#Opinión: «¿Es el Psuv vanguardia de la revolución liberadora y socialista? (I)» por Christian Farías

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1.- La derrota de la derecha y la presencia histórica de la vanguardia.   

La pregunta es absolutamente pertinente, pues, los acontecimientos políticos de los últimos tres años, han sido decisivos para el presente de paz y el futuro inmediato de reconstrucción económica de nuestro país. Hemos pasado de la incertidumbre, la violencia y el caos; a la certeza de la paz, el diálogo y el entendimiento, en función de los intereses estratégicos de la nación, la recuperación del bienestar general del pueblo, la posibilidad de derrotar la actual guerra económica-mediática y el desarrollo definitivo de los cinco objetivos históricos del Plan de la patria en el marco constitucional de la República Bolivariana de Venezuela.

Hoy estamos dentro de un escenario en el cual la oposición política, violenta, fascista y pitiyanki, sufre su más traumática y estrepitosa derrota de toda su historia. En cambio, el chavismo, lejos de desgastarse, se ha cohesionado como una fuerza extraordinaria de unidad patriótica, popular, revolucionaria y socialista.

La oposición ha derrumbado ella misma, sus propios mitos: su democracia formal representativa, sus máscaras de buenos y adalides de la libertad y el progreso. En cambio, el chavismo ha reafirmado sus profundos sentimientos y pasiones por el Bien, por la paz, por la vida. En definitiva, le hemos roto el velo a los enemigos de la patria; y hoy deambulan embadurnados en sus propias maldades y crímenes encubiertos en su diplomacia ramplona y llena de hipocresías financiadas por sus amos del Norte.

Surgen, entonces, las preguntas: ¿Cómo fue que ocurrió todo esto? ¿Por qué el desmembramiento político, moral, ético, emocional y organizativo de esa oposición que tuvo bajo su control absoluto el poder político del país durante cuarenta (40) años? ¿Por qué, en el año 2002, con una gran fuerza insurreccional, cívico-militar-mediática y geopolítica internacional, lograron sacar a Chávez del poder por dos días y en 8 años no han podido sacar a Nicolás?

¿Qué relación hay entre el tiempo del comandante Chávez y el tiempo de Nicolás Maduro? ¿Hay o no hay una vanguardia revolucionaria en el proceso bolivariano que ha funcionado durante más de 21 años? ¿Cuáles son las tareas prioritarias del presente para garantizar la continuidad histórica de esta revolución en el futuro inmediato y también a largo plazo?

He allí éstas y muchas otras interrogantes relacionadas directamente con la presencia histórica o no, de una vanguardia revolucionaria en el proceso bolivariano-chavista. Veamos, entonces, algunos elementos que nos permitan valorar adecuadamente el tema de la presencia de la vanguardia dentro del proceso bolivariano que, hoy, está bajo la dirección estratégica del presidente Nicolás Maduro Moros.

 

2.- Vanguardia y retaguardia  

La palabra vanguardia tiene un atractivo en su vinculación con el sentido de lo avanzado, lo nuevo, lo audaz, lo creativo y el estar siempre en el primer lugar en el área, campo de trabajo o acción que uno realice regularmente, en su vida socio-productiva y socio-cultural.

De acuerdo con la Real Academia de la Lengua, la palabra vanguardia identifica “la parte de una fuerza armada, que va delante del cuerpo principal… la avanzada de un grupo o movimiento ideológico, político, literario, artístico, etc… estar en primera posición, en el punto más avanzado respecto a los demás; ir a la vanguardia”.

De manera que fue en el ámbito militar donde, inicialmente, se comenzó a usar la palabra “vanguardia” para identificar la fuerza armada en posición delantera; a diferencia de las fuerzas de la retaguardia, ubicadas detrás de la tropa, el batallón o el ejército, es decir, al final o detrás de la fuerza que ocupa la primera línea de combate.

De manera que, por oposición, es pertinente diferenciar la vanguardia de la retaguardia. Ser vanguardia significa ocupar la primera línea de estudio, de análisis del campo de acción, identificar los problemas, precisar los objetivos, definir la estrategia y la táctica, los planes inmediatos, la organización de las fuerzas propias y aliadas, emprender la marcha, librar las batallas, dar respuestas oportunas, certeras y obtener la victoria clara y contundente. He allí la función y la responsabilidad histórica de una vanguardia militar; o más bien, político-militar-económica-socio-cultural.

