#Opinión: «Interino en preaviso» por Earle Herrera

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A los interinos no se les da preaviso: su tiempo de servicio viene prefijado en el paquete que se les ofrece. Excepción hecha si el interino es venezolano y, para colmo, autoproclamado.

Guaidó es el único suplente en la historia al que se le ha dado preaviso. Se lo fijó el gobierno de Biden, con fecha y hora. Tiene chamba, no precisamente juvenil, hasta el 1 de diciembre, Es el plazo que le da el imperio para que tumbe a Maduro. Si no, se va. Sin prórroga.

El ultimátum igualmente alcanza a la “primera dama interina”, una figura que solo se da en Venezuela, tierra de espanto y brinco donde el surrealismo y el realismo mágico fornican la realidad y el sentido común.

País de golpes militares con guacales de plátanos e invasiones de Rambos atrapados por pescadores y recolectores de cacao.

El preaviso al estrambótico interino se lo comunicó el embajador gringo ante Venezuela pero con sede en Colombia, para mayor enredo. “Tumbas a Maduro antes del 1 de diciembre o me entregas las llaves de Citgo”, amenazó mister Story en un inglés vallenato, vea.

La historia de Venezuela ofrece un cuadro humorado de presidentes fugaces, como Pedro Carmona (a) El Breve; presidentes abortados por la demencia, como Diógenes Escalante; “presidentes” encomillados porque no se atrevieron a reclamar, como Andrés Velásquez, y ahora este interino que nunca pisó Miraflores, ni tuvo silla, ni mando, ni ejército, ni pueblo, ni honor para negarse a que lo manejaran desde Washington y le diera órdenes un embajador gringo en Colombia, con el que se reúne furtivamente por los rastrojos.

El preaviso es generoso. Supera con creces el plazo que establece la legislación laboral. El objetivo lo es menos, pues Maduro ha resultado duro de tumbar.

Los sucesivos fracasos con ese propósito indican que para el 2 de diciembre el interino ya no será un empleado del Departamento de Estado.

Esto, si las elecciones del 21 de noviembre no le adelantan la cesantía con su “acuerdo de salvación nacional” y todo.

Desempleado, habrá de escoger entre enfrentar la justicia venezolana por su contrato con Goudreau para asesinar al Presidente, o las cortes gringas por no pagarle lo acordado al criminal de guerra atrapado con atarrayas. La opción de que le extiendan el interinato no está sobre la mesa.

 

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Earle Herrera