Si el gran Alí Primera afirmó: “la verdad que las estatuas, ante las aves dan pena», más vergüenza es desaparecerlas o mutilarlas, simpaticemos o no con él o la homenajeada.
Uno de los monumentos más agraviados en Valencia es la réplica de la “Estatua de la Libertad», diminuta copia de la original regalada por los franceses a los Estados Unidos en 1886 (su autor fue Frederic Bertholi, en equipo con Gustavo Eiffel, el de la Torre).
En Venezuela, en 1891, el Presidente Andueza Palacios, en homenaje al Mariscal Sucre, encarga al escultor Turin el monumento y es colocado en la Plaza Sucre; los valencianos de a pie, se preguntan el por qué la estatua no representaba al mismísimo héroe.
En 1936, se corrige la situación, y el venerado bronce del paladín de Ayacucho ocupa su plaza.
“La Estatua de la Libertad» va a dar entonces al este de San Blas. De allí es trasladada al frente del rectorado de la U.C. en la Av. Bolívar, pero con los sucesos de la Toma del Rectorado por la aguerrida generación del 68-69, la estatua pierde su simbología neocolonial y se convierte en trinchera de lucha estudiantil, por eso, es sancionada y desaparecida y muchos años después temerosamente se le ve por los lados del Distribuidor San Blas.
Ahora, deteniendo su errancia es erigida en la Urb. Prebo pero casi sin pedestal, disminuida.
Otras estatuas, a raíz de las mal llamadas «protestas pacíficas», fueron brutalmente agredidas, a lo que se suman «los traficantes de Bronce». Así las cosas, la estatua «Vuelvan Caras», homenaje al Gral. Páez, está desaparecida, igual que la del Gral. Urdaneta, donada por la colonia árabe y que estuvo frente a la Cámara de Comercio.
El bello conjunto escultórico de Mons. Montes de Oca, junto a la «Bacante» de Pérez Mujica y «Pandora» de Julio Briceño, están apiladas en el Acuario de la ciudad, aguardando por su restauración.
La verdad que las estatuas aquí en Valencia dan pena.
Por Douglas Morales Pulido
DEL MISMO AUTOR: «EL POZO DE LAS LOCOMOTORAS»
Ciudad Valencia – LSFLC