En cambio, ser retaguardia es estar detrás de la vanguardia; y permanecer allí, en un lugar seguro, distante, estable y alertas, hasta que la vanguardia solicite ayuda o que alguna eventualidad, obligue a pasar a la acción y marchar junto a las posiciones alcanzadas por la vanguardia para derrotar al adversario y asegurar la victoria definitiva y total. Esto significa que la retaguardia de hoy, debe prepararse para ser vanguardia ante una eventualidad sobrevenida.

A partir del mal entendimiento y ejercicio viciado de estas dos funciones, se pueden presentar, efectivamente, dos fenómenos negativos: por un lado, el autoritarismo burocrático como desviación de la función dirigente del hombre o la mujer de la vanguardia; y por el otro, la subordinación acrítica, pasiva y paternalista del lado de la retaguardia. Ambas desviaciones, corrompen y pervierten la moral, la ética y la capacidad de lucha, tanto de la vanguardia como de la retaguardia.

Esos dos extremos negativos, deben ser abordados con una metódica crítica y autocrítica, dialéctica, sistémica y con atención a su complejidad, de manera que resulte fraternal, pedagógica, cohesionadora y unitaria para fortalecer la moral, la ética y la eficacia política.

Por esa razón, es tan necesario el programa permanente de formación política, moral, cognoscitiva, ética y estética del militante y las y los dirigentes en función de vanguardia o de retaguardia. Tal como lo hizo Chávez en su momento y hoy lo mantiene activo Nicolás, desde su condición de máximo dirigente actual de esta revolución.

 

3.- De Rusia a Estados Unidos: propagación y diversidad de las vanguardias

Durante la primera mitad del siglo XX en Europa y luego en América, se hizo frecuente el uso de la palabra vanguardia en el campo de la lucha política revolucionaria comunista, en el que se hablaba, y aún se habla, de la clase obrera como vanguardia de la revolución socialista, emulando el ejemplo  de la revolución rusa, en la cual se suponía que la clase obrera había tomado el poder político del Estado y la producción económica; y  junto a ello, su  posicionamiento en la primera línea de combate contra el capitalismo y el imperialismo.

Igualmente, el concepto de vanguardia entra en el mundo de las artes, especialmente y con mucho dinamismo y proyección universal en la plástica y la literatura, seguida de la música, el teatro, la danza, generando así una gran presencia dinámica y creativa de las artes universales, estimulado por el interés geopolítico de la gran industria cultural, que se desarrolló  en el contexto del capitalismo internacional en su fase de competencia imperialista por el reparto del mundo en áreas de influencia.

De manera que el concepto de vanguardia logra una cobertura universal en el ámbito militar, político, económico, social, cultural y religioso espiritual. Por ejemplo, el poder económico-militar que desarrolla el Pentágono, en el contexto de la segunda Gran guerra de Europa y durante toda la era de la post guerra, convierte a Estados Unidos en la vanguardia militar del mundo.

Por esa razón y habiéndose terminado la guerra, Estados Unidos lanza sus bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, con lo cual impone, desde su autoritarismo burocrático, su propia hegemonía militar sobre Europa a través de la OTAN y desde allí, la hace extensiva a todo el planeta.

A partir de su autoritarismo burocrático y su hegemonía militar, Estados Unidos se convierte en la vanguardia política más perversa del mundo institucional a través de la ONU; en la vanguardia económica financiera más ladrona y corrupta, a través del Fondo Monetario Internacional, FMI, el Banco Mundial y su moneda nacional, el Dólar; en la vanguardia estética, mercantilizada y deshumanizadora, a través de la gran industria cultural de Hollywood y todas las cadenas de radio y canales de TV, periódicos y revistas hasta llegar al vasto universo autoritario y centralizado de las redes sociales de la Internet.

 

4.- El PSUV de Chávez y Maduro: vanguardia de la revolución en Venezuela

Frente a ese avance del capitalismo internacional imperialista, el problema de la vanguardia en el campo revolucionario, se hace difícil por diversas razones; pero, fundamentalmente por la división, la fragmentación y atomización que se impone en el campo socialista, liderado por la Unión Soviética (la desaparecida URSS) y la China Comunista de Mao Tse Tung.

Ser vanguardia o estar en la vanguardia, significa entonces, ocupar la primera posición, dirigir, marcar la pauta, señalar el camino, estar en la primera línea de combate y de defensa del proceso revolucionario. Desde esa perspectiva, no fue ni ha sido fácil, en nuestro caso venezolano, formar y consolidar una vanguardia revolucionaria, bolivariana y chavista, democrática, patriótica, anti imperialista y socialista como la que hoy tenemos.

