Mujeres, es hora de quitarse el “de”. El 8 de marzo de 1857 cientos de trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York marcharon para protestar contra las pésimas condiciones en las que trabajaban y por sus bajos salarios que eran, al menos, la mitad de lo que ganaban los hombres.

El reclamo legítimo terminó con las balas: en el intento por dispersarlas, la policía mató a 129 de ellas que, lejos de dejarse amedrentar, dos años después fundaron su primer sindicato, el International.

En este 08 de marzo 2020, las bolivarianas seguro resaltarán las heroicas luchas de mujeres venezolanas y los logros plasmados en las políticas públicas desde el gobierno chavista, declarado éste, por definición y convicción del líder histórico, Hugo Chávez, feminista en esencia.

Voceras principales harán alardes de los derechos recogidos en las normas constitucionales y legales que garantizan como nunca antes, la igualdad de género, así como condiciones y oportunidades para contrastarlos a la sumisión, minusvalía y discriminación concebidas como naturales en una sociedad patriarcal.

La institucionalidad, empujada en plena activación colectiva de las féminas para la oportuna denuncia, anunciará victorias sobre casos precisos y sus logros alcanzados en la lucha por una vida libre de violencia contra la mujer.

Asimismo, disertarán sobre la igualdad, equiparación jurídica y derecho al sufragio conquistado, la incorporación a cargos públicos y gerenciales militares y/o civiles y más, que echan abajo la opresión laboral, familiar y social que aun somete a la mujer a la más estricta autoridad masculina.

mujeres/CiudadVLC

 

El matrimonio y el reto en la disparidad emocional

La unión de un hombre y una mujer concretada a través de determinados ritos, trámites legales y sociales, trastocada hoy día en su propio concepto genético, sigue teniendo influencia en minusvalía de la mujer.

Más allá de efectos jurídicos entre los cónyuges, determinando un entretejido de recíprocos derechos y deberes, así como, la obligación de los cónyuges de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente, el artículo 137 del Código Civil venezolano vigente dispone:

“La mujer casada podrá usar el apellido del marido” y “La negativa de la mujer casada a usar el apellido del marido no se considerará, en ningún caso, como falta a los deberes que la ley impone por efecto del matrimonio”.

 

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Embrollos por los que pasan las mujeres divorciadas o viudas

Existen ejemplos bien precisos que permiten dibujar con creces las penurias vividas por las mujeres en estas situaciones. El SAIME, donde la mujer, para liberarse del estado civil “casada” debe acudir en procura de recuperar su estado civil, tiene que presentar copia certificada previamente registrada de la sentencia de divorcio o la partida de defunción del ex.

Lo mismo sucede ante las entidades bancarias o financieras donde la mujer, pretendiendo algún negocio, éste no se le hace nada fácil si la cédula de identidad que por muy vigente que esté, tiene, cual marca de propiedad, el respectivo “fierro” de casada.

A las mujeres divorciadas o viudas, en pro de recuperar el estado civil libre del “de” les toca trajinar, nada fácil, por los distintos entes burocratizados encargados de “rebautizarlas”,  sin embargo, existen casos en los que, pese a las innumerables consignaciones de copias certificadas de sentencias declaradas definidamente firmes por un tribunal competente, aún esperan su liberación.

Es más, existen casos, en los que mujeres siguen registradas como casadas y portando el apellido de su primer cónyuge, habiéndose divorciado en dos ocasiones.

 

¿Presa de fácil captura?

Por otro lado, a estas mujeres les reviven las estigmatizaciones propias de una sociedad machista y discriminadora que aún desconoce “culturalmente” los derechos de las divorciadas o viudas, pues, se sigue viendo a las féminas en su estado civil recuperado, como presa de fácil capturar.

A todas estas y, en ocasión de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer 2020, a las mujeres venezolanas, les toca emprender seriamente la lucha por la abolición de ese “de” que tanto martirio les ha dejado.

Aprovechando la Asamblea Nacional Constituyente y la supra competencia que le consagra la Constitución de la República Bolivariana, para dictar normas de obligatorio acatamientos por parte de todos los entes públicos  e instancias privadas, se debe solicitar acto, ley, resolución o decreto constituyentes, mediante los cuales se deroguen cualquiera de los requisito previo que contemple la exigencia de documentación del estado civil de la mujer.

También sería importante resolver las controversias propias y la pretensión de derechos que ocurren dentro de toda comunidad: conyugal o de gananciales respecto a los bienes patrimoniales, pues, para el/a interesado/a bastaría la presentación de la copia certificada del acta de matrimonio, de concubinato o de defunción del causante.

Lo demás sería mantener una cultura dominante que, conjugada en la disfrazada preposición de, seguirá, cual fierro, marcando a las mujeres venezolanas.

 

La lucha por la igualdad

Hasta aquí todo parece funcionar perfectamente en relación a la reciprocidad de derechos y deberes de ambos cónyuges, sin embargo, caben dos conjeturas que no tienen desperdicio si los vemos al calor de las luchas por la igualdad.

Una: “…podrá usar…” aquí se observa una flamante discriminación en perjuicio de la mujer, pues, al hombre ni siquiera por disimulo se menciona el “voluntario” uso del apellido “de” la mujer; dejándolo, una vez consumado el divorcio, libre de todos los engorrosos y discriminatorios procesos padecidos por la mujer en función del “nuevo” estado civil.

Dos: “…en ningún caso…” siendo esta premisa una determinación legal, gracias a la concepción y/o cultura machista que prevalece en la mente social, desde las instituciones públicas y entes privados, se desconoce cuando la mujer divorciada o viuda, queriendo desprenderse del “de” acude a estas instancias.

 

Gustavo Claret VQ / Ciudad VLC

 

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