están juntas hace mucho tiempo también deben dar su consentimiento antes de iniciar una relación sexual, siempre. Es lo recomendable.

Existen leyes que indican quiénes pueden consentir y quiénes no. Las personas que están ebrias, drogadas o inconscientes no pueden consentir en tener relaciones sexuales. También existen leyes que protegen a los menores (personas de menos de 18 años) contra la presión que puedan sufrir para tener relaciones sexuales con una persona mucho mayor que ellos. La edad de consentimiento sexual es la edad que debe tener una persona para que se la considere legalmente capaz de consentir en tener una relación sexual.

 

LEE TAMBIÉN: «¿ABUSO NARCISISTA? ¡HUYE!»

 

Los adultos que tienen relaciones sexuales con personas cuya edad es menor a la edad de consentimiento corren el riesgo de terminar en prisión y de quedar registrados como agresores sexuales.

Se debe descartar como consenso sí:

Existe una coartada previa para el encuentro sexual con colaboración de terceros.

Si hay necesidad de encerrar para luego convencer o forzar.

Si se sustituye un plan por otro de manera inconsulta.

¡La sexualidad es una práctica que requiere de igualdad y respeto!

 

***

 

María Alejandra Rendón Infante (Carabobo, 1986) es docente, poeta, ensayista, actriz y promotora cultural. Licenciada en Educación, mención lengua y literatura, egresada de la Universidad de Carabobo, y Magister en Literatura Venezolana egresada de la misma casa de estudios. Es fundadora del Colectivo Literario Letra Franca y de la Red Nacional de Escritores Socialistas de Venezuela.

PREMIOS

Bienal Nacional de Poesía Orlando Araujo en agosto de 2016 y el Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca 2019 en poesía.

PUBLICACIONES

Sótanos (2005), Otros altares (2007), Aunque no diga lo correcto (2017), Antología sin descanso (2018), Razón doméstica (2018) y En defensa propia (2020).

 

Ciudad Valencia