Cuanto conocemos, está hecho de materia normal. Pero existe otra forma de ella, denominada “materia oscura”, que no es detectable directamente, aunque constituye la mayor parte de la masa del universo.

A la materia oscura la delata su influencia gravitacional sobre la materia normal.

La forma en que las galaxias se mueven en los cúmulos galácticos o la rapidez con que las estrellas giran en torno al centro de una galaxia, permiten realizar cálculos sobre las fuerzas gravitatorias implicadas, y el resultado de dichos cálculos, indica que debe haber mucha más masa presente de la que podemos ver.

Aproximadamente el 85% de nuestra Vía Láctea, por ejemplo, está formada por materia oscura.

 

Varios modelos teóricos de materia oscura, predicen que esta podría estar compuesta por partículas que interactúan débilmente entre sí, y que como resultado de dichas interacciones, se producen núcleos de antihelio-3, que constan de dos antiprotones y un antineutrón.

Estos núcleos también se generan en colisiones de alta energía entre la radiación cósmica y materia común, como el hidrógeno y el helio; sin embargo, con energías diferentes de las que cabría esperar en la interacción, entre partículas de materia oscura.

 

En ambos procesos, la mayor cantidad de antipartículas que llega a nuestra región cósmica, se origina en el centro de nuestra galaxia, a varias decenas de miles de años-luz de la Tierra. Tras su creación, una parte de ellas se dirige hacia nosotros.

 

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Ciudad Valencia / VTV