Terminó la temporada para el aún vigente campeón de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, Magallanes, el cual en los próximos días será sustituido por su némesis el Caracas o el equipo de la eterna esperanza, La Guaira. Sin caer en profundos análisis que en nada van cambiar lo hecho, si hay detallitos que hay que ver más allá de lo evidente.

La temporada del Magallanes fue de 72 juegos, sumando eliminatoria y round robin y su record fue de 36 ganados e igual de perdidos, promedio aceptable en cualquier liga y en cierto modo un debut positivo para el novicio manager, Yadier Molina.

 

Los Navegantes, pese a los avatares que sufrieron durante la campaña, una parte sancionado y otra sin sanciones, pero que al final no se distinguió una de la otra, lograron mantenerse con chance y en los titulares hasta la jornada final del round robin, solo cuando jugaban ese día el séptimo inning ante Lara, fueron eliminados al anunciarse el triunfo de los Tiburones.

Para sus fanáticos, aparte del vendaval de emociones que llevaban por momento a la euforia y en otras a la angustia, también les sirvió para entender que una cosa es una promesa y otra la realidad. Tal es el caso de montarse en la campaña de que los grandesligas Altuve y Arráez no jugaban por culpa de la sanción. Al caerse la sanción, también se cayó la mentira, no solo no jugaron, sino que se desparecieron del estadio.

 

Luego en vez de dedicarse apoyar al equipo, sin ningún tipo de coherencia, comenzaron otra campaña, la cual era traer a un botado de otra liga. En que mentalidad cabe, que alguien que dejan por bajo rendimiento, va a servir para aumentar el tuyo. Ese fue el caso de Cade Gotta, el cual hizo perder un tiempo significativo en el lineup del el round robin.

Lo mismo pasó con el jovencito Moisés Gómez, quien pese a conectar casi 40 jonrones en las Ligas Menores, su equipo no lo subió en septiembre a las Mayores, por algo sería. Aquí los fanáticos se montaron en otra campaña para traerlo de Puerto Rico, incluso algunos lo llamaron “el mesías”, bueno al final muchacho jugó cuando quiso y cuando lo hizo no hubo profecía cumplida.

 

Pese a todos estos pelones, aunque usted no lo crea, ya estos fanáticos andan montado en la escogencia del nuevo manager y pensar que aún no logran entender porque Wilfredo Romero, el flamante ganador de dos premios “manager del año”, no logra repetir con el mismo equipo. Debe ser que nadie se  cala dos veces estar orando en las prácticas y en los juegos. Además que todos no profesan la misma religión del estratega en cuestión, tal es así que Magallanes tiene hasta su capellán católico.

Otro detalle fue en las tribunas. A pesar de ser considerada la divisa con más seguidores en el País, los magallaneros nunca logaron llenar el estadio de Valencia, el máximo fue del 60% en el último juego ante Caracas (10 mil de una capacidad de 16 mil). Su promedio a duras penas llegó al 30%. Como dice un dicho: “no basta serlo, hay que parecerlo”.

 

 

TBT… El 26 de enero 1985, Tiburones ganó el campeonato ante Tigres como homeclub en Maracay. Esto debido a que no se pudo jugar el partido en Caracas, por la llegada del Papa Juan Pablo II. La Guaira fue campeón en casa prestada!

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