«Palestina», por María Alejandra Rendón Infante

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Ante el exterminio que hoy se perpetra contra el pueblo palestino, es importante que haga aprovechamiento de este espacio para denunciar enérgicamente la masacre continua de la que ha sido objeto una nación entera frente a la inconmovible mirada de los organismos, de las instituciones, instancias de integración y los medios de comunicación.

Lo que sucede es inadmisible, abominable, es algo completamente al margen del derecho internacional, lo viene siendo hace más de setenta años. Palestina viene enfrentando toda forma de ultraje  y el colonialismo más salvaje.

En la últimas 48 hrs han sido asesinados más de 700 palestinos, sin que exista respuesta inmediata por parte de la comunidad internacional.

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Gaza es hoy el lugar más hacinado del planeta; la cárcel al aire libre más grande del mundo. Se trata de un espacio territorial en el que sólo puede apreciarse la estela de terror y muerte sembrada por un régimen genocida y cruel que un día mediante la un pacto entre potencias, se abrogó el derecho sobre esas tierras y ha emprendido una «limpieza étnica» con beneplácito del poderoso lobby  económico-militar-comunicacional;  principalmente el de EEUU como centro hegemónico que, recientemente, bajo la administración Trump, a través del denominado «Pacto o acuerdo del siglo» ha prometido la entrega al régimen sionista de Israel, los territorios palestinos de Jerusalén y el Valle de Jordán. Es una guerra continuada y profundamente asimétrica en la que las principales víctimas es la población civil y un gran porcentaje son niños y niñas. Los sucesos han sido calificados  Y denunciados como lo que son: CRÍMENES DE GUERRA.

 

Ese ha sido parte del acuerdo colonialista desde hace varias décadas, durante las cuales Palestina ha perdido más del 90% de su territorio, el mismo que estuvo ocupando durante aproximadamente 10 mil años.

Tras 70 años de ocupación, palestina resiste con un bloqueo impuesto, acompañado de asesinatos, secuestros, masacres y crímenes de toda índole; elementos que ha castigado profundamente su economía,  impidiendo el acceso a medicinas, comida y servicios básicos que forman parte de derechos fundamentales. El pueblo de Gaza hoy está en peligro de desaparecer  completamente y tras casi tres semanas de haberse abierto fuego contra palestinos civiles inocentes, no hay la garantía de un cese al fuego definitivo.

 

Los portavoces de la gestión israelí se han  referido públicamente al conflicto como una guerra, a pesar de la desproporción y de la incapacidad para defenderse de la nación palestina.

Con estos hechos, Israel y sus socios directos, han  violado toda la norma internacional y han bloqueado la posibilidad de abrir corredores humanitarios a los que hoy obliga la grave situación. Al pueblo palestino lo están matando las bombas, la austeridad, la inanición y el silencio de la comunidad internacional.

De igual manera, múltiples declaraciones de ministros y jefes militares dejan por descontado que obran adrede, con plena consciencia de lo que hacen, sin importarles el horror que ocasionan.

Acorralar al Hamas” ha implicado dejar sin agua, electricidad, alimentos, agua, medicinas y combustible a millones de personas, cuyo único pecado es no tener a dónde ir, pues, han sido alcanzados por las bombas en hospitales, refugios e iglesias.

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No olvidemos hoy, ni nunca, que el pueblo palestino necesita del respaldo y cooperación  internacionales, de la presión de todos los países para un cese al fuego definitivo y la construcción de una paz sobre acuerdos justos.

Palestina ha estado siempre demandando la solidaridad más transparente y sensata, la hermandad de todos los pueblos, la concordia y el  reconocimiento como Estado y cultura, para que ello permita a sus habitantes vivir en el territorio que siempre y legítimamente les ha pertenecido, gozando de derechos plenos que garanticen no sólo la vida, sino el retorno a la normalidad y el funcionamiento de sus instituciones.

 

Hoy sufren un hacinamiento impuesto, permitiéndoseles ocupar solo dos porciones de su territorio en condiciones realmente austeras y bajo un ataque continuo que procura un exterminio total, es decir, borrar al último  palestino de la faz de la tierra.

Hoy el mundo debe levantar la voz por Palestina. Las naciones, los movimientos, las instancias que luchan y abogan por el respeto a los Derechos Humanos y todo el planeta en general, debe hacer un llamamiento que apele al  resguardo de los derechos y garantías que les son otorgados por los principios elementales del derecho internacional.

El mundo entero debe repudiar contundentemente los planes de ocupación que, si bien han sido desde sus inicios una brutalidad, hoy, en medio de los hechos graves acaecidos recientemente, es algo que se torna aún más aberrante y grotesco, dado que tales acciones pretenden ser justificadas con  vergonzoso cinismo como una lucha contra el terrorismo.

 

Las naciones deben ejercer, a través de las instancias internacionales, mociones sancionatorias al régimen sionista y criminal de Israel por el exterminio masivo que han perpetrado  los últimos días contra un pueblo indefenso.

Además, es necesario acompañar con fuerza la campaña global BDS  (Boicot, desinversión y sanciones) como elemento punitivo, no violento, que permita incrementar la presión económica y política sobre en régimen sionista de Israel para que cumpla los objetivos  planteados por el movimiento: El fin de la ocupación israelí y la colonización de sus territorios, como el reconocimiento del derecho de los refugiados palestinos al retorno. Sólo así podrá ser construida una paz real y duradera.

 

MÁS DE LA AUTORA: «EQUIDAD EN EL ESPACIO DOMÉSTICO» POR MARÍA ALEJANDRA RENDÓN INFANTE

Ciudad Valencia