«¿Quién es el mejor, la mejor?» por Ramón Toro

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¿Quién es el mejor, la mejor?… Es prácticamente imposible para el ser humano vivir sin comparar, es uno de los hábitos más comunes presentes en nuestra dinámica existencial. Comparamos todo, los empleos, los deportes, las épocas, las familias, las parejas, las amistades, los triunfos y fracasos, a los hijos, sus conductas y desempeños, las religiones, carreras profesionales, la música y todo aquello que nos envuelve día tras día.

Es una tendencia de la mente esa de evaluarlo todo, bien sea para aprobar o condenar, en la cual entra, jugando un papel protagónico, el ego, así no nos demos cuenta de ello. Es tan fuerte la tendencia a la comparación que puede pasar a ser una aberración al punto de convertirse en un factor de irrespeto, desconsideración, descalificación y hasta de desmotivación entre los seres involucrados.

Ahora bien, si llevamos lo antes dicho a la música, pues, es una de las cosas que más deleita a los melómanos, establecer esa especie de mano a mano teórico entre dos o más músicos de preferencia. Bien sean dos guitarristas del Rock, dos bateristas, vocalistas o bandas, lo mismo se da en el Jazz, en la Salsa, entre orquestas, o en el caso de la música Clásica qué compositor se considerada el mejor en la historia.

En cuanto a esto último, lo clásico, son muchas las personas que han mostrado su inclinación por considerar a Ludwig Van Beethoven como el compositor más resaltante de la historia de esta música, no obstante, otros se inclinan por Wolfgang Amadeus Mozart y otros expresan su preferencia por Johann Sebastian Bach, una situación no unánime que deja abierto al criterio y gusto de cada quien cuál sería el mejor según su criterio.

En lo concerniente al Jazz, históricamente ha habido innumerables debates comparativos y algunas decisiones casi unánimes. Tal es el caso del clarinetista Benny Goodman, sin duda el mejor de la historia, sin quitarles méritos a sus colegas de época. Para la inmensa mayoría el mejor saxofonista de la historia es Charlie “The Bird” Parker, y como cantante de este género la competencia es más reñida, porque figuran Frank Sinatra, Bing Crosby y, con un estilo único, Louis Armstrong, quien a su vez figura como uno de los mejores trompetistas del género junto a Harry James, Miles Davis y Dizzy Gillespie.

 

Ni hablar de los pianistas, son muchos los prodigios de este instrumento, entre ellos Duke Ellington, Thelonious Monk, Oscar Peterson, Teddy Wilson y, para algunos todo un genio, Art Tatum. En las voces femeninas tenemos a Billie Holiday y Ella Fitzgerald, compararlas es cometer un pecado. En estos niveles de excelencia tan elevados se cae en el irrespeto al comparar a dos figuras con sus marcados estilos, lo cual siempre deja a alguien en desventaja, pasando por alto, quien compara, la individualidad y el estilo personal desarrollado por cada artista de acuerdo a su formación y peculiar manera de manejar las técnicas de su instrumento incluyendo la voz.

La Salsa, así como otros tipos de música, no escapa a esta casi enfermiza manía de comparar, escucho con frecuencia en tertulias, programas de radio, en discusiones o comentarios comunes afirmar que si El Gran Combo de Puerto Rico es mejor que La Sonora Ponceña o viceversa; que quién será mejor pianista, Ricardo Ray o Papo Lucca; si ha habido un timbalero mejor que Tito Puente; que si la orquesta Billo’s es mejor que Los Melódicos, en fin, la lista es bastante extensa, porque aplica para todos los instrumentos, orquestas, cantantes, compositores, arreglistas, directores y pare usted de contar.

Hay casos en los cuales no cabe la discusión y el criterio es unánime por las características palpables que no dejan lugar a dudas, por ejemplo, ¿quién puede discutir que Celia Cruz fue la cantante tropical y de Salsa de mayor jerarquía?, lo mismo aplica para el “Rey del Timbal”, Tito Puente; para Benny Moré, para un Oscar D’ León aquí en Venezuela; para el trombonista estadounidense Barry Rogers, entre otros casos.

En lo personal, cuando la situación comparativa no es unánime, me inclino por dejarlo al gusto o preferencia de cada quien, porque es aquí donde entra el factor ego, uno tiende a considerar algo como lo mejor por el hecho de que a uno le gusta mucho, es por ello que agrego la expresión, “para mí”, fulano o mengano es mejor por “equis razones” que deben argumentarse y no por el mero fanatismo.

 

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El absurdo se hace presente cuando se dan acaloradas discusiones ubicando a unos por encima de otros sólo por las preferencias particulares, pasando por alto lo obvio, cada artista, cada músico tiene su propio y único estilo de ejecutar su instrumento o de cantar, y si todos lo hacen con maestría se cae en una lucha y discusión estéril.

Quienes no han alcanzado un nivel óptimo no necesitan estar incluidos en diatribas, ya que se torna evidente su falta de madurez artística. Así que, a comparar menos y disfrutar más de la diversidad y el virtuosismo que nos ofrecen los baluartes de la música en su vasta variedad.

 

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Ramón Emilio Toro Martínez (Caracas-Venezuela, 1966) es licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, de la Universidad de Carabobo (UC) en 1993. Es también Productor Nacional Independiente y locutor con experiencia en el desarrollo de programas radiales sobre música afrocaribeña en la ciudad de Valencia, estado Carabobo: Ciento por ciento Natural, por Lago 91.5 FM; Letras y Notas, por Salsera 96.3 FM, y Óyelo que te conviene, por RNV Región Central 90.5 FM. Es autor del libro «Letras y Notas sobre la Música del Caribe» (2020), presentado en la FILVEN Caracas 2020 (Casona Cultural Aquiles Nazoa) como el único proyecto editorial independiente de ese año. 

 

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