No hay datos del porcentaje de pacientes que se someten a una cirugía de pene, pero lo que sí está claro es que cada vez más varones solicitan y demandan tener un pene más cuidado estéticamente. Existen muchos problemas que requieren una cirugía del pene, tanto a nivel de salud como estético. La cirugía del pene puede ser, por un lado, mandatoria y por otro estética.

 

En el caso de las mandatorias, es decir, cirugía porque se tengan enfermedades benignas, lo más habitual es la fimosis, que consiste en un estrechamiento de la piel del prepucio, que hace que no pueda bajar bien la piel, generando molestias al tener relaciones sexuales y provocando una falta de higiene debido a la dificultad de la salida de la orina a través del pene”. Esto, a largo plazo, “puede producir infecciones urinarias de repetición e, incluso, la aparición de un cáncer de pene.

 

Otra de las cirugías mandatorias serían aquellas que se realizan cuando aparece alguna lesión en el pene, que puede ser benigna, premaligna, o maligna e, incluso, el cáncer de pene, en el cual se pueden tener que hacer extirpaciones de pene parciales y conservadoras, o totales con amputación total del pene”.

 

CIRUGIA DE ALARGAMIENTO DE PENE

Por otro lado, estarían las cirugías electivas del pene en aquellas personas que quieren mejorar el aspecto estético del pene.

“Hoy en día se habla del rejuvenecimiento peneano, en términos de hacer desaparecer todas las lesiones dermatológicas que aparecen con el devenir de los años; o el conocido como alargamiento y/o engrosamiento del pene, que son cirugías que se buscan, intentando tener un mayor pene, asociándolo a mayor virilidad y a mayor satisfacción sexual”.

 

 No disponemos del porcentaje de pacientes que se someten a una cirugía de pene, pero lo que sí está claro es que cada vez son más los varones que solicitan y demandan tener un pene más cuidado estéticamente. Al igual que se cuidan las mamas, los glúteos u otras partes del cuerpo, cada vez se cuida más el pene

 

Reconstrucción de pene ¿por qué?

Las reconstrucciones de pene como consecuencia de una amputación por un cáncer “las hacemos habitualmente, son obligadas y mandatorias, e intentamos hacer que, del pene que existe, se consiga sacar la mayor cantidad de tallo posible”, En este sentido, se realizan liposucciones, abdominoplastias, escrotoplastias, etc. todo ello con el fin de “poder sacar mayor tallo de pene y que el paciente pueda, no solo tener relaciones sexuales, sino tener un tallo de pene para poder orinar de pie y poder hacer una vida normal”. Se pueden hacer, incluso, “faloplastias, es decir, hacer un neofalo tras una amputación”, señala.

 

Pero no sólo desde el punto de vista funcional se realizan este tipo de operaciones. “también se pueden hacer cirugía de pene de este tipo por una demanda más estética, por insatisfacción personal y por búsqueda de la perfección, asociándose un poco con una mayor virilidad y/o masculinidad, pudiéndose conseguir en determinados casos. Para ello existen distintas técnicas y la introducción e inyección de distintos materiales, aunque no están muy sustentados por la evidencia de todos estos tipos de intervenciones”.

 

¿En qué consiste la reconstrucción del pene?

La reconstrucción del pene consiste en que, “como consecuencia de una lesión o de un traumatismo, se ha amputado una parte pequeña del pene e intentamos darle un aspecto morfológico al pene”. En ocasiones, “se hace una amputación del glande, cogiendo para su reconstrucción un parche de piel externo a esa zona o de mucosa bucal se hace un medio glande con estas estructuras”.

 

Si ha habido un pene que queda enterrado, “porque ha quedado cortito en la grasa suprapúbica, podemos hacer una abdominoplastia, una liposucción o una escrotoplastia para que salga más tallo de pene y el paciente pueda, no solo tener más tallo y morfológicamente sentirse más íntegro y más pleno, sino que además pueda tener mejores relaciones sexuales y que pueda miccionar de pie”. Por otro lado, se pueden también añadir cosas como ácido hialurónico, siliconas u otras, ya que hay multitud de sustancias que se han utilizado para intentar incrementar, no sólo la longitud, sino el grosor del pene.

 

¿Qué técnicas existen?

“Existen multitud de técnicas, desde hacer una reconstrucción llevando injertos y colgajos de otras partes del organismo al pene para aportar más sustancia y poder hacer una reconstrucción morfológica de aspecto y de tamaño; a inyectar materiales exógenos y poner planchas de dermis porcina, de pericardio bovino, etc. con la búsqueda de incrementar el tamaño y el grosor del pene”.

 

“Se puede trabajar en el escroto, haciendo escrotoplastias, zetaplastias, para que el escroto se inserte en la parte más baja del pene y salga más tallo del pene. Por otro lado, se puede hacer una abdominoplastia, una liposucción, para que haya menos grasa en la zona del pubis y se vea más pene desde la parte dorsal. También se puede seccionar el ligamento pubopeneano para que el pene pueda salir más y no esté tan sujeto y tan adherido al pubis”.

 

Finalmente, “se pueden añadir materiales exógenos al pene para intentar que crezca tanto en longitud como en grosor. En este sentido, no hay un material o una sustancia que sea superior a las demás, puesto que no se han podido desarrollar ensayos clínicos y cada cirujano tiene su propia experiencia que le hace trabajar en un sentido o en otro”.

 

Qué hay que saber

Antes de someterse a una cirugía de este tipo, lo primero que tiene que saber un paciente es que, la mayoría de personas que viene demandando este tipo de intervenciones no lo requiere y tiene un pene dentro de la normalidad, salvo los casos en los que es necesario por problemas de salud.

 

En los casos en los que no es necesario, el consejo del experto es que se deberían realizar evaluaciones psicológicas para hacerles ver que no tienen un problema y que se van a meter en una cirugía, que siempre es un acto agresivo y que puede tener consecuencias, antes de someterse a este tipo de cirugías.

 

En segundo lugar, el paciente debería ir a un centro donde haya profesionales sólidos, competentes y sin ánimo mercantilista para que le den el mejor consejo posible. Y esto es así porque, como señala, en ocasiones el paciente puede entrar en un vía crucis grave como consecuencia de este tipo de intervenciones, ya que, en vez de salir con más pene, puede salir con menos y con déficits funcionales y estéticos del mismo (cicatrices, retracciones con falta de piel, etc.).

 

En tercer lugar, “debe saber el paciente es que, muchas veces, no se cumplen las expectativas y, por mucho que les expongamos lo que van a ganar, en ocasiones siguen demandando que esperaban más cuando, en realidad, han conseguido ganar lo que era esperable con el tipo de intervenciones que hacemos. Finalmente, a la mayoría de los pacientes se les puede ayudar a que se vea más el pene del que tiene, pero no hacerlo crecer realmente, de modo que las expectativas que una persona lleva cuando se somete a este tipo de intervenciones deberían ser muy realistas de cara a conseguir tener una satisfacción”.

 

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¿Relaciones sexuales?

Depende de la intervención. “Si se hace un neofalo no se pueden tener relaciones sexuales hasta que no pasan 6 meses porque habrá que implantar una prótesis peneana, pero si un paciente se opera de una circuncisión, puede recuperar su vida sexual mucho antes, en 3-4 semanas”, por ejemplo. De media, señala el especialista, “los pacientes que se someten a este tipo de intervenciones, en un mes la mayoría está haciendo su vida normal, practicando deporte, teniendo relaciones sexuales y miccionar sin ninguna complicación”.

 

 

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