¿Cómo te quedarías si te decimos que la orina y heces humanas podrían servir para fertilizar los vegetales que nos comemos?

Precisamente esto es lo que acaba de probar un equipo de investigadores cuyo estudio se ha publicado en Frontiers in Environmental Science. Los científicos han demostrado que fertilizar con caca y pipí humanos es seguro y productivo.

El pipí y la caca humanas contienen la mayoría de nutrientes que las  plantas necesitan para crecer. La orina es rica en nitrógeno y potasio y contiene trazas de boro, zinc y hierro. La caca aportaría fósforo, calcio y magnesio. También carbono orgánico al suelo.

 

Los científicos compararon el rendimiento de una cosecha comercializable de col blanca que se cultivó entre junio y octubre de 2019 en el Instituto Leibniz de Cultivos Hortícolas y Ornamentales con cuatro fertilizantes reciclados, aplicados de manera gradual durante la temporada de crecimiento.

Como fertilizante de referencia utilizaron vinaza orgánica, que se puede adquirir en el mercado y que se produce fermentando residuos de biomasa que quedan de la producción de bioetanol.

Hombre con caja de verduras

 

El equipo también usó dos fertilizantes de orina nitrificada, uno llamado Aurin y otro CROP. Estos productos están hechos a partir de orina humana que se recoge de forma separada de las heces. En ellos los microbios convierten los compuestos nitrogenados en amonio y nitrato.

El fertilizante Aurin ya se comercializa para usar en agricultura humana en Suiza, Liechtenstein y Austria. CROP está en fase de desarrollo. Los fertilizantes nitrificados se aplicaron al cultivo de coles por separado y también combinados con abono fecal.

El rendimiento comercializable, que viene a ser las partes de las coles que pueden venderse, osciló entre 35 y 72 toneladas métricas por hectárea.

Este rendimiento fue mayor en las parcelas fertilizadas con Aurin, CROP o vinaza, menor (entre un 20 % y un 45 % menos, dependiendo del tipo de suelo) en las fertilizadas solo con compost fecal, e intermedio en las fertilizadas con compost fecal aumentado con fertilizantes de orina nitrificada.

Los resultados indican, pues, que se obtiene el mismo rendimiento en suelos fertilizados con productos de orina de nitrificada que con la vinaza orgánica, que se usa ampliamente.

 

¿Con las orina y heces humanas oxisten riesgos para la salud?

Los investigadores encontraron 310 sustancias químicas en el compost fecal. Entre ellas había productos farmacéuticos, aditivos para el caucho, retardantes de llama, filtros UV, repelentes de insectos e inhibidores de la corrosión.

Analizando todo esto, concluyeron que solo el 6,5 % de ellos estaban presentes por encima del límite de detección en el compost, aunque en bajas concentraciones, incluidos 11 productos farmacéuticos.

Entre estos últimos, solo el ibuprofeno y la carbamazepina, usada para tratar el trastorno bipolar y las crisis epilépticas, eran detectables en las partes comestibles de las coles, en concentraciones muy bajas (entre 1,05 y 2,8 μg por kg).

Esto quiere decir que para acumular en el organismo una dosis equivalente a una pastilla de carbamazepina habría que comer más de medio millón de cabezas de col.

 

«En general, el riesgo para la salud humana de que compuestos farmacéuticos entren en el sistema alimentario mediante el uso de compost fecal, parece bajo», dicen los autores.

 

«Si se preparan correctamente y se controla su calidad, hasta el 25 % de los fertilizantes minerales sintéticos convencionales en Alemania podrían sustituirse por fertilizantes de reciclaje procedentes de la orina y las heces humanas. Combinado con una transición agrícola que implique la reducción de la ganadería y el cultivo de plantas para forraje, se necesitarían aún menos fertilizantes sintéticos, lo que se traduciría, por ejemplo, en un menor consumo de gas natural fósil”, afirma la Dra. Ariane Krause, autora principal del estudio.

 

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