#Opinión: “Semblanza para un revolucionario imprescindible” por Magaly Zavala

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“Sobre la ciudad
En mis manos temblorosas
En mi voz temblorosa
habita tu recuerdo…”
Antología Poética
José Jesús Villa Pelayo

 

El martes 27 de julio, como él mismo decia, recogió sus macundales y se marchó de este mundo victima del Covid-19 el entrañable camarada Alejandro Pereira, «Negro Lindo». Gran revolucionario internacionalista, asiduo lector y visitante de esta su casa editorial. Antes de declararse la pandemia lo veíamos acercarse por lo menos una vez al mes, cuando venía de sus continuos viajes por diferentes estados del pais.

Salíamos a su encuentro buscando café para ofrecerle y nos sentábamos a su alrededor José Ramón, Edgar, Londoño, Yiyo, el compa Juan Ortiz, Ismael y yo, a escuchar sus anécdotas y sus enseñanzas así como criticas y posibles soluciones a las desviaciones que se estaban dando dentro del proceso revolucionario.

Empezaba sus puntos de vista siempre diciendo «Cuando estábamos en Cuba» y comparaba situaciones actuales con las que se vivíeron en la isla a principios de la revolución. La que aun después de tantos años le provocaba nostalgia. Con el aprendimos muchas cosas y reforzamos otras, admiramos su desprendimiento y solidaridad, su calma y dedicación a la enseñanza de camaradas iniciándose en los caminos revolucionarios, sin jactarse jamas del gran nivel de conocimiento teórico-practico alcanzado en tantos años de traginar los intrincados caminos de la revolución.

En homenaje a nuestro Negro Lindo, muchos han sido los escritos publicados desde el dia de su lamentable partida, entre ellos este que les dejo del poeta José Luis Velásquez en cuyas lineas describe gran parte de la vida y obra de este legendario y utópico ser:

 

Nos solicitan escribir una semblanza al camarada José Alejandro Pereira, “el negro lindo”, “el burro”, “Antonio”, “Reinaldo”, “Elio” (como se conocía en Cuba) y otros tantos seudónimos que en su diario transcurrir desde el año 1958 con apenas 12 años inicia su periplo por los quehaceres conspirativos para construir la democracia.

Imperaba en Venezuela, como en el resto de los países de América Latina, una férrea dictadura, impuesta desde el norte por el American way of life, la doctrina Monroe y la democracia representativa, por supuesto, para ellos y para los serviles, “rintintines” lamebotas diseminados en el continente.

Oriundo de la Parroquia San José, entre el seminario católico, el Panteón Nacional y el Hospital Vargas; fueron sus correrías, travesuras como párvulo inquieto, en una de las parroquias más añeja de la capital, tanta su exploración que, hasta monaguillo, fue. Le vimos tricolor en mano, ondeando la bandera el 23 de enero, luego de la salida inesperada, de Marcos Evangelista Pérez Jiménez, por las calles de lo que hoy es, la avenida Panteón, en Caracas, Municipio Libertador. Su familia, oriunda de la zona de miranda, muy cercana al Guapo, llegó a Caracas y se instaló en San José, aproximadamente durante los años 40. Familia, numerosa, rígida, solidaria, abierta para el círculo íntimo de sus amistades y fundamentalmente respetuosa de los valores esparcidos por los gobiernos de turno.

semblanza
Durante el Conversatorio «Crisis y desafíos de la Revolución bolivariana. De derecha a izquierda: Oscar Ortega, Ismael Noé, Carlos Agrafojo, José Alejandro Pereira «Negro lindo», Juvencio Briceño, Antonio Torres Pedro Agelvis, Magaly Zavala, Eduardo Machado, José Ramón Rodriguez y Enrique García Grooscors. con motivo del 6° aniversario del periódico «Voz Insurgente».

Estudiante de la Escuela Industrial del Norte, se incorpora al Partido Comunista Venezolano, concretamente en la juventud del partido, al lado de jóvenes como la mártir Livia Gouvernier, la jefa del distrito, donde militaba, “negro lindo”. En el año 1959, le vimos en la tumultuosa concentración de la Plaza O’Leary, a raíz de la llegada del Comandante Fidel, luego del triunfo de Sierra Maestra, también ante el bloqueo establecido contra la caravana de Richard Nixon, Vicepresidente de los Estados Unidos, ésta evitó la presencia y la entrada del zarrapastroso al mausoleo del Padre Libertador.