Ubicado en esa perspectiva, el presidente Nicolás Maduro ha expresado en varias ocasiones recientes, su preocupación por el tema del funcionamiento del PSUV como vanguardia de la revolución bolivariana. Se trata del problema más serio y comprometedor que hoy tiene el PSUV como organización política con 21 años en el poder: ser la verdadera y auténtica vanguardia revolucionaria, patriótica, liberadora y socialista, de la Venezuela bolivariana y chavista del siglo XXI o desviarse y sucumbir en el intento. He allí el dilema, eternamente hamletiano, de ser o no ser lo que te corresponde ser y hacer.

En ese contexto, es importante y necesario, especialmente para nuestra juventud, mantener viva la llamarada liberadora y socialista de la revolución popular, dirigida por Chávez y continuada, contra viento y marea, por Nicolás Maduro. Igualmente es necesario decir que en el supuesto negado de que el PSUV se aleje de esa tarea magna junto al pueblo, tendrá la misma y nefasta suerte que han transitado otras organizaciones partidistas como Acción Democrática, por ejemplo, que, de partido del pueblo devino guarida de burócratas, corruptos y traidores, sin poder ni gloria alguna.

El partido AD, de Rómulo Betancourt, fue efectivamente una vanguardia popular de grandes masas de la ciudad y el campo; pero nunca fue un partido revolucionario. Por eso, entró en crisis, degeneró y hoy casi ya ni existe. A COPEI no le fue igual; porque era un partido menos popular y más falsamente religioso (se autodefinía como partido socialcristiano); pero, de todas maneras, quedó reducido a la nada. Y la suerte de la izquierda, tanto la electorera como la insurreccional, fue peor porque nunca lograron ganar el poder y se auto-desgastaron y redujeron a la nada.

De manera que la experiencia y el destino final de esos tres o cuatro modelos de partido político, están muy alejados de la visión de un partido de vanguardia revolucionaria como lo pensó y lo logró Hugo Chávez y como trata de mantenerlo, dinamizarlo y fortalecerlo Nicolás Maduro, quien ha propuesto, junto a la Dirección Nacional del PSUV y la JPSUV, que toda la militancia del partido, analicemos cuatro temas centrales a desarrollar durante este año 2021:

Primero, la relación Partido – Gobierno, que debe avanzar estructuralmente hacia nuevas maneras y formas en las que el partido asuma un papel más crítico y dinámico para hacer alertas tempranas y corregir problemas.

Segundo, la relación Partido – Pueblo para la cual designó un equipo que debe consolidar y expandir las fuerzas del movimiento popular venezolano. Para ello, exigió la elaboración de un mapa de las fuerzas populares del país.

Tercero, la relación Partido – Asamblea Nacional, en aras de la consolidación del Poder Legislativo y la evaluación de la nueva etapa política que vive nuestro país.

Cuarto, la relación Partido – Elecciones para la cual ordenó la apertura de inscripciones para la nueva militancia, que sume esfuerzos en la construcción de una actualización del modelo de organización electoral.

Para el camarada presidente Nicolás Maduro, el PSUV es el legado político y organizativo de nuestro comandante Chávez, como elemento fundamental; pero no el único, de lo que es en realidad la fuerza de vanguardia de todo el proceso revolucionario del pueblo bolivariano-chavista que somos.

En tal sentido, hoy, después de haber derrotado a la oposición fascista y apátrida, en todos los escenarios de la lucha política, social, mediática, diplomática, nacional e internacional, debemos fortalecer nuestra capacidad de defensa y recuperación total en todos los órdenes de la vida nacional de nuestro pueblo, con trabajo y compromiso.

 

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Es urgente activar, dinamizar y potenciar todas las fuerzas del país, para reconstruir nuestra propia capacidad socio-productiva con base en el nuevo modelo económico definido y puesto en marcha por nuestro presidente Nicolás Maduro. A partir de allí, será posible recuperar el estado de bienestar social alcanzado durante el periodo 2004-2012.

Para cerrar esta primera parte, diremos que es fundamental seguir avanzando en la consolidación de nuestra independencia, nuestra soberanía y la construcción de nuestro propio modelo de socialismo bolivariano del siglo XXI, propuesto por Chávez y aprobado por nuestro pueblo en elecciones libres y democráticas en el marco de nuestra democracia participativa y protagónica.

 

Ciudad VLC / AVN