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José Carlos De Nóbrega autor de la columna "Salmos y Proverbios"

A sugerencia de una poeta y gran amiga, me vi estimulado a leer Melanctha (1908) de Gertrude Stein (1874-1946). Confieso, dado el contexto de mi lectura en la Pandemia y la reclusión solitaria, que este relato me atrapó y no me soltó salvo algunas puntuales pausas de reflexión literaria y existencial. Al parecer, Stein persiste en ser la diosa tutelar no sólo de la generación perdida de los años veinte del siglo XX en la París de la eclosión vanguardista, sino de una camada de lectores y escritores de la actual generación del XXI, que oscila entre la desilusión y la esperanza titubeante de que dejemos de padecer una Guerra Fría entre tres. En el film «Perdidos en París», de Woody Allen, Giles, un escritor de este siglo cae encantado por los consejos y el tutelaje de una Gertrude Stein interpretada por una estupenda Kathy Bates.

En el prólogo de la edición de Monte Ávila, 1976, la traductora Julieta Fombona nos dice que la obra es una letanía en cuanto al ritmo del discurso y la creación de atmósferas opresivas empero que el tema es la fluencia del Amor entre los personajes principales: Melanctha, Jane, Jeff, Rose y Jem. El efecto repetitivo que preside el relato se realiza en clave de blues y jazz con que nos maravilla hoy Billie Holiday. Huele, sabe y se oye una dulce fruta amarga. Se nos antoja una novela de formación que comprende la educación sentimental de Melanctha en el contexto de la discriminación y deconstrucción racial en el Sur de los Estados Unidos, si bien la novela no pretende ser un tratado de sociología, sino una búsqueda entre existencial y mística de la heroína.

Ni las relaciones humanas ni el Amor como fuerza vital, se hallan exentos de los embates de una poética disfuncional del Poder. Hay una dialéctica envilecida y afectiva desde la infancia de Melanctha: Odiar a su padre, James Herbert, para quedarse e identificarse con la fuerza bruta de su negritud. El desamor de ella por sí misma es desarraigo familiar. Pese a la muy frecuente ausencia del Padre, el patriarca o padre padrone ejerce el poder salvaje y absoluto sobre Madre e Hija. El Patriarca es un afroamericano rabioso, amargo e indómito. Es mandinga que somete a su esposa y a Melanctha, sólo que la hija por vía de la lengua y el ingenio va disuadiéndolo en pos de consolidar una personalidad sólida y libertaria.

No obstante el afán experimental narrativo, el Decir es inmediato y elemental en la recreación de situaciones extremas y tenebrosas. La reiteración no sólo se opera a nivel de los nombres, sino de los atributos, ello a la manera del epíteto homérico. Se aborda la complejidad expresiva y de fondo a través de la transparencia y simplicidad aparentes del discurso. Se triza la historia convencional en lo temporal y lo espacial. Preside la contingencia sin buscar redondear una trama perfecta. La fragmentación anecdótica y discursiva tiende al concepto de cinema verité, eso sí, sin la mediación del montaje racional de las secuencias.

Sin imágenes tremendistas y apasionadas como las de las novelas «Cumbres Borrascosas» de Emily Bronte o «La Historia del Ojo» de Georges Bataille, este texto resulta de un erotismo ejemplar. En el caso de Melanctha, la configuración erótica de la protagonista es proverbial e inquietante: Se trata del ejercicio del poder sexual sobre el Otro, miedo y fascinación, insinuación, coqueteo y represión mediantes. Eros se despliega en la mixtura de la novela de iniciación, el cuento salvaje de hadas en su tono y alocución, la crónica o el testimonial místico, amén de the road story. Por ejemplo, el tren constituye metáfora viva del ímpetu sexual y fálico que conlleva el orgasmo libertario: «Para Melanctha la estación estaba llena de la excitación de los muchos hombres que allí trabajaban, y tal vez de un futuro libre y revoloteante». El tren resopla en el brío del saxo de John Coltrane en la pieza clásica Blue Train.

El hambre de conocimiento de Melanctha excede lo intelectual y se enraiza en lo erótico y lo emocional. La mueve vagar a contracorriente de lo convencional y banal del mundo, ello entre la seducción y la represión que en ocasiones la impelen a huir. Por lo que su educación sentimental es aventura e improvisación en plena marcha. Jane Harden, Jeff Campbell, Rose y Jem Richards han sido, si se quiere, sus mentores o profesores al igual que el filósofo de la Grecia clásica con su discípulo, desde la episteme hasta la intimidad emocional y sexual. Al año del magisterio de Jane, Melanctha se fortaleció superando a su maestra alcanzando el vínculo un cénit decadente para la una y evolutivo para la otra. Medió el alcoholismo de Jane Harden y el endurecimiento interior que la fue debilitando. Se realizó un cambio de roles de poder, sumisión y dependencia. El Amor había dejado de ser dialógico y libertario, para decaer en cínico utilitarismo.