En todas las concentraciones, manifestaciones, huelgas laborales, luchas estudiantiles (pertenecía a la directiva de la Federación de Estudiantes de las Escuelas Técnicas) convocatorias salariales, se encontraba a la vanguardia el “negro lindo”. La primera masacre del recién gobierno electo de Rómulo Betancourt, en la Plaza La Concordia, su presencia, fue imprescindible, formaba parte del equipo de seguridad.

Primero fue jefe militar de la célula donde se concentraba, hasta culminar jefaturando la estructura militar en la Parroquia San José, con apenas 15 años. Artífice del llamado “aparato especial” del partido, nos encontramos muchas veces en nuestras correrías políticas. Yo, en el MIR, él, en la juventud del PCV.

La Avenida Universidad, la UCV, la plaza Tiuna, la plaza San José, la parada del transporte público hacia La Guaira, diagonal al Liceo Fermín Toro, lugares de concentración de personas, eran considerados espacios ideales para los contactos, además, por encontrarse diseminados los poderes públicos en el centro de Caracas. Eran áreas de trifulcas y enfrentamientos.

Formó parte del primer contingente de jóvenes enviados por Livia Gouvernier, hacia el estado Carabobo con el propósito de impulsar una preparación político-militar orientada a evitar y enfrentar la política represiva del presidente recién electo, la cotidianidad, demostraba las retaliaciones del llamado “Pacto de Punto Fijo” contra las disidencias que se expresaba en las calles, los sindicatos, las empresas, los liceos y universidades de todo el país, estas irían en aumento, tal como sucedió.

Cada día, la consigna expresada de “disparar primero y averiguar después» dejaba en la calle, mínimo un estudiante o algún obrero, buhonero, ama de casa o anciano, muerto, por las armas represivas de la policía política (DIGEPOL), la brigada antidisturbios de la Policía Metropolitana (cascos y polainas blancos), el SIFA (Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas) o en su efecto, la MANZOPOL, especie de policía paralela, dirigida por un alto personero adeco, quien con sus cabilleros implantaban la democracia del terror, el temor y las represalias a todo lo que oliera izquierda o discrepara del gobierno.

Desde el Ministerio de Relaciones Interiores, emiten un decreto, creado por los chácharos de Juan Vicente Gómez, durante el año 1935, rescatado desde los anales empolvados, por el Ministerio de Carmelitas, el decreto 244,

“todo estudiante que se encontrara protestando sin autorización (jamás otorgaron permiso), será detenido, la primera vez, por seis meses. La segunda vez, por doce meses y la tercera vez, serán dieciocho meses en las colonias móviles del Dorado, aplicándosele la Ley de Vagos y Maleantes.”

Obviamente esto generó, desmovilización, captura de cuadros militantes, hombres y mujeres, vanguardia, comprometidos y comprometidas en las luchas de masas, detenidos y pasados a los Tribunales de menores, éstos, abarrotan los centros de detención de menores, los correccionales de Catia, la Planta, el Valle y el de Los Chorros, en la actual Parroquia Leoncio Martínez, municipio Sucre; de ese correccional, se escapó, dos veces, el “Negro Lindo”. Hacemos referencia fundamentalmente de Caracas, lugar donde nos desempeñamos junto a las masas, política y militarmente.

Para los jóvenes y las personas que no vivieron las difíciles décadas de los 60, 70 y 80, permítanos expresar la acción de un ejército y una policía que actuaban como si fuera una fuerza interventora en el país. Durante los 5 años del mandato de Rómulo Betancourt, hubo más de 3.000 muertos. Allanamientos, persecuciones, desapariciones forzadas, torturas, enjuiciamientos sumarísimos, asesinatos a mansalva, recluta indiscriminada, falta de cupo universitario para los sectores populares, etc. El primer Plan Cóndor, fue aplicado en Venezuela, luego de la creación de las boinas verdes. Al movimiento revolucionario le quedaban, ante el acoso policial, ante la penetración y la desmovilización de las masas, ante la compra de conciencia y las delaciones, a nuestro modo de ver, 4 tareas:

1.- Dejar la lucha y otorgarle la razón a las fuerzas enemigas.
2.- Pasar a clandestinidad con todos los riesgos que se avecinaban.
3.- Subir a la zona rural a continuar con la lucha basándonos en otro método.
4.- Caer preso o en su efecto ser asesinado por las fuerzas represivas.

