Nos recuerda hoy Meche Hernandez, desde la radio Soda 95.1 FM, que hace cuarenta y ocho años se lanzó al mundo el octavo álbum en estudio de Pink Floyd «El lado oscuro de la luna» (1973), un incunable no sólo del rock sino de la música occidental.
Bajo el sello Harvest, la ingeniería de sonido de Alan Parsons y las líricas del bajista Roger Waters, este trabajo discográfico y conceptual nos marcaría como melómanos y artistas, en mi caso de la Palabra. El universo de nuestra sensibilidad fue enriquecido por esta trascendental propuesta en torno al mundo de ese entonces.
Se nos antoja un homenaje de despedida a Syd Barret, ya separado de la banda, quien había iniciado su periplo atribulado hacia la locura. Quizás este músico reemprendería el viaje, estético por supuesto, del barco Nellie hacia el Congo alucinante del Capitán Kurz, acompañado de un relator tan perspicaz como el también Capitán Marlow.
La temática de este proyecto musical (la Avaricia, el sin sentido del mundo de posguerra, el consumismo, la alienación y la esquizofrenia), así lo manifiesta. El rock entre sinfónico y psicodélico, redondea una obra maestra de la música contemporánea, más allá del compartimiento estanco de los géneros de discurso artístico.
Este acetato posee el virtuosismo de Mahler, Bela Bartok, Louis Armstrong, Charly Parker, Miles Davis, «El Juicio» de Colón y Lavoe, «Round midnight» de Theolonius Monk, «Blue Train» de Coltrane, «El sargento Pimienta» de The Beatles o el jazz latino de Tito Rodriguez y de Irakere, todos referentes musicales del siglo XX.
«Money» es un poema hard rock no desprovisto de ironía. Va paralela en nuestra concepción gelatina del diálogo entre épocas históricas distintas: Waters contrapuntea con la letrilla satírica que Quevedo le dedica a Don Dinero, ese poderoso caballero que se asimila a la más nefasta invención del Hombre.
«Brain Damage», simulando una ópera bufa, recrea el discurso discontinuo y fuera de lugar y tiempo convencionales de la enfermedad psicopatológica.
«Eclipse» apela a la marcha hiperbólica como descenso al Infierno del antihéroe o paciente psiquiátrico.
«Us and Them», en clave de balada jazz y blues, reescribe un salmo embebido de la tensión que va del Génesis al Apocalipsis, en lo que toca al destino incierto del mundo de la Guerra Fría.
Mientras que «The great gig in the sky» es un grito de orgasmo magnífico como canto y trompetas afiladas de ángeles y querubines el día del Juicio Final. Es proverbial la voz de Clare Torry y los coros de Doris Troy, Leslie Duncan, Liza Strike y Barry St John.
El diseño de la cubierta del LP es de Hipnosis, la misma firma que lo hizo tiempo después con otro clásico del rock conceptual, «The lamb líes down con Broadway» de Génesis y Peter Gabriel.
Pink Floyd: The dark side of the moon
TE INTERESA LEER ESTA ENTREGA: UNA DAMA LLAMADA DEPRESIÓN (2). JOSÉ CARLOS DE NÓBREGA
José Carlos De Nóbrega / Ciudad VLC