El segundo magisterio corresponde al médico mulato Jefferson Campbell con quien Melanctha tiene un idilio que ocupa gran parte de la novela. Éste, al inicio, estaba más interesado por Jane que por la protagonista afroamericana de belleza amarilla. Él, dentro de su cultura y su ética, era reformista y a la vez conservador en el contexto histórico social de Estados Unidos en el Alba del siglo XX. Jeff encarna lo apolíneo y Melanctha lo dionisíaco en un diálogo amoroso paradójico. El amorío se enciende durante la enfermedad crónica de «Mis» Herbert, la madre de la protagonista y hasta el momento personalidad suave diluida en un accionar gris y lánguido. Esta pareja de amantes en desarrollo intiman en las escaleras en conversa de opuestos que se atraen o, mejor todavía, se vinculan en un espacio de la casa tanatorio donde se funden y astillan el tiempo real y el imaginario. La problemática del Amor verdadero va deviniendo en Amor Loco surrealista sugerido, una década antes del movimiento de Bretón, Aragon y Buñuel. Para este Adán mulato, sólo cabían dos tipos de Amor, el familiar y social muy conservador, y el fisiológico en el coito sexual. Mientras que para Eva el Amor era uno solo enclavado en el riesgo lúdico en pos de nuevas y embriagantes emociones. La clave de este vínculo entre tierno y escabroso estriba en que el Hombre halla una maestra empoderada durante su proceso de educación sentimental, ello teniendo Stein como referentes a Flaubert en la literatura y a Cezanne en la pintura.

 

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Se nos antoja este Amor atípico, contingente y paradójico la lucha de Jacob y el Ángel al Alba. Melanctha internaliza el poder seductor y apolíneo de Jeff como fluencia de río del Sur. La repetición anafórica no sólo le imprime a la prosa de cadencia fauvista, sino también la estructura de un discurso apasionado e infantil en base a fijaciones y pulsiones diversas. Jeff es seducido por la ráfaga erótica y lúcida de Melanctha, siendo sacudido su mundo política y existencialmente correcto por la incertidumbre. Él se debate entre el Amor auténtico y desbocado, y el juego demoníaco de una sociópata. He allí la tensión soberbia del drama amoroso. La estructuración de este vínculo es sinfónica: La agonía de «Mis» Herbert, su respiración entrecortada en andante y adagio, se desarrolla paralela al allegro in crescendo del amor entre Jeff y Melanctha. La muerte de la Madre apuntala a este par de amantes de fábula.

Se extravía Jeff en su celopatía y su inseguridad, pues se alternaban dos Melanctha, como la Conchita modosa y su antípoda española licenciosa en el film «Ese obscuro objeto del deseo» de Luis Buñuel. Melanctha se le antoja al doctor una deidad bifronte, la púber tierna y dulce, y la devoradora de hombres por demás vagabunda. Él desoye a la ciencia y a la poesía que ennoblecen a la Humanidad. Hembras y varones son legiones de almas en coral polifónica unas veces armónicas y otras atonales. El peso del deber ser y el prestigio social va minando el Amor que aprendió y obtuvo Jeff de una muy generosa y sufrida Melanctha. La anáfora que es factor musical primordial de la escritura imposta el tiempo cíclico o tiovivo del Amor entre el entusiasmo pasionario y el hastío sazonado de culpabilidad inducida. El suplicio revisitado de Job que se encarna en Jeff constituye la insoportable tensión entre el Amor sin filtros, la honestidad despiadada y el evitar lastimarla a Ella de modo sadomasoquista. La disyunción de los tiempos reales y soñados, imaginados y delirantes, está conjugado en un presente continuo urticante, «Siempre ahora nunca», una construcción adverbial sutil pero contundente.

Para desdicha de la ficción y del afán empático lector, Melanctha es víctima del Amor envilecido en las relaciones disfuncionales de Poder que roen lo macro social y lo micro íntimo: No hay alternativa de liberación posible, sólo Amos cruentos y sumisos sin domingo de resurrección. Tanto Rose, la afroamericana vulgar, honesta y madre sustituta represiva, como el ludópata Jem en su falta de solidaridad, arrojan a nuestra muy triturada protagonista en la calzada y su caudal predatorio de aguas putrefactas. La dependencia emocional compulsiva con la que Ella se hace daño, boicotea la libertad difícil pero posible  y la sumerge en el Hades con que nos aterran los aparatos ideológicos del Estado y también entre nosotros mismos, esclavos asalariados e hipotecados en espíritu.

 

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José Carlos De Nóbrega es un ensayista y narrador venezolano (Caracas, 1964). Licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, de la Universidad de Carabobo (UC). Ha publicado los libros de ensayo Textos de la prisa y Sucre, una lectura posible, ambos en 1996, y Derivando a Valencia a la deriva (2006). Fue director de la revista La Tuna de Oro, editada por la UC. Forma parte de la redacción de la revista Poesía, auspiciada por la misma casa de estudios. En 2007 su blog Salmos compulsivos obtuvo el Premio Nacional del Libro a la mejor página web. En el año 2021 ganó el concurso de Ensayo de la VII Bienal Nacional de Literatura Félix Armando Núñez y el concurso de Crónica de la V Bienal Nacional de Literatura Antonio Crespo Meléndez, convocado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, por intermedio del Centro Nacional del Libro (Cenal) y la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.

 

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