Durante el año 1963, contaba apenas con 17 años, ante el acoso policial, los allanamientos y persecuciones de la policía política, el “negro lindo”, se incorpora al Frente Guerrillero “José Leonardo Chirinos”, donde hombres como el Capitán Manuit Camero, Baltazar Ojeda Negretti, Lunar Márquez, Alejandro Tejero, el “negro Antonio” y otros que se me escapan, aportaron con su juventud, constancia y dedicación acciones para la construcción de un proyecto que se encontraba a la altura de la gesta libertadora de nuestros héroes patrios. Lástima, quienes direccionaron desde los aparatos revolucionarios a excepción de Argimiro Gabaldón y Fabricio Ojeda, no supieron entender o no entendieron la realidad geopolítica del país, olvidando las principales normas de las luchas de liberación nacional estipulada en la guerra revolucionaria prolongada.

Ante la necesidad de formar cuadros políticos y militares, las organizaciones en armas, deciden enviar a los diferentes países del entorno socialista hombres y mujeres a perfeccionarse, formarse, capacitarse en las diferentes áreas del conocimiento humano. Le correspondió al “negro lindo”, junto a Toro Torres, “el Maute”, Baltazar Ojeda Negretti, “Darío”, “el chino”, Germán Ferrer, Omar Debona (en la actualidad ambos comprometidos con el enemigo) viajar a Cuba.

“Elio”, como se hacia llamar Alejandro Pereira en Cuba, de alumno pasó a ser instructor de unas 4 centenas o más de hombres y mujeres latinoamericanos en la Escuela de Punto Cero, su humildad fue tanta, que pocas veces salió a relucir esa actividad. Allí, estuvo a la altura como internacionalista, como militante comprometido “con los pobres de la tierra”, como un cubano, defendiendo, difundiendo y aplicando los valores revolucionarios aprendidos desde su juventud.

Y llegó la hora definitiva, ingresaron a Cuba representando al FLN-FALN, esta se divide dando surgimiento al PRV-FALN, defendiendo la lucha armada, por un lado, y por el otro, el PCV, impulsando un “viraje democrático.” Ingresan a Venezuela a mediados del año 70 del siglo pasado, por Maiquetía, siendo detenido Rafael Toro Torres. El resto de los compañeros se reagrupan como equipo político revolucionario bajo el nombre de “Punto Cero.” Reactivan los contactos, nueve años después, nos volvemos a encontrar, en la plaza de los bloques Diego de Losada, al lado de la escuela del norte, lugar donde nos despedimos antes de su partida para Falcón, reactivando la hermandad que nos caracterizaba.

Como organización revolucionaria “Punto Cero,” dirigió operaciones sin precedentes en Venezuela, la más renombrada debido a su importancia militar, por la hazaña de comandos, la operatividad y la limpieza de funcionamiento, fue la de los valles del Tuy. Como equipo sustrajeron una cantidad de armas largas, cacerinas, granadas, armas cortas, capaz armar varias columnas guerrilleras.

Ante tal operación, el gobierno social cristiano de Rafael Caldera, activa todas las alarmas, todos los mecanismos de represión propios de un gobierno burgués, agiliza a los tránsfugas y delatores, a los indecisos e impulsa a sus cuerpos de inteligencia a detectar a los integrantes, de ese anónimo comando de revolucionarios y cumple su propósito, en el 23 de enero, por causalidad, es detenido Omar Debona, “Wladimir”, jefe de inteligencia de Punto Cero. Se pasa para el enemigo. A partir de allí, la persecución, asesinatos, desapariciones, torturas de los integrantes de “Punto Cero,” es de tal la crueldad incisiva que, casi extinguen a sus militantes.

El cerco y el acoso policial contra el “negro lindo,” se intensifica, según Wladimir, “Elío, de todos, es el más peligroso, guerrillero urbano, rural y sobre todo organizador, tiene la capacidad de él solo, construir un aparato.” Lo delata un “revolucionario”, conocido, militante vinculado a las fuerzas policiales desde la década de los 60, le expresó, quien, durante años, en la Cuarta República, fue jefe de inteligencia para América Latina y el área del Caribe. De la DISIP al San Carlos, corría el año 1972, con dolor se enteró del crimen generado contra los camaradas Rubén Álvarez y Bottini Marín e igualmente la masacre acontecida en la Victoria, contra cuadros de Punto Cero. La orden expresa por parte del Estado, eliminar, desaparecer físicamente a todos los integrantes de esa organización.

Logra la libertad a finales del año 1979, productivamente se incorpora a trabajar como electricista en la sede principal de IPOSTEL, San Martín, Caracas; de allí pasa a El Nacional como chofer Caravanero, distribuyendo órganos informativos a nivel nacional, hasta un accidente que casi le cuesta la vida. Durante un año se encuentra hospitalizado en el Seguro Social de La Guaira, estando allí, le abren juicio por atraco a banco, según el subjefe nacional de la DISIP, Omar Debona, “cada vez, que no sé de ti, doy apertura a una alerta roja, tú eres muy peligroso.”

