Cuando una mujer tiene ganas de tener relaciones, experimenta una serie de reacciones biológicas y psicológicas que incrementan a medida que la excitación sexual llega a su punto máximo.
La actividad cerebral, así como las hormonas sexuales, entran en juego para preparar el cuerpo para la intimidad.
Una vez se despierta el interés sexual y el deseo está a tope, las conductas, el lenguaje corporal y el cuerpo dejan ver varias señales. Que sean o no evidentes, y que se intensifiquen, depende del estímulo físico y mental que le genere su pareja. Pero, ¿Qué sucede exactamente?
1. Sus pensamientos y fantasías sexuales aumentan
En el plano psicológico, una de las primeras manifestaciones del deseo sexual en la mujer son los pensamientos y las fantasías sexuales. Incluso mucho antes de tener el encuentro íntimo, imaginar el acto sexual y fantasear eleva su excitación.
Estas reacciones pueden surgir a raíz de un primer contacto con la persona que le gusta, o bien, al leer, ver o escuchar contenidos eróticos. También se intensifica al saber que es deseada por la otra persona.
2. Siente inquietud
Previo al encuentro sexual, o ante la sola presencia de un hombre que le genera atracción, ella experimenta ansiedad. Es una reacción automática que se puede manifestar con movimientos repetitivos o exagerados.
La inquietud aumenta en esos momentos en los que ve la posibilidad de llevar las cosas a un siguiente nivel.
3. Su ritmo cardíaco incrementa
A medida que se eleva la excitación sexual, el sistema nervioso simpático se activa. Este, al ser el responsable de la respuesta de «lucha o huida», aumenta la liberación de epinefrina (adrenalina) y produce un aumento temporal de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial.
El nivel en que aumenta el ritmo cardíaco puede variar según la intensidad del estímulo sexual, de las características individuales de la función cardíaca y de factores psicológicos como el estrés o la ansiedad.
4. Su respiración se acelera
Tal y como pasa con el ritmo cardíaco, la mujer experimenta un aumento de su frecuencia respiratoria cuando tiene ganas de tener relaciones. Tan pronto como se excita, la respiración se vuelve más rápida y agitada.
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