Prepara una deliciosa torta de calabacín, ya que sus beneficios saludables son notables, aunque la naturaleza creó esta hortaliza para los paladares con capacidad de apreciar lo sutil.

Sin embargo, aunque se trate de es una refrescante verdura veraniega de delicado sabor, el calabacín ofrece nutrientes en gran cantidad.

Los primeros en disfrutar de un alimento que debió ser parecido al actual calabacín fueron los indígenas norteamericanos.

Se sabe que los miembros de la nación Narrangansett, el «pueblo de cabeza pequeña», que vivía en lo que hoy es Rhode Island (Estados Unidos), llamaban al calabacín askutasquash, que significa «algo que se come crudo», palabra de la que deriva el término inglés squash: calabaza.

También existen referencias de su cultivo en América Central hace siete milenios. Estos datos parecen indicar que el origen de la planta debe de ser americano.

No obstante, existe la teoría de que el calabacín (Curcubita pepo pepo giromontiina) que todos conocemos fue fruto de un afortunado cruce genético, ocurrido en algún huerto cerca de Milán a finales del siglo XVIII

A lo largo de la década de 1920, los emigrantes italianos se lo llevaron a América para que no faltara en sus comidas familiares. Así fue cómo volvió un descendiente del calabacín a su madre patria y como los italianos volvieron a aprovechar los beneficios del calabacín.

 

INGREDIENTES
1 cucharadita de esencia de vainilla

1 cucharadita de canela en polvo

200 gramos de margarina

50 gramos de mantequilla

1 taza de azúcar

5 huevos

1 taza de leche líquida completa

1 calabacín de concha verde

2 ½ tazas de harina de trigo leudante (cernida 3 veces)

1 cucharadita de polvo de hornear

 

Preparación de la torta de calabacín

Calentar el horno a 350 °F (180 °C). Batir solo las 5 claras a punto de nieve con una batidora eléctrica, reservar. Guardar las yemas. En otro envase echar el azúcar, la margarina y la mantequilla, batir hasta que su color cambie a amarillo pálido y cuando adquiera consistencia esponjosa, agregar las 5 yemas de huevo.

Licuar en una licuadora la taza de leche, la piel de calabacín y la cucharadita de canela. Dejar de batir la otra mezcla con la batidora para usar una paleta o dedo mágico y poco a poco, en movimientos envolventes, integrar la mezcla de la licuadora, la harina y las claras a punto de nieve, hasta lograr un todo espeso, pero esponjoso.

 

Verter la mezcla resultante en un molde mediano o en moldecitos individuales de ponqué, a los que previamente has enmantequillado y enharinado. Llevar al horno a 350 °F (180 °C) por 40 minutos si es un molde mediano, o 25 minutos si son individuales, o hasta que le introducimos un cuchillo y este sale limpio.

Sacar la torta del horno y esperar 15 minutos para desmoldar. En cuanto se enfríe, espolvorear azúcar en polvo.

 

LEE ESTO TAMBIÉN: AROS DE CEBOLLA: ¡CRUJIENTES Y DELICIOSOS!

Ciudad Valencia / Últimas Noticias