Le emiten orden de captura, trasladándolo a la cárcel del Junquito, casi dos años permanece en ese centro de detención, allí se encuentra con otro revolucionario, José Tomás Pinto Marrero, Secretario General de Tupamaro, hoy detenido, luego de la apertura de un expediente amañado gracias al denominado falso positivo.

En libertad, se reactivan los contactos políticos, impulsamos con camaradas de diferentes estructuras regional y nacional, tareas de orden práctico, de seguridad, de formación político militar y el “negro lindo” junto a Cheo Pirela, Carlos José Pereira (hermano del “negro lindo”), Carlos López Guevara, Elvis Resplandor, Carlos Lanz Rodríguez, y otros camaradas de Miranda, Aragua, Carabobo, Yaracuy, etc., inclusive camaradas a nivel internacional, Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Colombia, Panamá, El Salvador, México, Nicaragua, promovemos la creación del Batallón Bolívar y la consolidación de incipientes organizaciones revolucionarias, el propósito, fusionarnos en una sola. Una pequeña escuela de cuadros en un área productiva, nos permitió enseñanzas de manera colectiva. Allí, militantes de diferentes corrientes revolucionarias, conocieron de las destrezas, capacidad, técnicas y métodos del “negro lindo.” Sin mezquindad, el a se distribuyó con ese amor revolucionario que le caracterizaba.

Nuevamente le detienen, el tribunal militar de Maturín, le apertura auto detención por facilitar e impulsar la rebelión militar. Detenido en el Batallón Bolívar del Fuerte Tiuna, le trasladan a la cárcel de la Pica. Estando en dicha cárcel, el internacionalista Álvaro Carrera, escribe en el semanario Tribuna Popular, crónicas revolucionarias, en ella expresa el compromiso policial del “Negro Lindo”, es decir, que el “negro lindo”, era policía. Desde hace muchos años, el debate abierto y democrático ha sido secuestrado. Las disidencias y contradicciones internas, las enfrentan con el menosprecio, las zancadillas, el corrillo, el más utilizado, “cuidado ese camarada trabaja con la policía”. De manera liberal, Álvaro Carrera, públicamente acusa a un camarada sin pruebas, por supuesto, éste nunca se retractó. Tres años aproximadamente, dura su reclusión en esa penitenciaria. En libertad, nuevamente se incorpora a las tareas revolucionarias.

A raíz del triunfo del comandante eterno, y por supuesto, la salida de Omar Debona, sus periplos carcelarios terminaron, salvo una alerta roja pendiente por eliminar, nos truncaban los viajes a nivel nacional. El camarada Emerio Matos, informa que a partir de un encuentro con el presidente Chávez, en el Cuartel San Carlos, solicitó detallar la situación social, económica, sanitaria, de los hombres y mujeres guerrilleros y guerrilleras, que, según él, éramos la cuarta pata del árbol de las tres raíces, autorizando al vicepresidente Elías Jaua a ejecutar esa orden, nos dimos a la tarea de contactar a los guerrilleros y guerrilleras, diseminados por todo el país, entregando dossier, informes médicos, historiales, resúmenes de la problemática encontrada en los lugares visitados, ellos, la superestructura del poder jamás dieron respuesta.

Dos anécdotas para culminar esta semblanza

Luego del golpe de Estado durante el 2002, encontrándonos en la 14 Brigada del estado Lara, habíamos activado acciones de inteligencia social, el general jefe de la Brigada, nos dijo, palabras más, palabras menos, “yo sí, mato guerrilleros, me enseñaron en Panamá a exterminarlos”, ¿que hicimos? Retirarnos y no ir más a esa brigada.

En una reunión con el antiguo agregado militar de la embajada de Cuba, instructor como el “negro lindo”, expresó, “coño negro, hablé con un coronel de la cancillería, refiriéndome a tú persona, ellos no saben lo que pierden al no contactarte, vales oro en polvo, le di tú número.”

Y se marchó a las 13:00 horas, el compañero, el hermano, el militante desprendido, el instructor de varias generaciones de revolucionarios latinoamericanos en la Cuba antiimperiaista, transitó el camarada en una fecha histórica para los revolucionarios, motivo para nunca olvidar su partida, el día del triunfo de los héroes del MONCADA. El día de la entrada de los barbudos a la Habana. En este día luctuoso por tu partida y conmemorativo, gracias al 67 aniversario de la revolución cubana, igual como lo expresaste siempre, te saludamos y rendimos homenaje con un

¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!

José Luis Velásquez Arraiz
Poeta

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Magaly Zavala / Ciudad VLC

 

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